INTERNACIONAL
Pandemia de coronavirus

Nueva Zelanda, antes un éxito mundial, reconoce que fracasó ante el Covid-19

La primera ministra Jacinda Ardern anunció que dejarán atrás la estrategia de "eliminación" del virus, para avanzar hacia más reaperturas. Dudas por cómo este cambio afectará su alta popularidad y apoyo.

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern. | AFP

Tras 18 meses de una estrategia de eliminación del Covid-19, Nueva Zelanda anunció el fin del plan de “eliminación total” del coronavirus, para dar paso a un nuevo modelo que se basará en las tasas de vacunación para relajar las restricciones del confinamiento. Esto generó preocupación en la población y críticas de expertos por avanzar hacia medidas menos estrictas con un plan de vacunación que avanza con lentitud y con la incertidumbre por la variante Delta.

La primera ministra, Jacinda Ardern, quien cosechó una gran popularidad y apoyo de la población por su manejo de la pandemia, aseguró que la estrategia de eliminación del virus “era importante porque no teníamos vacunas”, pero que es momento de cambiar las medidas.

“Ahora las tenemos, así que podemos empezar a cambiar la manera de hacer las cosas. Tenemos más opciones y tenemos buenos motivos para sentirnos optimistas de cara al futuro, pero no podemos precipitarnos", sostuvo en una conferencia de prensa días atrás.

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"Las vacunas significan que en el futuro podremos hacer las cosas de manera diferente, pero incluso entonces, nuestra estrategia permanece: mientras los casos continúen, queremos controlar el virus, acabar con los casos y prevenir ingresos hospitalarios. Con las vacunas tenemos más opciones", manifestó la funcionaria.

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Nueva Zelanda es el país mejor preparado para enfrentar una catástrofe global 

Es la primera ocasión en lo que va de la pandemia que el gobierno de Nueva Zelanda reconoce públicamente que dejará de lado el posicionamiento que le valió ubicarse como el país más exitoso en la lucha contra la pandemia, con alrededor de 4.352 contagios y 27 muertes. 

No obstante, las autoridades no consiguen controlar el brote que afecta a la ciudad de Auckland desde agosto, el peor desde el inicio de la pandemia con 1.314 contagios pese al estricto confinamiento que rige desde hace siete semanas en la ciudad.

A casi dos meses de un brote por la variante Delta, Ardern anunció que las restricciones en la ciudad se irán relajando por etapas, con la autorización para que grupos de hasta 10 personas de un máximo de dos hogares distintos puedan reunirse al aire libre, y la reapertura de las escuelas infantiles. 

Los confinamientos estrictos, dijo, podrán terminar cuando el 90 por ciento de la población tenga el esquema completo de vacunación, una cifra todavía lejana: hasta el momento, un 46 por ciento de los mayores de 12 años ha recibido las dos dosis y el 76 por ciento tiene al menos una.

Pese a las nuevas aperturas y el cambio de lineamiento, Ardern consideró que “sigue siendo necesario contener y controlar el virus todo lo posible" para garantizar la salud pública.

Jacinda Ardern, la líder más eficaz en la lucha contra el coronavirus 

El desafio que enfrenta Jacinda Ardern

Para analistas políticos y consultores del Gobierno, este cambio implica un gran desafío para la figura de Jacinda Ardern y la aceptación por parte de los ciudadanos de Nueva Zelanda, según consignó The Guardian.

Con una campaña de eliminación muy convincente y resultados concretos, la labor de la primera ministra obtuvo un gran apoyo, con encuestas que superaron el 80% del visto bueno durante la mayor parte de la pandemia.

Ben Thomas, consultor de comunicaciones y ex miembro del personal del gobierno nacional, señaló: “Parte del problema de la primera ministra es que hizo un buen trabajo al unir a los neozelandeses a esta causa, al convencerlos, correctamente, de que la eliminación era un objetivo alcanzable y de inculcar un miedo real al virus. Es algo muy difícil de superar”. 

Clint Smith, un ex estratega de comunicaciones de Ardern, consideró que con este cambio “habrá restricciones continuas, más casos, más muertes, y eso es algo que Nueva Zelanda realmente no ha visto todavía”.

La estrategia de eliminación, dijo el especialista en comunicación política, “era algo de lo que los neozelandeses podían estar orgullosos, nos unió y se convirtió en un objetivo común".

Ahora, destacó, el desafío será que el gobierno deberá encontrar un nuevo objetivo en común, que probablemente serán las tasas de vacunación, que por el momento no avanza a gran velocidad. “Ese es el gran desafío que enfrentan Jacinda y su equipo ahora ", agregó.

ag / ds