Los gobiernos de Israel y los Emiratos Árabes firmaron un histórico acuerdo que les permitirá establecer relaciones diplomáticas. ¿Qué consecuencias traerá para la región?
Aunque el acontecimiento es sorpresivo, cuando se lo mira en perspectiva, es razonable. En general, los Emiratos Árabes Unidos han perseguido una política exterior cada vez más autónoma, por lo menos en el último lustro. Ello se percibe, por ejemplo, en la postura adoptada en relación al conflicto en Yemen, donde los intereses de Riad y Abu Dhabi chocaron en más de una ocasión; también en la temprana reapertura de la embajada emiratí en Damasco, medida aun resistida por Arabia Saudita. El diálogo tenue pero constante con Teherán es otro punto que desenmarca a los Emiratos Árabes de la política tradicional del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). En esta ocasión, el acuerdo con Israel ha colocado al país en una postura discordante con otro organismo regional: la Liga Árabe, entidad que, al lo menos desde lo discursivo, está fuertemente comprometida con la causa palestina. Resta saber qué postura adoptará Arabia Saudita frente a esta medida, aunque la relación personal que existe entre el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman, y el heredero del emirato de Abu Dhabi, Mohammad bin Zayed, permitirá, como lo ha hecho en otras oportunidades, zanjar las rispideces entre ambos Estados.
Los gobiernos de Israel y los Emiratos Árabes firmaron un histórico acuerdo que les permitirá establecer relaciones diplomáticas. ¿Qué consecuencias traerá para la región?
Donde algunos ven crisis, otros ven oportunidades. Para los palestinos, ha sido un golpe duro, aunque el acuerdo conlleve la suspensión temporal de la anexión que Israel tenía planeada en el valle del Jordán. La bandera de la “causa palestina” goza de un simbolismo de enorme trascendencia para el mundo. Ha representado por más de setenta años la lucha de un pueblo desplazado contra un rival con quien existe una infranqueable asimetría en materia económica y militar.
Histórico acuerdo de paz entre Israel y Emiratos Árabes
El aparente desprecio por parte de los Emiratos Árabes da espacios a otros Estados para cuestionar esta postura. Turquía, por ejemplo, ha anunciado que retiraría su embajador de Abu Dhabi si el acuerdo se concreta. Esto podría reafirmar la preponderancia regional de Recep Tayyip Erdogan, al menos desde lo discursivo, en un intento por liderar la crítica hacia Emiratos Árabes. Bahrein y Omán, por su parte, se mostraron positivos; sin mencionar a los palestinos, felicitaron a los Emiratos Árabes por la iniciativa. Entienden que esta acción abre la puerta a futuros acuerdos e imaginan que podrían seguir sus pasos, beneficiándose del intercambio comercial, turístico y tecnológico que podría surgir con Israel, uno de los actores con la economía más dinámica de la región.
Hoy parece ser la postura realista, pragmática, la que llave que abre todas las puertas para una mejor comprensión de la región
“Estas son mis convicciones, si no le gustan, tengo otras”. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se anota una victoria política trascendente con este acuerdo, que le permitirá atravesar con más calma las rivalidades en el interior de coalición de gobierno y la mediatización de sus causas judiciales. En junio, le hizo un guiño a los conservadores, anunciándoles que avanzaría sobre las anexiones del valle del Jordán, originalmente prometido a los palestinos, en un futuro próximo. Ahora, es momento de contentar al ala un poco más moderada, demostrándole que Israel puede lograr avances en la pacificación regional por muy bajo precio, sin incluir a los palestinos directamente en la discusión.
La clave es el pragmatismo. Quien quiera entender la región del Medio Oriente hoy, en clave meramente ideológica, incluyendo bajo ese parámetro a la rivalidad religiosa sunita-chiíta, se queda corto. Hoy parece ser la postura realista, pragmática, la que llave que abre todas las puertas para una mejor comprensión de la región. Solo de esa manera se pueden explicar las posiciones de Emiratos Árabes e Israel, los dos principales involucrados. La reacción palestina, en tanto se quede en una mera declaración de “traición”, perderá todavía más fuerza.
*Docente, investigador y coordinador del Núcleo de Estudios de Medio Oriente en la Universidad Austral