Nadie lo quiere, y no es un secreto. Viktor Orbán, el actual primer ministro de Hungría, es uno de esos políticos conservadores y de pocos amigos que no teme quedar en offside. Medidas como la prohibición del matrimonio gay y el aborto, más la censura de la libertad de prensa, a través de la creación de un órgano oficial que vela por las buenas prácticas, son características de su flamante gobierno.
Orbán tiene 52 años, es abogado y actual líder del partido Fidesz-Unión Cívica Húngara. Ya había sido primer ministro de Hungría entre 1998 y 2002.
Sus dichos, frente a la reciente ola de búsqueda de soluciones respecto del tema de los refugiados, no sorprenden. “Si dejamos venir a todos, será el fin de Europa”, afirmó ayer en una radio local. Además, criticó la reacción de Alemania en relación con la crisis migratoria y afirmó que no es un problema europeo sino alemán.
El político húngaro es considerado como un líder con concepciones autoritarias de gobierno.