El gobierno peruano encabezado por Federico Sagasti, a quien el parlamento dio un voto de confianza en la noche del jueves, enfrentaba ayer su primer gran crisis con una serie de piquetes en las principales carreteras del país por demandas laborales, durante los cuales la policía mató a un manifestante.
Sagasti advirtió que el Perú vive “el momento más crítico en un siglo, luego de la crisis política con tres presidentes en una semana, la recesión y una devastadora pandemia que ha dejado más de 36.000 muertes.
Desde el lunes, trabajadores agrícolas realizan un paro nacional, con piquetes en distintas zonas del país, para mejora de sus condiciones laborales, así como la derogación de la Ley de Promoción Agraria, a la que acusan de consagran la explotación laboral en el campo.
Ayer se sumaron a los piquetes trabajadores de una fundición de minerales que interrumpieron el tránsito en la Carretera Central en La Oroya, un pueblo minero situado 175 kilómetros al este de Lima y a 3.750 metros sobre el nivel del mar.
Los obreros prendieron fuego a neumáticos y colocaron rocas sobre la ruta, que conecta a Lima con la región serrana central del país.
Se trata de trabajadores del Complejo Metalúrgico Doe Run Perú, que está en vías de liquidación, lo que dejaría unos 2.500 desempleados en La Oroya. Los obreros piden que el gobierno les traspase la empresa a ellos para retomar la producción y salvar sus empleos.
Este piquete se sumó a los que desde hace cinco días se producen en la carretera Panamericana, que cruza el país de norte a sur, en las regiones agrícolas de La Libertad e Ica, por parte de trabajadores de empresas agroexporotadoras, que exigen mejoras salariales y otras demandas.
Un trabajador rural de 20 años murió el jueves al recibir un disparo en Virú, La Libertad, 490 kilómetros al norte de Lima, mientras la policía trataba de despejar la Panamericana, en el primer conflicto laboral bajo el nuevo gobierno de Sagasti.
“Lamentablemente tenemos un fallecido. Le dispararon en la cabeza”, dijo el sindicalista Walter Campos, uno de los organizadores de la protesta.
La policía peruana ha sido blanco de críticas por la muerte de dos manifestantes en las protestas desatadas en Lima luego de que el Congreso destituyera al popular presidente Martín Vizcarra, el 9 de noviembre.
“Investigaremos lo que sucedió en Virú”, declaró Sagasti, quien asumió el poder hace 16 días en medio de una crisis política, luego de la renuncia del sucesor de Vizcarra, Manuel Merino, por las protestas populares.
“Estamos en el momento más crítico en los últimos 100 años. Hay que responder a una amplia gama de demandas legítimas con recursos limitados”, recalcó el presidente Sagasti al trazar una suerte del panorama social del país que recibió.
“Desgraciadamente es posible que haya excesos” en las protestas, advirtió Sagasti, para luego señalar que “no descartemos que haya personas que están creando una situación de zozobra con actos de sabotaje a la política del gobierno”.