Con 150 trabajadores y muchísimos sueños, nació en 1930 en la ciudad italiana de Turín la empresa de carrocería Pininfarina. Fundada por Battista Farina, la compañía quería diseñar prototipos personalizados, destinados a pequeñas producciones de grandes marcas como Ferrari y Fiat.
Con los años, Battista -alias “Pinin”- logró que la marca fuera adquiriendo reconocimiento internacional a medida que sus innovadores diseños se iban instalando en un mercado cada vez más competitivo.
La estirpe de los Pininfarina -nombre modificado con autorización del presidente de Italia en 1961- prosiguió con la incorporación en la empresa de Sergio, hijo del fundador, en 1961, y posteriormente de Andrea, su nieto, que tomó el mando en 2001 y quien ayer murió en un trágico accidente automovilístico en una localidad cercana a Turín.
La muerte del empresario de 51 años conmovió al sector industrial italiano. Tras la noticia del accidente, la compañía emitió un comunicado en el que Sergio Pininfarina se refirió “a la inmensa tragedia que vive su familia”. En la misma gacetilla se anunció que Paolo, hijo de Andrea, será desde ahora el titular de la firma.
Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari y amigo íntimo de Andrea, escribió: "Pierdo a un gran amigo, una persona de grandes cualidades humanas y profesionales, y desaparece un empresario de gran valor".
El nombre Pininfarina estuvo siempre vinculado a las mejores marcas mundiales de autos. El primer auto revolucionario diseñado por la compañía fue el Fiat 518 Ardita, un deportivo de cuatro plazas y dos puertas.
Sin embargo, la gran explosión se produjo a partir de 1952, cuando Enzo Ferrari, fundador de la mítica marca italiana, se reunió con Battista e iniciaron una fructífera colaboración. Pronto apareció el Ferrari 250GT.
Aparte de Ferrari y Fiat, Pininfarina colaboró con Lancia, Maserati, Alfa Romeo, Paugeot, GM, Mitsubishi y Volvo.