Los presidentes de Estados Unidos y Corea del Norte, Donald Trump y Kim Jong-un hicieron historia ayer al protagonizar una cumbre en Singapur para limar asperezas y entablar una relación cordial tras varios años de enfrentamientos verbales, en los que ninguno de los dos escatimó descalificaciones hacia el otro.
Ayer, degustaron una surtida variedad de especialidades occidentales y coreanas durante el almuerzo de trabajo que compartieron como parte de su histórica cumbre.
De entradas, los mandatarios pudieron elegir entre cóctel de camarones con paltas, una ensalada típica malaya con mangos verdes, lima y pulpo o el "oiseon", un pepino relleno con carne muy popular en la comida coreana, según informó la cadena CNN.
Como platos principales hubo costillas de ternera confitadas, cerdo con salsa agridulce y arroz frito Yangzhou o "daegu jorim", un plato coreano de bacalao cocido a fuego lento y brotes de soja. Finalmente, las opciones de poste fueron tartaleta de chocolate negro, helado de vainilla, o tarta "tropézienne".
Los comensales se sentaron en una larga mesa blanca, adornada con flores verdes y blancas. Los representantes de las delegaciones de ambos países se ubicaron sobre los lados opuestos de la mesa, quedando enfrentados.
