Vladimir Putin inició su contraataque contra Occidente. Tras la expulsión de más de un centenar de diplomáticos rusos de Estados Unidos, Europa y Oceanía, el Kremlin anunció ayer que tomará la misma medida con 150 funcionarios de esos países. Además, cerrará hoy el consulado estadounidense en San Petersburgo. La crisis diplomática, inédita desde el fin de la Guerra Fría, estalló tras el envenenamiento en el Reino Unido del ex espía ruso Serguéi Skripal.
Los embajadores de 23 países, entre ellos Alemania, Francia, España, Australia, Canadá y Ucrania, fueron convocados a la Cancillería, donde les entregaron “notas de protesta” por las “medidas inamistosas” adoptadas contra Rusia. El gobierno de Putin, que había expulsado el jueves a sesenta diplomáticos norteamericanos y la semana pasada a 23 británicos, replicó su decisión con un funcionario de Suecia y Rumania; dos de España, Italia y Holanda; tres de la República Checa y Lituania; y cuatro de Alemania, Canadá y Francia.
Pero Moscú adelantó que esas no serían las únicas medidas que adoptará en su enfrentamiento diplomático con Occidente. Según el canciller Serguéi Lavrov, habría más represalias en caso de nuevos “pasos hostiles” contra el Kremlin. “Nosotros no fuimos los que empezamos esto. Rusia sigue abierta al diálogo con todos sus socios, pero no aceptamos el lenguaje de ultimátum, la grosería política, la abierta rusofobia y el chantaje.”, advirtió Leonid Slutski, jefe del Comité de Exteriores de la Duma.
Putin, reelecto hace dos semanas con el 76% de los votos, tiene a su disposición una batería de políticas que podrían desestabilizar la escena internacional e infligir un considerable daño a Occidente. Rusia ostenta una considerable cuota de poder en Siria, donde combate codo a codo con las tropas del dictador Bashar al-Assad, aspira a jugar un rol crucial en la detente diplomática con Corea del Norte y también busca capitalizar la vidriera internacional que supondrá el próximo Mundial de Fútbol, donde el presidente ruso tendrá una tribuna para exhibir su gestión y cuestionar a sus detractores.
Steven Pifer, investigador de Brookings Institution, cree, sin embargo, que Putin no optará por una escalada aún mayor. “Creo que Rusia parará con la expulsión de los sesenta diplomáticos norteamericanos y el cierre del consulado en San Petersburgo. El Kremlin quiere reservarse otras medidas de retaliación en caso de que Washington escale el conflicto”, explicó a PERFIL.
Moscú se siente arrinconado y esa impresión lo empujaría a reforzar sus represalias. “Los numerosos adversarios de Rusia quieren cerrar el país en un gueto geopolítico y aislarlo lo más posible del resto del mundo”, escribió esta semana el ex canciller Igor Ivanov en The Moscow Times.
Plazo. Los diplomáticos norteamericanos deberán dejar el país el 5 de abril, según anunció Lavrov. Unos días antes de que el gobierno de Putin anunciara su retaliación, la embajada rusa en Washington había publicado en su cuenta de Twitter una encuesta sobre qué consulado estadounidense debería cerrar, en la que votaron más de 57 mil usuarios y la opción más elegida fue San Petersburgo, con el 47% de los sufragios.
Según anunció ayer Washington, Rusia podrá presentar solicitudes de acreditación de nuevos diplomáticos para sustituir a los funcionarios expulsados. Mientras la escalada diplomática parece no atenuarse, el Kremlin evalúa qué próximas cartas jugará en su pulseada con Occidente.