El día en que las fuerzas del Bloque ejecutaron a Pablo Escobar Gaviria sobre un tejado de Medellín, una tarde sofocante de 1993, su heredero Juan Pablo juró venganza: "Voy a matar a todos esos hijos de puta".
Pero el hijo del narcotraficante más buscado del mundo no mató a nadie. Se cambió el apellido, se mudó a la Argentina hace veinte años y hace tres protagonizó un documental en el que pidió perdón a las víctimas de su padre. "Aprendí a ser crítico de él sin perder el respeto por su historia", explica ahora en su oficina en Buenos Aires, donde recibió a Diario PERFIL para hablar sobre su último y polémico proyecto: lanzó una línea de ropa con la cara de Escobar.
La fábrica de la marca Escobar Henao está en Medellín y ya puso a la venta diez mil remeras y tres mil jeans, que –a un precio de 65 a 95 dólares y 140 dólares respectivamente– prometen una facturación de más de un millón de dólares. En los estampados de las prendas se ven documentos originales del capo narco, como su cédula de identidad, su licencia de conducir o su tarjeta de crédito.
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