“Você tem idea que é sentir o rugido de leão cerca? León, león… grrr, grrr”, aclara, por la dudas. Y la verdad que no, que ni idea, le decimos. “Ahhh, tú no sabe viejo, no sabe… nada como eso en la vida, viejo”, cuenta en portuñol Fernando Quevedo, reconocido fotógrafo de O’Globo e intrépido perseguidor de leones en la sabana africana.
Aquí no son leones sino tigres, y de los buenos, los que nos han prometido ver. No en vano se cruzan dos océanos para llegar al otro lado del mundo: además el impacto cultural expresado en miradas, colores, sonidos, comidas y creencias religiosas, esta tierra posee uno de los tesoros naturales del sur indio for export: el Kabini National Park. “Bengal tigers, asian tigers”, explica Suri, nuestro guía y chofer, y abre la boca intentando intimidarnos como la fiera. Será, sin dudas, una jornada para temer.
Progreso. Ubicado a 80 km de Mysore, ciudad de la seda india y vieja capital histórica del sur, su nombre ha cambiado, o reencarnado, como bien ocurre con los dioses hindúes
aquí: Primero Parque Nacional Nagarahole, más tarde “Parque Nacional Rajiv Gandhi” y, hoy, simplemente Kabini, conocido en la tradición local como “el río de la vida” por la cuenca y su embalse cercanos, llamados también Kabini.