INTERNACIONAL
Afganistán

Sigue sin pausa la ofensiva talibán

Ayer capturaron la única gran ciudad del norte que aún no controlaban. El presidente afgano creó una comisión para negociar con los insurgentes, mientras los occidentales evacúan Kabul.

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Ghani. El presidente afgano anunció una nueva movilización de las fuerzas de seguridad para enfrentar el avance de los rebeldes fundamentalistas, con los que busca dialogar. | afp

El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, garantizó ayer que el combate contra los talibanes continúa, mientras los insurgentes siguen conquistando ciudades importantes y acercándose a la capital, Kabul, donde los habitantes no ocultan su angustia ante el futuro.

“La removilización de nuestras fuerzas de seguridad y defensa es nuestra prioridad y se han tomado serias medidas al respecto”, declaró Ghani en un discurso a la nación grabado previamente. 

El dirigente no aludió a una posible dimisión, reclamada por algunos sectores, pero precisó que había iniciado “consultas” dentro del gobierno, con líderes políticos y socios internacionales para encontrar “una solución política que aporte paz y estabilidad al pueblo afgano. Esas consultas avanzan rápidamente”, dijo.

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Horas después, el gobierno dijo que va a formar una delegación que “estará lista para negociar”.

Paralelamente, el gobierno de Catar, emirato que ha sido sede de las infructuosas negociaciones entre talibanes y autoridades afganas desde hace meses, pidió a los insurgentes ayer un cese de hostilidades.

El ministro de Relaciones Exteriores catarí instó a los talibanes a “reducir la escalada y adoptar un alto el fuego, lo que contribuiría a acelerar los esfuerzos para alcanzar un acuerdo político integral que garantice un futuro próspero al gobierno y al pueblo de Afganistán”.

A 50 kilómetros de Kabul. La situación militar es crítica para el gobierno afgano. En poco más de una semana, los talibanes tomaron el control de casi todo el norte, oeste y sur de Afganistán y llegaron a las puertas de Kabul.

Los insurgentes están a solo 50 kilómetros de la capital y no dan señales de frenar la ofensiva. Ayer  sábado, tomaron la provincia de Kunar en el este, y se apoderaron de Mazar-i-Sharif, la única gran ciudad del norte que aún no controlaban, “sin encontrar realmente resistencia” a su paso, informaron residentes. “Están desfilando con sus vehículos y motocicletas, disparando al aire para celebrar”, dijo Atiqullah Ghayor, residente de la ciudad, quien explicó que las fuerzas afganas se habían retirado de la localidad.

Las fuerzas rebeldes en breve estarían en condiciones de atacar la capital por el norte, sur y este. 

Además de Kabul, Jalalabad, Gardez y Khost  figuran entre las metrópolis importantes que continúan bajo control del gobierno.

Para los pobladores de la capital y decenas de miles que buscaron refugio en la ciudad, el ambiente era de confusión y temor por lo que vendrá. “Lloro día y noche cuando veo a los talibanes obligando a las jóvenes a casarse con sus combatientes”, cuenta Muzhda, de 35 años, una mujer soltera que llegó a Kabul con sus dos hermanas tras dejar la provincia de Parwan.

Dejarse barba por precaución. Las calles de Kabul estaban animadas ayer, pero también se podían observar largas filas a las puertas de los bancos. Incluso, algunos hombres revelaron que habían empezado a dejarse barba, como prevención ante la inminente llegada de los talibanes a la ciudad.

Cuando dirigieron el país, entre 1996 y 2001, antes de caer derrocados por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos, los talibanes impusieron su versión ultrarrigurosa de la ley islámica. 

A las mujeres se les prohibió salir sin un acompañante masculino y trabajar, y a las niñas ir a la escuela. Además, las acusadas de delitos como el adulterio eran azotadas y apedreadas.

“Es espantoso y desgarrador ver informes sobre cómo los derechos ganados con tanto esfuerzo por las niñas y las mujeres están siendo arrebatados”, declaró el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

En las últimas horas, helicópteros iban y venían entre el aeropuerto de Kabul y la zona de la embajada estadounidense en la Zona Verde, lo que recordó la evacuación norteamericana de Saigón hace 46 años, que marcó el fin de la guerra de Vietnam.

EE.UU. Un nuevo grupo de militares de Estados Unidos llegó ayer a Kabul para garantizar la evacuación de los empleados de su embajada y de los civiles afganos que trabajaban para las fuerzas estadounidenses, en medio del fuerte avance de los talibanes, informó el Pentágono. 

Después de que un contingente inicial aterrizara en la capital afgana el viernes, la operación estadounidense parecía acelerarse, a medida que los insurgentes se acercaban a Kabul. 

Bill Urban, vocero del Comando Central de Estados Unidos, dijo que los soldados “continúan” llegando, pero no especificó cuántos estaban en el terreno hasta ahora, ni si habían comenzado las evacuaciones.  

El portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo que Estados Unidos tendría capacidad para trasladar a “miles de personas al día” tras desplegar 3 mil efectivos en Kabul antes de que terminara el fin de semana. Hasta esta semana, casi 4.200 personas seguían trabajando en la embajada estadounidense en Kabul.

Además, miles de afganos que trabajaron para Estados Unidos durante su ocupación de veinte años en el país devastado por la guerra, como intérpretes o conductores, y sus familias, intentan marcharse lo antes posible, por temor a las represalias de los talibanes. Muchos de ellos solicitarán visados especiales de inmigrante (SIV) para permanecer en Estados Unidos. 

El Pentágono calcula que tendrá que evacuar a unas 30 mil personas antes de completar su retirada de Afganistán para el 31 de agosto, fecha límite fijada por el presidente Joe Biden.