INTERNACIONAL
el exautócrata está refugiado en moscú

Siria le reclama a Rusia la fortuna de Bashar al Assad

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Sonrisas. Putin recibió a Ahmed al Sharaa. Al Assad es un protegido del Kremlin. | cedoc

La caída del régimen de Bashar al Assad en diciembre de 2024, tras la ofensiva de una coalición islámica rebelde, marcó un giro notable en la geopolítica de Oriente Medio. El hombre que gobernó Siria por más de dos décadas, y que sobrevivió gracias al crucial apoyo militar y político de Rusia, se refugió en Moscú bajo la protección de Vladimir Putin, su aliado más férreo.

Sin embargo, el nuevo gobierno de transición sirio, encabezado por el versátil líder islámico Ahmed al Sharaa, ha puesto a prueba la relación bilateral con el Kremlin, exigiendo la extradición del derrocado autócrata y la recuperación de la enorme fortuna que se llevó.

Tras asumir el poder, las nuevas autoridades sirias manifestaron su intención de llevar a juicio a todos aquellos que cometieron “crímenes de guerra” bajo el antiguo régimen. El principal objetivo de esta cruzada judicial es el propio Bashar al Assad.

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Esta semana, el presidente interino Al Sharaa viajó a Moscú para su primera reunión con Putin, un encuentro diplomático de alta tensión que buscó reestructurar las relaciones bilaterales.

Durante el diálogo, que en gran medida se realizó a puertas cerradas, se filtró el reclamo central: la entrega de Al Assad y, particularmente, de su fortuna para utilizarla en la recuperación del país. A cambio, Al Sharaa le ofrece mantener las bases militares que el Kremlin tiene en Siria.

Rusia cuenta con dos importantes activos militares en Siria, la base naval de Tartus y la base aérea de Hmeimim, en la costa mediterránea. Fueron fundamentales para Moscú durante su intervención en la guerra civil siria, donde combatió a los rivales de Al Assad, entre ellos al propio Al Sharaa.

El pedido pone a Moscú en una encrucijada: mantener la política de distensión con el nuevo régimen que controla Damasco y conservar sus bases, o proteger a un aliado de largo tiempo que ahora es un paria internacional.

Por el momento, la respuesta del Kremlin ha sido diplomática en público, manteniendo la ambigüedad. Mientras Putin ofrece “amistad” al nuevo líder sirio, su gobierno ha asegurado que Al Assad goza de libertad de movimiento en Rusia.

La fortuna perdida. En forma paralela al reclamo de extradición, existe una intensa cacería global para localizar y recuperar la vasta riqueza que el clan Al Assad habría amasado durante más de cincuenta años en el poder (antes de Bashar gobernó su padre, Háfez).

Los informes periodísticos y las estimaciones de organismos internacionales, como el Departamento de Estado de EE.UU., sugieren que la fortuna del clan podría ascender a una cifra de 12 mil millones de dólares. Algunas estimaciones que incluso superan los 60 mil millones de euros para toda la familia.

Se cree que parte de esta riqueza fue trasladada a inversiones inmobiliarias, hoteles y cuentas en paraísos fiscales y, crucialmente, se sospecha que una parte considerable fue llevada a Rusia poco antes del colapso del régimen.

Los diarios británicos The Financial Times y The i Paper revelaron versiones que indicaban que Al Assad habría vaciado arcas estatales y personales, llevándose miles de millones de dólares y euros en efectivo hacia Moscú. Para ello utilizó hasta 21 vuelos secretos.

Este dinero, presuntamente parte de las reservas del Banco Central Sirio, se habría depositado en Rusia, lo que ha generado reclamos de Occidente y la exigencia de que el nuevo gobierno sirio recupere esos fondos para la reconstrucción de un país devastado por la guerra.