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París
Transcurría el minuto 20 del partido amistoso entre Francia y Alemania cuando se escuchó la primera de las tres explosiones en las inmediaciones del Stade de France. Era otro de los ataques terroristas que se sucedían en todo París y, según las primeras informaciones, se cobró la vida de tres personas que se hallaban en la cercanía del estadio.
El terror se propagó rápidamente por el campo de juego, donde se pudieron escuchar las explosiones en pleno partido. El presidente Francois Hollande fue inmediatamente evacuado del estadio para ponerse al frente del comité de crisis, y las autoridades francesas impidieron la entrada y salida del público por temor a nuevos ataques en las inmediaciones.
Finalizado el encuentro, el público ingresó al campo de juego mientras esperaba ser desalojado por las fuerzas de seguridad. Los jugadores sólo entonces pudieron enterarse del atentado por televisión, al atravesar el pasillo que conecta el campo de juego con los vestuarios. Desde allí, el horror de los atentados cambiaba de dimensión mientras las noticias sobre la cantidad de muertos y terroristas abatidos aumentaba con el correr de las horas.
Miedo en los vestuarios. El director deportivo de la selección alemana, Oliver Bierhoff, describió “la gran inseguridad, miedo y consternación” reinante en el vestuario del equipo.
En declaraciones a la televisión pública alemana ARD, Bierhoff describió el sentimiento de los jugadores, mientras que el entrenador, Joachim Löw, aseguró que todos se encontraban “horrorizado y conmocionados” con los atentados.
El partido no se interrumpió pese a la gravedad de los acontecimientos. Francia se impuso 2-0 a Alemania en un amistoso internacional que será recordado por la tragedia que se vivió en las inmediaciones del estadio, más que por los goles y el buen fútbol de la selección gala. El deporte, al igual que la sociedad, vistió ayer de luto.