“Si Margaret Thatcher se hubiera quedado con los brazos cruzados ante la ocupación de las Malvinas, los nazis argentinos se habrían consolidado en el poder. La Dama de Hierro merece ser considerada en la Argentina como la gran libertadora del siglo XX”, considera el prestigioso periodista británico John Carlin.
A casi una semana de la muerte de la ex primer ministra, PERFIL entrevistó al autor de El Factor Humano, la biografía de Nelson Mandela que sirvió de guión para la película Invictus. Carlin nació en Londres en 1956, pero vivió durante su infancia y los meses de la Guerra de Malvinas en la Argentina. Por ese entonces, escribía en The Buenos Aires Herald y denunciaba, al igual que Robert Cox y Andrew Graham Yool, los crímenes de la dictadura militar.
—Usted calificó a Thatcher como “la libertadora argentina”. ¿No cree que ese mote es controversial, teniendo en cuenta que, en contra del derecho internacional, tomó la decisión de hundir al Crucero General Belgrano, que estaba fuera del área de exclusión?
—Claro que ese mote es controversial. Toda opinión debe intentar crear debate, incluso polémica, y provocar que la gente repiense sus ideas y ésta no fue ninguna excepción. Sin embargo, no veo ninguna conexión entre lo que digo sobre Thatcher y la decisión de hundir el Belgrano.
—¿Cuál es el principal legado político de Thatcher?
—Huí a la Argentina cuando ella llegó al poder. Hay mucha gente que tiene más conocimiento de ese tema que yo.
—¿Por qué huyó a la Argentina?
—Huir es una forma de hablar, tanto una pequeña exageración como una gran ironía. Huí en el sentido de que me fui a la Argentina en 1979, justo después de que Thatcher ganase sus primera elecciones. Yo había votado en contra de ella (la primera vez que voté) y de cierto modo no quise vivir en un país cuya mayoría la quería como jefa de gobierno. La ironía fue que acabé en la Argentina, cuyo régimen era un horror de verdad. En Gran Bretaña me podía no gustar el gobierno pero tenía toda la libertad del mundo para decir lo que quisiera, sin el más mínimo temor a represalias. El gobierno militar argentino de esa época fue el más atroz y cruel, el más nazi, que conocí en mi vida. Y eso que viví bajo los militares en El Salvador y el apartheid en Sudáfrica.
—¿Por qué cree que a 31 años del conflicto bélico de las Malvinas, los argentinos aún aborrecen a Thatcher?
—Ante todo, supongo, por el hundimiento del Belgrano, un acto bélico innecesario y cruel, aunque los militares argentinos que iniciaron la guerra también deben de compartir la culpa por esa barbaridad. Supongo también que Thatcher es aborrecida porque venció a Argentina en la guerra y, además, por los mismos motivos que tantos británicos la aborrecen: fue una persona antipática, por no decir repelente, que causó mucho daño a mucha gente con sus políticas.
—¿Cuál debería ser la reacción del gobierno argentino ante la muerte de Thatcher?
—No lo sé. ¿La misma que la del gobierno británico cuando muera Cristina Kirchner?
—La muerte de Thatcher, ¿puede tener algún uso político en Gran Bretaña por parte del gobierno de David Cameron?
—No creo que tenga mucho valor político para Cameron la muerte de Thatcher. Ella dividió a Gran Bretaña; fue querida por pocos. Apelar a su historial no creo que le sirva mucho al primer ministro británico. Lo cierto es que no llorarán muchos por la muerte de Thatcher. No lo harán ni en Gran Bretaña ni en la Argentina.