El fatídico ataque israelí contra la única iglesia católica en la Franja de Gaza donde se refugiaban decenas de palestinos, que dejó al menos tres muertos, provocó la reacción del Vaticano y del papa León XIV, quien hizo público su malestar.
Al día siguiente de ocurrido el hecho, calificado por el gobierno israelí como “un error”, el sumo pontífice llamó al primer ministro Benjamin Netanyahu para pedirle que ponga fin de una vez a la guerra en la región.
En la conversación telefónica, León XIV “renovó su llamamiento a redinamizar las negociaciones, con el objetivo de lograr un alto el fuego y poner fin a la guerra”, sostuvo el Vaticano en un comunicado.
El ataque del jueves contra la iglesia de la Sagrada Familia, donde se habían refugiado cientos de palestinos desplazados, especialmente mujeres y niños, fue ejecutado por un tanque israelí desplazado hacia esa zona.
El disparo destruyó parte de la edificación, provocó la muerte de tres personas y heridas de consideración a otras diez. Entre los heridos está el párroco argentino Gabriel Romanelli, a quien el papa Francisco llamaba asiduamente para que le contara cómo estaba la situación en la zona.
Netanyahu dijo que se trató de “un disparo indirecto” y que su gobierno “lamenta profundamente” lo ocurrido. Expresó su “pesar” por el ataque a la iglesia, y señaló que se estaba llevando a cabo una profunda investigación para determinar las responsabilidades.
El papa León XIV, líder de los católicos del mundo, afirmó estar “profundamente entristecido” por el ataque contra la iglesia.
“Expresó su apoyo y afecto a toda la comunidad reunida en torno a la parroquia y a quienes sufren por la violencia, y reiteró su intención de hacer todo lo posible para detener la innecesaria matanza de inocentes”, sostiene el comunicado de la Santa Sede.
León XIV manifestó, además, su “preocupación ante la situación humanitaria dramática de la población de Gaza”, donde las fuerzas israelíes siguen combatiendo a milicias de Hamas.
Una visita con tono de presión. Los dos más altos dignatarios cristianos de Jerusalén, el patriarca latino católico Pierbattista Pizzaballa, y su homólogo ortodoxo griego, Teófilo III, se desplazaron este viernes a la Franja de Gaza, para mostrar su solidaridad con los palestinos que se encontraban en la Sagrada Familia.
La “delegación eclesiástica” se reunió con los cristianos de Gaza en una acción vaticana que buscaba expresar su descontento con la crisis humanitaria en la región y, en particular, con el ataque a una iglesia católica.
“Los patriarcas conversaron con las familias refugiadas en el lugar. Ofrecieron sus condolencias, vieron por sí mismos los daños sufridos por la iglesia en el reciente ataque”, declaró el Patriarcado Latino de Jerusalén.
También rezaron y encendieron velas en la iglesia greco-ortodoxa de San Porfirio. Pizzaballa había manifestado anteriormente “la preocupación de las iglesias de Tierra Santa por la comunidad de Gaza”.
Para el patriarca latino, “atentar contra un lugar sagrado que alberga a unas seiscientas personas desplazadas, la mayoría niños, es una violación flagrante de la dignidad humana y del carácter sagrado de los lugares religiosos, que deben proporcionar un refugio seguro en tiempos de guerra”. Los dos religiosos declararon que varias agencias humanitarias hicieron posible su visita, que se aprovechó para entregar alimentos y suministros médicos de emergencia a la población civil.
En tanto, las negociaciones entre Israel y Hamas siguen estancadas, con acusaciones mutuas.