INTERNACIONAL
Giro de la casa blanca

Trump tensa la cuerda con Putin y alerta sobre nuevos ataques a Siria

Tras el bombardeo a una base de Al Assad, EE.UU. fue respaldado por sus aliados y criticado por Rusia e Irán. El cálculo político detrás de la primer ofensiva militar. Galería de fotos

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Operacion. 1,2.Los buques USS Porter y USS Cole lanzaron el jueves por la noche 59 misiles Tomahawk contra la base aérea siria de Al Shayrat. 3. Militares sirios verificaron ayer el daño ocasionado por los bombardeos, que dejaron quince muertos y seis aviones Mig 23 destruidos. | AFP

Sin ruborizarse, Donald Trump borró de un plumazo su discurso aislacionista electoral y amenazó con quebrar su alianza con el Kremlin, justo cuando es investigado en Estados Unidos por sus nexos con Rusia. El jueves por la noche bombardeó una base aérea en Siria, desde donde el régimen de Bashar al-Assad habría lanzado ataques con gas sarín contra la ciudad rebelde de Jan Sheijun, obteniendo por primera vez una oleada de respaldo político del establishment estadounidense y de parte de la comunidad internacional.

La Casa Blanca advirtió que está lista para lanzar nuevas ofensivas contra el régimen del presidente sirio Bashar al-Assad. “Estados Unidos tomó anoche un paso muy calculado. Estamos preparados para hacer más, pero esperamos que no sea necesario”, aseguró ayer la embajadora estadounidense ante la ONU Nikki Haley.

El ataque, que dejó seis militares y nueve civiles muertos, según la agencia de noticias Sana, provocó fuertes críticas de Rusia, Siria e Irán, pero contó con el respaldo de Reino Unido, Francia, Alemania, Turquía, Israel y Arabia Saudita. Trump justificó el uso de la fuerza –su primera vez en los 79 días que lleva en el poder– con argumentos principistas: “El martes el dictador sirio Bashar al-Assad lanzó un horrible ataque químico contra civiles inocentes. Usando un agente nervioso mortal, Assad ahogó las vidas de hombres, mujeres y niños indefensos. Fue una muerte lenta y brutal para muchos, incluso para bebés preciosos”. Sus palabras contrastaron, sin embargo, con su retórica habitual. En 2013 había cuestionado a su predecesor, Barack Obama, por evaluar una reacción similar tras la matanza de 1.400 personas con armas químicas en las afueras de Damasco. “¡No ganamos nada y sólo nos ocurrirán cosas malas!”, tuiteó, sin preocuparse por el uso extendido de armas químicas, que ahora afectarían intereses vitales de seguridad de los Estados Unidos.
 
Acorralado. La motivación para lanzar el ataque más anunciado de las últimas décadas –el Pentágono avisó a Rusia, Reino Unido, Francia y otros aliados– podría hallarse en la coyuntura política norteamericana. En momentos en que el Comité de Inteligencia del Senado, el FBI, los demócratas y la prensa lo acusan de una supuesta “colusión” con Vladimir Putin, quien habría hackeado al Comité Nacional Demócrata para influir en las últimas elecciones, Trump se calza el traje de comandante en jefe y lanza su primera ofensiva militar.

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El mandatario utilizó el ataque para demostrar a la opinión pública norteamericana que la narrativa demócrata, que lo sindica como “el candidato de Manchuria” del Kremlin, es falsa. Sin embargo, el Pentágono se cuidó de anticipar a Moscú la ofensiva y sólo destruyó seis vetustos Mig 23, permitiendo poner a resguardo los aviones rusos Sukhoi 22 y Sukhoi 24, las espadas con las que Al-Assad y Putin castigan a los rebeldes.

Los misiles también le marcaron la cancha a Al-Assad: por primera vez en seis años de conflicto, Estados Unidos lo atacó militarmente. “El ataque fue percibido como una demostración de que esta administración es menos reticente a usar la fuerza que su antecesora”, escribió ayer Walter Russell Mead, profesor de Asuntos Internacionales del Bard College y editor de The American Interest, quien consideró que la jugada también fue un mensaje a China, en momentos en que abordaba con el presidente Xi Jinping la amenaza de Corea del Norte.

Popularidad. Horas antes de apretar el botón rojo, la Universidad Quinnipiac difundió que seis de diez norteamericanos desaprueban la gestión de Trump, debilitada por escándalos, reveses en el Congreso y fallos adversos de la Justicia.

En octubre de 2012, un mes antes de las presidenciales, el republicano vaticinó que la Casa Blanca apelaría a la carta militar para ganar los comicios: “Ahora que los índices de aprobación de Obama están en caída, vean cómo lanza un ataque en Libia o Irán”. ¿Habrá decidido ahora el bombardeo con la misma lógica?.