INTERNACIONAL
48 muertos

Ucrania y Rusia cruzan acusaciones por el bombardeo a una cárcel en el Donetsk

El gobierno ucraniano acusó a Rusia de haber lanzado contra la prisión de una ciudad del Donetsk un ataque de “falsa bandera”, como se conoce a las acciones que se cometen para atribuir la responsabilidad a un tercero y demostrar así que Kiev utiliza el poderoso armamento entregado por Estados Unidos para cometer crímenes de guerra. Moscú siguió también con los bombardeos a ciudades alejadas del frente, que provocaron la muerte de varios civiles. Barcos ucranianos listos para exportar el trigo.

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Humo. Así quedó el interior de la colonia penal de Olenivka, que alojaba a combatientes ucranianos, muchos de ellos del batallón Azov. | afp

Rusia y Ucrania se acusaron mutuamente ayer de bombardear una cárcel en la que se encontraban prisioneros de guerra ucranianos en territorio controlado por los separatistas prorrusos, que según Moscú dejó decenas de muertos.

El ministerio ruso de Defensa dijo que el ataque, en el que afirmó murieron cuarenta prisioneros ucranianos y ocho empleados de la prisión, se llevó a cabo con misiles de largo alcance suministrados a Ucrania por Estados Unidos. Esta “sangrienta provocación del régimen de Kiev” estaba destinada a disuadir a las tropas ucranianas de deponer las armas y rendirse, aseguró Moscú.

Rusia afirmó que entre los muertos se encontraban miembros del batallón Azov, una división que ganó notoriedad por defender durante semanas en inferioridad de condiciones el puerto ucraniano de Mariúpol frente al avance de las tropas rusas.

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Esta acusación se produjo mientras el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, visitaba un puerto del sur de Ucrania para supervisar la carga de un barco con cereales para su exportación, en el marco de un plan respaldado por la ONU.

La presidencia ucraniana dijo que las exportaciones podrían reanudarse en los “próximos días” siguiendo el acuerdo destinado a llevar a los mercados mundiales millones de toneladas de grano ucraniano varado por el bloqueo naval de Rusia.

“Horrendo crimen de guerra”. Tras el ataque a la prisión, la televisión estatal rusa mostró lo que parecían ser celdas destruidas, con camas metálicas enmarañadas, pero no se pudieron ver víctimas.

El ejército ucraniano negó haber llevado a cabo el ataque diciendo que sus fuerzas “no lanzaron ataques de misiles ni artillería en la zona de Olenivka”. Culpó a las tropas rusas de estar detrás del ataque con el objetivo de “acusar a Ucrania de haber cometido crímenes de guerra y encubrir las torturas de los prisioneros y las ejecuciones que llevaron a cabo” en la cárcel.

“Rusia cometió otro horrendo crimen de guerra al bombardear un centro penitenciario en la región ocupada de Olenivka donde mantenía retenidos a prisioneros de guerra ucranianos”, escribió el ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, en Twitter. 

El ejército ucraniano afirmó en un comunicado que el ataque “no estaba coordinado con la dirección” del Ministerio de Defensa ruso y que se utilizó para ocultar la “malversación de fondos” destinados a los prisioneros de guerra ucranianos y las torturas que se cometían en la cárcel destruida por las bombas. Según la inteligencia ucraniana, fue realizado por el grupo de paramilitares Wagner. 

Unos 2.500 combatientes ucranianos que estaban atrincherados en la planta siderúrgica Azovstal, en la ciudad de Mariúpol, se rindieron en mayo.

Medios estatales rusos informaron que algunos oficiales, incluidos los del controvertido regimiento Azov, fueron llevados a Rusia. Ucrania afirma que capturó a miles de militares rusos durante la invasión y comenzó a juzgar a algunos de ellos por presuntos crímenes de guerra.

Ayer, un tribunal ucraniano redujo a 15 años de prisión la condena a cadena perpetua impuesta a un soldado ruso condenado en mayo por matar a un civil en Ucrania.

Ataques en Mikolaiv. En el sur de Ucrania, al menos cinco personas murieron y siete resultaron heridas tras un bombardeo ruso que alcanzó una parada de autobús en la ciudad de Mikolaiv, cerca del mar Negro, según el gobernador regional Vitaly Kim.

Mikolaiv es el mayor núcleo urbano controlado por Ucrania cerca de las líneas del frente en la región de Jersón, donde el ejército ucraniano ha lanzado una contraofensiva para recuperar el control del territorio costero de importancia económica y estratégica. Más de la mitad de la población de esta ciudad, de 500 mil habitantes, ha huido desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero.

La presidencia ucraniana dijo ayer que ataques rusos contra esta misma ciudad golpearon la víspera un punto de distribución de ayuda humanitaria, hiriendo a tres personas.

En la región oriental de Donetsk, el gobernador Pavlo Kyrylenko aseguró que las fuerzas de Moscú mataron a ocho personas e hirieron a 19 en ataques el jueves.

Señales. Pese a que los ataques no dan tregua, Ucrania intenta reanudar sus cruciales exportaciones de grano en virtud de un plan negociado por Turquía y las Naciones Unidas para levantar el bloqueo naval ruso en el mar Negro. La presidencia ucraniana difundió imágenes de Zelenski frente al barco turco Polarnet en el puerto de Chornomorsk, en una visita para inspeccionar la carga de grano. 

“Se está cargando el primer barco desde el comienzo de la guerra”, dijo Zelenski en un comunicado. 

El mandatario ucraniano dijo que Ucrania estaba “esperando una señal” de Turquía y la ONU para iniciar las exportaciones que se espera ayuden a mitigar una crisis alimentaria mundial que ha visto dispararse los precios.

Según el Ministerio de Infraestructuras ucraniano, 17 barcos habían sido cargados con grano en los puertos de Chornomorsk y Odesa, y diez estaban listos para partir.

El aumento del coste de los alimentos es solo una de las consecuencias mundiales de la guerra. Los precios de la energía también han subido drásticamente, ya que Moscú ha cortado el suministro de gas a Europa y las turbulencias han sacudido los mercados del petróleo.