La Policía de Nicaragua se comprometió este jueves a establecer un cese del fuego en la ciudad de Masaya, al este de la capital, y a liberar mañana a 64 detenidos, tras una reunión con el nuncio apostólico en el país, Waldemar Sommertag. En tanto, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, consideró hoy "un paso necesario" la invitación a Nicaragua que el nicaraguense cursó bajo presión al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos e instó a garantizar el "pleno acceso".
INTERVIENE LA IGLESIA. El cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), quien acompañó al enviado del pontífice en una reunión con el comisionado Ramón Avellán, jefe de Policía de Masaya, luego de tres días de una fuerte operación policial contra manifestantes civiles en esa ciudad. Brenes dijo que los religiosos visitaron la ciudad y se reunieron con el jefe policial, para “buscar un compromiso de paz” por parte de las autoridades.
“Él (Avellán) nos dijo que iba a hacer el llamado para suspender todo hostigamiento que se estuviera dando”, indicó el cardenal. “Le pedí que cesen los hostigamientos y esperemos que cumplan”, añadió. Asimismo, dijo que la CEN estará pendiente de la situación en Masaya, donde en los últimos tres días policías y paramilitares desataron este jueves una ofensiva sobre manifestantes civiles que dejó seis muertos y varias decenas de heridos.
64 DETENIDOS. “En este momento hay un cese del fuego que debe ser refrendado y cumplido por la entidad policial”, dijo a su vez el director de la ANPDH, quien no descartó que los detenidos sumen más de 64. “Lo importante es que mañana empezamos a vaciar todas las cárceles y avanzaremos en la restitución de la paz social que tanto demanda nuestro pueblo”, subrayó Alvaro Leiva.
El cardenal Brenes destacó que este acuerdo se logra en vísperas de “una sesión muy importante” del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, donde la CIDH presentará el informe final de su reciente visita a Nicaragua. El estudio permitirá reanudar el diálogo nacional entre gobierno y opositores la próxima semana. Será “un material que nos va a servir para el trabajo” en la mesa de negociaciones, añadió.
"Permitir que las Naciones Unidas y las organizaciones de derechos humanos viajen a Nicaragua es un paso necesario, pero ahora el presidente Ortega debe garantizar el pleno acceso a estos grupos para que puedan investigar los abusos de los derechos humanos contra el pueblo nicaragüense a manos de su propio Gobierno", manifestó por su parte la embajadadora estadounidense en un comunicado.
El presidente Daniel Ortega cursó la invitación a la Oficina del Alto Comisionado, junto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ya estuvo allí en mayo, y a la Unión Europea (UE) para que investiguen la violencia en el país en el marco de las manifestaciones contra el Gobierno del ex guerrillero sandinista que arrancaron el 18 de abril. Dos centenares de personas han muerto desde entonces, según organizaciones de derechos humanos.
"El Gobierno debe poner fin de inmediato a su campaña de violencia e intimidación contra su propio pueblo por no hacer nada más que decirle lo que piensan. Continuaremos apoyando al pueblo nicaragüense en el uso del poder de sus voces para luchar por el futuro de su país y convocar elecciones libres y justas", añadió.
UNA GUERRA INTERMINABLE. La crisis en Nicaragua comenzó el 18 de abril con una protesta de estudiantes, que se agudizó tras la violenta acción de la Policía y paramilitares, que hasta hoy ha dejado al menos 215 muertos y unos 1.500 heridos, según la ANPDH. La Comisión de la Verdad creada por el Parlamento registra 173 fallecidos.
Este jueves, cientos de policías y paramilitares incursionaron en Masaya para disolver retenes de manifestantes que protestan contra el Gobierno, informaron activistas de derechos humanos. El director de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH, independiente), Alvaro Leiva, dijo que las "operaciones combinadas se iniciaron en la madrugada con entre 400 y 600 hombres armados".
"Es una situación gravísima y tememos que ya haya heridos", aseguró Leiva, quien instó al presidente Daniel Ortega a “detener la muerte de más personas en Nicaragua”. “Pedimos al Estado de Nicaragua detener el ataque y el derramamiento de sangre en Masaya. Es contradictorio hablar de diálogo y ordenar más represión”, afirmó el activista.