El expresidente del Banco Central Alejandro Vanoli explicó que, aunque el oficialismo obtenga un buen resultado electoral, “aún en el caso más optimista, el problema estructural existe”. "Si el gobierno tiene un buen resultado electoral, muy probablemente se vea ayudado en el corto plazo por el ingreso de capitales de corto plazo y, probablemente, por el ingreso a alguna privatización. Si el resultado es malo para el gobierno, va a haber una mayor dolarización", dijo el economista en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Alejandro Vanoli es economista, expresidente del Banco Central, estuvo en la Comisión Nacional de Valores y fue director ejecutivo del ANSES.
Hoy tenemos un día de presidentes y vicepresidentes del Banco Central, porque hablamos hace un ratito con Miguel Ángel Pesce, quien decía que a partir de que el Tesoro sustituyó al Banco Central, el déficit cuasi fiscal es déficit fiscal. Y tengo entendido, por un informe que leí tuyo, que treparía a porcentajes astronómicos respecto del Producto Bruto. No sé si 7%, si recuerdo bien.
Coincido. Si se midiera en el déficit financiero, los intereses que se van capitalizando, que implican sustituir deuda del Banco Central por deuda del Tesoro, estamos hablando de que el déficit financiero, bien medido, crecería en siete puntos del producto. Con lo cual yo creo que el sector público, siempre como el país, hay que verlo en su conjunto. O sea, por un lado es verdad que mejora el balance del Banco Central, pero a expensas de un crecimiento de la deuda pública que obviamente está en niveles desde hace tiempo preocupantes y que impiden que la Argentina pueda tener financiamiento voluntario.
¿Y cómo sigue? También vos marcás en tu informe que en promedio imaginás 2% de déficit de las cuentas de entrada y salida de divisas, en la suma tanto de importaciones y exportaciones como de los gastos de turismo, tarjetas de crédito y formación de activos. ¿Cómo puede sustentarse eso a lo largo del tiempo?
Creo que en el esquema actual no es sustentable. Esto creo que tiene que ver básicamente con dos factores. En primer lugar, que hay un tipo de cambio que, aunque el Presidente se enoje si uno lo dice, está atrasado y eso es evidente, y creo que nadie te lo va a negar, sea desde los especialistas hasta la gente de la calle que cruza a los países limítrofes o que compra productos importados tanto en los supermercados como en las aplicaciones de todo el mundo. Y, por el otro lado, esto está vinculado al tema de la apertura.
Entonces, las proyecciones marcan que la Argentina va a tener en 2025, de mínima, un déficit de cuenta corriente de dos puntos del producto. Esto no implica un gran riesgo si uno mira la foto, pero si uno mira la dinámica del sostenimiento de las políticas, sí alcanza niveles preocupantes. Recordemos que, en el gobierno de 2015 a 2019, en el año 2017, la Argentina tuvo un déficit de 4,5 puntos del producto de sector externo de cuenta corriente y eso la llevó a la corrida cambiaria. Así que creo que si el gobierno no modifica, digamos, las políticas, particularmente revisar una apertura muy a contramano del mundo y, por otro lado, no tener una paridad cambiaria más realista, esa dinámica del sector externo termina siempre mal.
¿Qué pasa, a tu juicio, en noviembre y diciembre de este año, después de las elecciones?
Sin duda que el resultado electoral va a condicionar un poco lo que puede suceder. Lo que no hay duda es que el esquema de bandas cambiarias, como lo conocemos, va a terminar. Evidentemente, o se va a algún tipo de flotación más limpia o a algún esquema cambiario con un dólar más alto. Eso creo que, volviendo y enlazando con lo que me preguntaste antes, va a ser así. El tema es si esto es un proceso ordenado o desordenado.
Yo creo que si el gobierno tiene un buen resultado electoral, muy probablemente se vea ayudado en el corto plazo por el ingreso de capitales de corto plazo y, probablemente, por el ingreso a alguna privatización. Si el resultado es malo para el gobierno, ahí seguramente el tema externo se va a complicar y va a haber una mayor dolarización.
Creo que esos serían los dos escenarios, pero, aún en el caso más optimista para el gobierno, el problema estructural existe. Y recordemos si no lo que pasó en 2017: el presidente Macri ganó las elecciones de medio término, pero después las políticas fueron insustentables y, de hecho, aún con el megapréstamo del FMI en 2018, tuvimos una situación financiera y cambiaria, por fuera de lo sucedido en la economía real, muy compleja.
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Hay una diferencia central en si ese déficit de cuenta corriente se financia con inversiones o se financia con deuda. ¿Cuál es tu opinión respecto de las posibilidades de inversiones reales que se van a generar, tanto en minería como en hidrocarburos, a partir del RIGI y después de las elecciones? Digamos, lo que pudiéramos prever es que no va a haber un triunfo arrasador del gobierno, pero tampoco el gobierno va a perder las elecciones. Además, todos los gobiernos siempre cuentan que ganan, porque siempre alguien gana en algo. Así que creo que podríamos imaginar un escenario como el más probable: que el gobierno obtenga un triunfo sobre el peronismo sin que signifique arrasar. ¿Creés que es posible que la inversión externa alcance para que el déficit de cuenta corriente no termine generando un serio problema macroeconómico?
Creo que puede alcanzar con un tipo de cambio más alto. Yo creo que hay dos cuestiones con lo que vos planteás. En primer lugar, decirte que si el déficit de cuenta corriente se financia con inversiones que tiendan a generar divisas en el futuro, indudablemente esto es más virtuoso y genera más sustentabilidad que si es para financiar el consumo o bienes de consumo, o si son capitales de corto plazo financieros que, así como entran, se van.
Pero, yendo a lo que puede pasar, creo que hay dos riesgos. El primero: creo que una parte de los inversores, tanto externos como locales, con la experiencia de 2017, van a tratar de ver si el gobierno se consolida en una elección presidencial, con lo cual, si bien va a haber un aumento en la inversión extranjera directa, yo no creo que haya un boom de inversiones, ni una lluvia de inversiones como se decía en otro momento.
Y, en segundo lugar, respecto a los hidrocarburos, hay un problema que tiene que ver con un tema de situación externa y geopolítico. La OPEP ha decidido, días atrás, aumentar la producción. La Agencia Internacional de Energía está calculando también una menor demanda. Esto implica una caída del precio del petróleo en los próximos meses y creo que conspira contra inversiones masivas en Vaca Muerta, independientemente del ciclo electoral y el ciclo económico de la Argentina.