¿Cuánto sale ir a ver a la Selección Argentina al Monumental?
El jueves 23 de marzo la albiceleste jugará un amistoso contra Panamá y mañana se pondrán a la venta las entradas. Se espera una gran euforia por ver a todo el equipo de Scaloni tras su coronación en Qatar.
La pasión por la Selección, más viva que nunca |
Télam
Román Iucht contó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9), los detalles sobre la venta de entradas para el próximo partido de la Selección, el 23 de marzo, en el Estadio Monumental.
La AFA comunicó, a través de sus redes sociales, algo que era un secreto a voces, el alto precio de las entradas para poder ir a ver a la Selección.
A partir de mañana, jueves, desde las 14hs, en el sitio Deportick, se podrán adquirir las entradas. El modo de compra es amigable para cualquiera que esté acostumbrado a realizar compras por internet, lo que no es tan amigable son los precios.
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Las generales, sector conocido usualmente como “la popular”, cuestan $12.000 y $7.000 para los menores de 11 años. Sívori y Centenario media, detrás de los arcos, cuestan $24.000. Las entradas de San Martín y Belgrano Atlas, laterales, las de las más codiciadas, cuestan $24.000.
Las de San Martín y Belgrano bajas cuestan $48.000, mientras que las de San Martín y Belgrano medias cuestan $49.000. Pasado a dólares, la entrada popular costaría unos 30 USD.
Es una entrada para ver a Messi luego de ser campeón del mundo. Un espectáculo en el que el rival pasa a ser algo secundario. La gente va a ir a la cancha de la misma manera que hubiera abarrotado el Estadio Monumental si jugaban 11 titulares contra 11 suplentes de la Selección. El atractivo no va por lo competitivo del encuentro, sino por volver a ver a Messi y la Selección que triunfó en Qatar.
Desde el punto de vista de los costos, casi nadie va a la cancha solo, por lo que tenemos que pensar en un gasto más elevado que el pago de una sola entrada.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es el funcionamiento de la plataforma. Mañana, cuando abra la venta de entradas, miles de personas se conectarán a la vez para intentar comprarlas. Algo que pasa habitualmente es que se cae la página, cuando vuelve, las entradas están agotadas y comienza la reventa por otras vías.
No hay prácticamente otra cosa que una tanto a la población argentina, independientemente de la edad o la clase social, que el fútbol, el amor por Messi y la Selección.
Hay un contexto, en todo esto, que es ese amor y ese deseo de ver jugar a Messi y al equipo. Si hubiera un estadio de 500 mil personas y no de 80 mil como tiene el Monumental, también sería previsible que se venda hasta la última entrada, porque el fenómeno es extraordinario.
Comparativamente, para un Inglés que quiere asistir a ver al Manchester City o al Real Madrid, las entradas más baratas salen alrededor de 35 dólares, teniendo en cuenta que son estadios más grandes y donde la cercanía y visibilidad es mucho menor. Sin embargo, el poder adquisitivo es muy distinto en Argentina que en Inglaterra.
Después de que la Selección Argentina fuera campeona del mundo, el 26 de junio de 1986, a los pocos días, el 9 de julio, se jugó un partido entre River y Boca por la Copa Libertadores de América y hubo un sentido homenaje a los jugadores de ambos equipos que habían sido campeones del mundo. La Selección volvió a jugar a fin de año contra Alemania en la cancha de Vélez y el estadio se llenó completamente. Era el escenario ideal, porque se repetía la confrontación con Alemania, igual que en el Mundial.
Desde el Gobierno se debate aún el operativo de seguridad, teniendo en cuenta la afluencia de gente que puede generar la presencia de los jugadores en el Monumental. La situación es completamente excepcional y está cerca del desborde, como cuando volvieron de Qatar, y cuyo costo también es un tema sensible. Se evalúan posibilidades como trasladar a los jugadores en helicóptero hasta el estadio, y se están afinando los detalles de los contingentes de fuerzas para contener a la multitud.
Pero, volviendo al tema del precio, 30 dólares para ver a Messi campeón del mundo no es caro, lo que pasa es que lo que nosotros ganamos, en pesos, es muy poco.
Evidentemente, la postergación hasta ahora en publicar el precio de las entradas tuvo que ver con el debate de a qué precio vender las entradas.
Es verdad que también el público que compra las entradas más caras seguramente las agotará, y que ese sector puede hacer una diferencia para que las entradas populares sean más baratas. Pero a los precios publicados, “la popular” deja de ser algo verdaderamente popular, como tantas otras cosas en la Argentina.
