“Esperanza” era la palabra que recorría los focus groups y la conversación pública alrededor de la figura de Javier Milei y la llegada del nuevo Gobierno. “Esperanza” viene de espera, y se esperaba que un político completamente diferente al resto funcionara de manera distinta por oposición a todos los políticos tradicionales y trajera un destino próspero. Por lo menos, eso esperaban quienes lo votaron y quienes lo apoyaron durante estos 18 meses. Hoy, a 568 días de haber iniciado el Gobierno, la realidad es muy distinta.
Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina, uno de cada cuatro argentinos presentó síntomas de depresión o ansiedad en 2024 y 2025. Los alarmantes números comenzaron a dispararse con la pandemia, pero se multiplicaron ferozmente con la profundización de la crisis económica, hasta llegar a cubrir a un cuarto de la población argentina.
Karl Marx sostiene en “Prólogo a la Contribución de la Crítica de la Economía Política” que la conciencia es determinada por la existencia. Es decir, que lo que pensamos y las formaciones subjetivas en nuestras mentes se explican por como vivimos, como producimos y lo que nos pasa en el mundo de lo material. Podemos trazar un paralelo entre la depresión psicológica que vemos en la población con la depresión económica.
En esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), vamos a compartir algunos testimonios que dan cuenta de los problemas en varios sectores de la actividad económica para tratar de hacer un racconto de la situación de la microeconomía.
El representante de la Sociedad de Quinteros de Santa Fe, Guillermo Beckmann, declaró: “Está muy difícil llegar a cubrir los gastos. Las ventas han bajado un 40%. No está faltando nada, pero la gente no está comprando”.
Pasando a las panaderías, Gastón Mora, presidente del Centro de Panaderos de Avellaneda explicó que, a pesar de la baja de la inflación, la caída del consumo obliga a “tocar los precios". “La margarina había pasado de 25.000 a 45.000 pesos, y ahora subió a 85.000 pesos, a raíz de la merma en el consumo de carne”, indicó.
Esto que sostiene Mora sobre la caída de las ventas y el aumento de los precios es lo que siempre marcaba Roberto Lavagna. Él decía que había una inflación inherente a la reducción del mercado. Es decir, cualquier actividad tiene un costo fijo y uno variable. Los fijos son aquellos que no pueden modificarse, se vendan 1 o 1.000 unidades, como los empleados o el pago del alquiler.
Aseguran que la mora bancaria anticipa dificultades para sostener el consumo
En la medida en la que el comerciante venda 80 unidades en vez de 100, tiene que aumentar el precio para cubrir esos costos. Lo que sostiene Lavagna es que no es cierto que un grado de recesión baje la inflación, y que la reducción de las unidades vendidas hasta puede aumentarla en una primera etapa.
Por otro lado, este análisis lo empiezan a hacer, no solamente los periodistas más críticos al Gobierno o los economistas, que, si bien son liberales, son llamados “mandriles” por el Presidente porque vienen marcando las inconsistencias del modelo libertario. Ahora, las críticas vienen hasta de quienes hasta ayer apoyaban fuertemente al Gobierno.
El youtuber “El Presto” tiene posiciones de extrema derecha. De hecho, hay fotos de él visitando a Rafael Videla en la prisión. Sin embargo, criticó este aspecto de la situación económica a principios del mes de julio. “Las cadenas de pago están prendidas fuego. El pago de tarjetas está en rojo. La caída del consumo se percibe en la calle”, expresó en un canal de streaming.
Cuando la semana pasada hablamos del pronóstico de Cristina Kirchner, en relación a que el plan económico del Gobierno, cuando dijo tenía vencimiento como el yogurt, hicimos una distinción entre dos destinos posibles: la explosión y la implosión.

Sucede que el Gobierno se sostiene con la política del dólar barato, gracias al endeudamiento externo, que la combina con el control de los aumentos al salario. Es así, en el país libertario, hay dos precios congelados: la moneda norteamericana y el de los salarios de los trabajadores. La memoria económica argentina tiene dos recuerdos: explosión en 1989 con hiperinflación e implosión en 2001 con deflación (inflación negativa) por la caída de la convertibilidad. En un caso, hiperinflación, y en el otro, deflación.
Pero en un modelo económico como el actual, mientras el ministro Caputo siga consiguiendo dólares a través de endeudamiento podría no haber no explosión ni implosión. En este caso, lo que podría suceder sería una especie de depresión por el deterioro de la vida de la población, como pasó en Chile en 2019, que terminó generando un estallido social. Eso dependerá de la subjetividad de parte de la población más damnificada. En el caso chileno, fueron décadas.
En el escenario de la depresión la crisis no viene por la macroeconomía sino por la microeconomía. La baja del consumo y la actividad económica va produciendo malestar en la sociedad que se traduce en desesperanza, problemas en la salud mental de la población y falta de perspectivas. Tal vez, este escenario sea el peor de todos, porque genera menos cambio positivo.
Un gráfico del Centro de Investigación de Ciclo Económico muestra como desde diciembre del 2024, cuando estaban todas las actividades económicas en verde, con signos de crecimiento y repunte, luego de la crisis económica producida por la propia devaluación del gobierno de Milei, empezaron a avanzar los colores amarillos y rojos, que representan el estancamiento y el retroceso respectivamente.

En mayo del 2025, la única actividad que creció fue la producción de cultivos extensivos. Luego, la producción industrial tiene una caída del 0,2%. La importación total de bienes también tiene una caída del 1,3%. Esto es interesante porque podría haber sucedido que la baja de la actividad industrial producida por la apertura de las importaciones y la imposibilidad de los industriales locales de competir con los productos de afuera fuera compensada por un aumento de las importaciones. Esto no fue así, evidentemente. La caída del salario de los trabajadores se ubicó en el 0,14% y el hecho de que también se necesita importar para producir, generaron una caída en ambos ítems.
Este gráfico es de mayo, es decir, muchas actividades continuaron cayendo en junio. Por ejemplo, la venta minorista que en la imagen registra un estancamiento del 0%, y según un informe de Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) cayó 0,5%. Es muy probable que este gráfico, si lo hiciéramos ahora, tuviera más luces rojas.
Por otro lado, el analista político Carlos Fara comparó este plan antiinflacionario con otros. Fara recuerda que en los primeros meses del plan Austral y la convertibilidad, se había generado un aumento en el consumo y la actividad económica. Esos planes antiinflacionarios tenían previsto un crecimiento del consumo, mientras que el de Milei es inéditamente depresivo, por decirlo de algún modo.
Un dato trágico sobre el problema de la caída de la actividad económica y los bajos ingresos de la población es que en 2024, el 53% de las personas que ingresaron al mercado laboral son jubilados buscando complementar sus haberes para subsistir. Así lo determinó un análisis del Instituto Argentina Grande (IAG) en base a datos oficiales del INDEC.
Las ventas minoristas pyme cayeron 0,5% en junio
Analicemos ahora la respuesta del propio Javier Milei a la baja de la actividad económica en general. "Cambió la metodología bajo la cual la gente consume. Es mejor mirar los números de Mercado Libre que cualquier indicador. La gente se la pasa comprando por Mercado Libre y paga con Mercado Pago", dijo en junio de este año en una entrevista en LN+.
Es interesante esto que dice Milei, como si no fuesen los mismos supermercados y locales que registran la caída en la actividad económica los que venden como Mercado Libre y cobran con Mercado Pago.
Como pudieron escuchar las caídas son graduales, pero persistentes. Esperemos que la política pueda dar una alternativa, una salida a la población para que no sigan avanzando la depresión, la ansiedad y el resto de los problemas psicológicos.
La desesperanza es lo que avanza. Desesperanza viene de espera, y ya se esperaron 18 meses. Probablemente esto tenga un límite. Lacan explicaba que el enamoramiento luego tenía que pasar al amor. Si no pasaba al amor, se convertía en lo contrario. Según el psicoanalista, esto podía durar de 18 a 36 meses.
Hay plazos en la subjetividad de los seres humanos. Lo mismo sucede con el duelo, que debe durar entre un año y medio y tres años, antes de convertirse en algo patológico. Hay un plazo para la espera. En el corto plazo es esperanza, pero en el largo es desesperanza.
TV/ff