A los 68 años, el nombre de Ana Obregón recorre la prensa mundial gracias a una seguidilla de hechos de implicancias biológicas, legales y éticas difíciles de dimensionar.
La sorpresa tras el anuncio de que la actriz y presentadora española había sido madre mediante un vientre subrogado -práctica prohibida en su país- dio paso a la conmoción cuando se reveló que para el embarazo se empleó semen de su hijo fallecido hace tres años. Es decir, la niña nacida en Miami sería al mismo tiempo su hija y su nieta.
La beba, Ana Sandra Lequio Obregón, “nació en América (por Estados Unidos) y va a tener pasaporte americano y doble nacionalidad. La registraré en el Consulado Español y luego puedo traerla a casa”, adelantó la protagonista, que otorgó la exclusiva en dos tapas consecutivas a la revista ¡Hola! La ley española, sin embargo, indica que la fecundación post mortem debe ser solicitada por la pareja del difunto y que no puede hacerse pasados 12 meses de la muerte, que en el caso de Aless Lecquio sucedió en mayo de 2020. Si el caso se judicializa, la beba podría recibir solo la la nacionalidad estadounidense, u Obregón podría ser reconocida como tutora legal pero no como madre.
Ana Obregón confirmó que la beba que tuvo es de su hijo, fallecido en 2020
Un negocio que se expande año tras año
El negocio alrededor de la gestación subrogada generó unos 14.000 millones de dólares solo en 2022, según la consultora Global Markets Insights. La cifra podría multiplicarse por diez en una década, gracias a las mejores condiciones de salud del promedio de la población, el alza en la expectativa de vida y los replanteos sobre asuntos de planificación familiar que llegaron con la pandemia. Estados Unidos es el mercado más grande, seguido hasta antes de la guerra por Ucrania. Georgia, Canadá, México, Colombia y Grecia son opciones emergentes.
Algunas de las empresas que se dedican a conectar mujeres gestantes con familias que deciden tener hijos bajo esta modalidad ofrecen listados para elegir a la madre biológica, clasificados por variantes como físico o edad. Las agencias venden paquetes que permiten comprar un bebé en menos de un año, con viaje, hotel, vientre y documentación, precisa el Diario AR. A muchas mujeres las encierran en departamentos y les inyectan hormonas durante el embarazo. En el caso de Obregón, la prensa reporta que aunque el pago por Ana Sandra fue de 170 mil euros, su madre -una mujer de origen cubano afincada en Florida- habría recibido sólo 35 mil.
En Argentina, todavía no hay legislación
La práctica, a la que también recurrieron famosos como Marley y Florencia de la V, no está legislada en nuestro país, donde hay grupos de Facebook que reúnen a los interesados. El sitio web Sudamerica Surrogacy, una empresa del rubro con sede en el Microcentro porteño y oficinas en Nueva York, pide como requisito a la mujer gestante “ser mayor de edad y menor de 40 años, excelente estado de salud físico y psicológico, tener al menos un hijo propio, no sufrir enfermedades crónicas, ni de transmisión sexual”.
Como el artículo 562 del Código Civil define que la madre de un niño es aquella que lo gesta, quienes deciden recurrir a esta práctica deben hacer una presentación judicial para pedir autorización. En la ciudad de Buenos Aires, sin embargo, rige un amparo colectivo que “permite la inscripción de un bebé a nombre de sus padres con el contrato de gestación frente a un escribano y el consentimiento informado de la clínica de reproducción”, recordó a la AM 750 la psicóloga perinatal Estela Chardón.
Ciencia, maternidad y cristales rotos
Los dos proyectos de ley que buscan abordar el tema, uno de la diputada del Frente de Todos Gabriela Estévez y otro del senador de la UCR Julio Cobos, establecen una serie de requisitos para llevar adelante la práctica, como que los solicitantes tengan al menos cinco años de residencia en el país, un seguro médico para la persona gestante, el derecho del niño a acceder a la información legal del caso y la penalización a terceros que pretendan lucrar con este método, por ejemplo mediante madres de alquiler vulnerables de países en desarrollo.
Aunque Chardón considera que la gestación subrogada supone un alivio para quienes no pueden tener hijos y que en ciertos casos “empodera” a las gestantes, también reconoce los cuestionamientos al hecho de que el bebé sea concebido a través de un vínculo mediado por el dinero, con la consecuente mercantilización del cuerpo. La psicóloga plantea que al haber valores morales en juego, “como en el caso del aborto, no se pueden resolver las diferencias éticas individuales sino lo que como sociedad se permite o no”.
ADP JL