El papa Francisco preside el funeral de Benedicto XVI después de elogiar su pensamiento sagaz y amable en una multitudinaria audiencia general en el Vaticano. Miles rindieron homenaje al papa emérito en el último día de su capilla ardiente en la basílica de San Pedro.
Más de 130.000 personas han pasado por la Santa Sede desde el deceso de Benedicto XVI el sábado e hicieron fila para despedirse del papa alemán. Los funcionarios vaticanos colocaron el cuerpo de Benedicto en tres féretros, uno de madera ciprés, otro de zinc y otro más también de madera, junto al relato de su papado, las monedas acuñadas durante su pontificado y sus estolas de palio.
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Los ataúdes se sellaron antes del funeral y del sepelio en la cripta que en su día ocupó la tumba de San Pablo II en las grutas bajo la basílica. Benedicto, elegido en 2005 tras el deceso de Juan Pablo II, fue el primer papa en renunciar al cargo en seis siglos cuando en 2013. Anunció que no tenía fuerzas para dirigir la Iglesia católica.
El funeral fue novedoso, pero tuvo su precedente en 1802. El papa Pío VII celebró en San Pedro el funeral por su predecesor, Pío VI, fallecido en el exilio en Francia en 1799 como prisionero de Napoleón.
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La misa en latín, español, inglés e italiano fue distinta de las que hubiera habido en exequias de un papa reinante. Asistieron tres monarcas, nueve presidentes, cuatro primeros ministros, cardenales, patriarcas y representantes de otros credos. Fueron las primeras exequias de un papa emérito después de la renuncia de Celestino V en 1294.
JL