El gobierno de Estados Unidos emitió una alerta a sus ciudadanos en el exterior ante posibles ataques de Al-Qaedaen venganza por la muerte de su líder, Ayman al Zawahiri, en un bombardeo ejecutado durante el fin de semana en Kabul, la capital de Afganistán.
Con su ejecución, Biden procuró impulsar su baja popularidad al anunciar en vivo desde la Casa Blanca, a pesar de haber dado positivo de covid, los pormenores del ataque con drones en Afganistán contra Al Zawahiri, mentor del bombardeo que mató a 17 marines en 2000 y de los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, que dejaron otros 224 muertos.
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Su cabeza tenía precio: 25 millones de dólares por información sobre su paradero. Biden confirmó que Zawahiri murió por el ataque con drones norteamericanos cuando se encontraba en el balcón de su residencia, situada en el centro de Kabul, sin haber causado ninguna víctima civil y en una operación altamente secreta, producto de meses de planificación de los servicios de inteligencia y el círculo más cercano de asesores del presidente.
Casi un año después de haberse producido la caótica retirada de las tropas de Estados Unidos de Afganistán, tras 20 años de presencia militar, la noticia de la muerte del líder de Al- Qaeda resultó ser un espaldarazo político para Biden, cuya popularidad se mantiene baja en vísperas de las elecciones de noviembre para renovar ambas cámaras del Congreso.
Biden era vicepresidente de Barack Obama cuando, el 2 de mayo de 2012, fuerzas de elite de Estados Unidos abatieron a Bin Laden en su madriguera de Pakistán.
