El politólogo Gustavo Marangoni opinó que la insistencia con la candidatura de Cristina Kirchner está generando cierto estrés en el frente oficialista. “No tiene sentido pedirle a una candidata que se presente si está proscripta”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Titulaste tu última columna en el Diario Popular sobre la mesa del Frente de Todos “Todo me recuerda a ti”, en relación a la centralidad que tuvo la figura de Cristina Kirchner en la reunión, a pesar de su ausencia. ¿Todo en la mesa del Frente de Todos recuerda a Cristina?
Era la imagen que estaba dando vueltas fuera del PJ, con todos los carteles alrededor de la sede en contra de lo que el kirchnerismo define como “proscripción”.
El documento que se elaboró puertas adentro comenzaba con la descripción de la situación de la vicepresidenta, y, de alguna manera, volvía a señalar que el punto de equilibrio del FdT se acercaba nuevamente al kirchnerismo.
Ahí me parece que la situación comienza a transitar un estrés, porque todos sabemos lo que Cristina no quiere, pero los principales dirigentes del Frente de Todos no terminan de descubrir lo que sí quiere, que quizás no lo tenga ella tampoco del todo claro. Todos saben lo que Cristina Kirchner no quiere, pero nadie sabe lo que quiere.
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En general es más fácil saber lo que uno no quiere que lo que uno quiere.
Es cierto, y ya entrando en la cuestión psicológica, el día que uno descubre lo que quiere, no siempre es fácil alcanzarlo.
El dilema del Frente de Todos es que el kirchnerismo explicita siempre lo que no le gusta: el acuerdo con el Fondo, la reducción de subsidios, las altas tasas de interés, pero no termina de decir qué es lo que quiere, porque me parece que en eso que desea advierte que hay una imposibilidad.
Desde la oposición pasa algo similar. Hay un Macri que no termina de definir qué será su futuro cercano, si ser el principal guía y consultor, o si va por otro periodo presidencial.
Sí. Uno podría decir, sobre lo segundo, si quiere otro periodo, que algunos movimientos parecieran indicar que esa idea ya no está tan presente. Está poniendo hombres y mujeres de su confianza con los dos jugadores, con Larreta y con Bullrich.
Si uno piensa que va a desembarcar en su propia candidatura, quizás no los repartiría en los búnker de Bullrich y Larreta. Pero son especulaciones, porque la política argentina no es tan lineal.
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Pero el PRO y Juntos por el Cambio también están en un dilema. Porque después de la experiencia de Alberto Fernández, de un presidente que no concentra todo el poder, tiene una especie de “tribunal examinador” en la figura de Cristina, uno podría pensar que eso se puede repetir con Macri y la oposición, pero con otro signo político.
Ahí cabe la posibilidad de que el electorado lo rechace, porque justamente, el problema que hay que definir es el de liderazgo político. Podemos discutir largamente si hay que bajar las tasas o las medidas económicas, pero lo que se necesita es un liderazgo que se haga cargo de tomar las medidas que hay que tomar.
Veníamos hablando, ya desde la semana pasada, de la postulación de Daniel Scioli como “el candidato del consenso”. Aquí lo llamamos “el Alberto posible”. ¿Creés que tiene alguna opción si Cristina no llega a ser candidata? ¿Y cómo ves las aspiraciones de Sergio Massa?
Está bueno el punto de mencionar a Alberto, porque, de alguna manera, la escenificación de Scioli de decir “acá estoy”, dando a entender que será candidato, deja mucho para analizar. Si él, que es un funcionario en muy buenas relaciones con Alberto, está planteando eso, uno podría especular que la candidatura de Alberto estaría retirándose.
Por el lado de Massa, su situación está estrictamente vinculada a un objetivo que él mismo se puso. Él fue el que mencionó que en abril la inflación empezaría con tres. Se puso un techo muy alto, muy difícil de alcanzar. Distintas consultoras anuncian que febrero viene con un 5 o 6 por ciento.
Uno podría hacer una suerte de regla inversamente proporcional. A 100% de inflación anual, casi 0% de probabilidad de ganar las elecciones. Si vas bajando la inflación, va subiendo la chance de ganar las elecciones. Por supuesto que habrá que involucrar lo que suceda en la oposición y los eventuales aciertos y errores, pero es muy difícil para cualquier oficialismo en esta situación ganar.
En Brasil, Bolsonaro perdió las elecciones con la economía en crecimiento y una inflación de un dígito. Acá, el Gobierno va con la economía estancada y una inflación del 100. No es una apuesta sencilla.
Esto genera movimientos, como los del bloque de senadores del oficialismo, que perdió senadores. Hay catorce o quince provincias que adelantaron el calendario electoral. Cada cual está atendiendo su juego.
Volviendo a Cristina Kirchner, ¿creés que está más preocupada por retener el Senado que por ser candidata a presidenta?
Creo que la preocupación de la vicepresidenta debe pasar más por la Provincia de Buenos Aires que por el Senado. Cuando vos observás el kirchnerismo más puro, es casi un partido provincial de Buenos Aires y algunos conurbanos del país. Pero básicamente de la Provincia y, en particular, de su tercera sección.
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Además, las reglas electorales de la Provincia benefician esas aspiraciones, porque no hay segunda vuelta, y hasta el momento parece haber un solo candidato del oficialismo, Axel Kicillof, y de la oposición unos cuantos, eso beneficia al kirchnerismo.
¿La insistencia con el tema de la “proscripción” por el sector kirchnerista deja fuera de juego a Alberto Fernández?
El tema de la proscripción no genera ni siquiera unificación de criterios dentro del oficialismo. Porque, si bien la carta del Frente de Todos lo menciona, después salen ministros a decir lo contrario.
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Además, no tiene sentido pedirle a una candidata que se presente si está proscripta, si estás proscripto no te podés presentar, si te podés presentar no estás proscripto. Como dice ese viejo chiste, la confusión es clarísima.
A los que observamos, por lo general nos gusta pensar que lo que observamos está pensado, cronometrado, calculado, que cada uno de los actores intervinientes sabe desde el comienzo que va a hacer, pero la verdad que en el 90% de los casos no es así.
FM JL