Juan Carlos Torre afirma que el PRO no es un partido de ideas: "Ellos no tienen palabras para definir 'izquierda' y 'derecha', entonces todo lo tienen que conceptualizar a través de un método", aseguró el sociólogo y escritor en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (101.9).
¿Qué mensaje cree que le quiso dar Cristina Kirchner a Alberto Fernández cuando le recomendó su libro Diario de una temporada en el quinto piso y luego aseguró que el presidente no lo había leído?
El libro es una especie de crónica de lo que le puede pasar a un gobierno cuando decide ir al Fondo Monetario Internacional. Por lo que dice Cristina, parece que Alberto no leyó el libro porque siguió insistiendo con el FMI.
¿Creés que había alguna alternativa al acuerdo con el Fondo?
Volvamos el tiempo atrás. El acuerdo que hizo Alfonsín con el FMI fue excepcional, porque el Fondo se vio obligado a aprobar un plan que estaba en contradicción con su filosofía. Es histórico lo que ocurrió en Argentina en 1985 porque el equipo económico se paseó por el mundo sacando pecho por forzar al Fondo a tragarse su medicina. En aquella circunstancia se negoció exitosamente. En el caso actual, la realidad es que en la medida que uno deba plata, el fondo tendrá que intervenir porque es una especie de contador público de los acreedores. En este momento estamos en una situación totalmente extravagante en la que un candidato a presidente negocia con el FMI. El Fondo tiene a la Argentina en un lugar rarísimo y estas cosas ocurren porque el país negocia con el Fondo al mismo tiempo que otro sector trata de romper.
Durante el programa reflexionamos acerca del conflicto de Jujuy y el planteo erróneo de Juntos por el Cambio que atribuía las responsabilidades al kirchnerismo cuando la historia muestra innumerables ejemplos de inmensas protestas en las que el kirchnerismo no estuvo involucrado. Por otra parte, Alfredo Cornejo considera que el problema es cultural y no político, y que aquel que diga que va a cambiar las normas económicas de un día para el otro está equivocado ¿Cuál es su visión de la aplicabilidad de un plan en función de la capacidad de aceptación que una sociedad puede tener de él?
Cornejo hace unos meses aseguraba que Juntos por el Cambio iba a ser las cosas con "sangre, sudor y lágrimas" y ahora parece un tibio. Estamos viviendo una situación de mucha incertidumbre y la gente no sabe qué hacer. Este país tiene una formidable capacidad de veto que logró entrar en las supuestas fortalezas de los regímenes autoritarios. Hay que ser muy cauto cuando uno dice que quiere entrar "a saco" como ocurre en muchas provincias. El otro día salió un spot de Patricia Bullrich llevándose a todos por delante. Ese tipo de gestos activan la capacidad de resistencia Argentina que es probable que pertenezca a la izquierda pero que, si bien puede desordenar la calle, tiene pocos votos. El resto del arco político debería aprender a ubicarse para neutralizar las provocaciones.
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¿Los hechos de Jujuy los encolumna en este ejemplo de Patricia Bullrich?
Lo de Jujuy tiene los dos componentes de una crisis: una medida del gobierno de Morales y una reacción violenta. Esa es la combinación ideal para precipitar una crisis. Me gustaría saber si el gobierno de Morales pensó en dónde se estaba metiendo al tomar una decisión que conceptualmente es correcta, pero que es complicada en medio de una campaña electoral. Me parece un error.
¿Cree que este tipo de conflictos se darán a partir del 10 de diciembre si es que gana Juntos por el Cambio?
Puede ser porque los ejemplos abundan. Desde que Trump decidió tomar el Capitolio y Bolsonaro hizo lo mismo en Brasilia, la idea de ocupar la legislatura se volvió un nuevo dispositivo de las protestas. Antes se ocupaban las calles, ahora se hace con los establecimientos de la democracia. Anoche pensaba que esto podía ser una especie de ensayo. Si vamos caminando hacia fines de diciembre con los ojos blindados, pueden pasar estas cosas.
Recuerdo que, en las grandes protestas de 2001, los manifestantes estuvieron a punto de ingresar al Congreso y a la Casa Rosada.
Es probable, porque los que lo intentaron se encontraron con que lo podían hacer con total tranquilidad. En estos años atravesamos en una nueva secuencia en la que la protesta comenzó a ser canalizada y el partido peronista pudo administrarla. Hoy en día, el peronismo entró en un estado de descomposición y la protesta tiene salidas espontáneas. Hay que levantar la guardia, esto no significa que haya que montar un aparato represivo, pero sí que hay que ser inteligente a la hora de tomar decisiones.
¿Entiende que la situación puede ser positiva en el sentido de anticiparle a Juntos por el Cambio cómo será su realidad a la hora de gobernar?
Puede ser, pero es una curiosa celebración de nuestros 40 años de democracia.
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¿Cree que podría gobernar a través de plebiscitos?
No me animaría a recorrer esa alternativa porque se puede contaminar fácilmente y en el plebiscito puede entrar pescado podrido.
¿Cómo imagina la solución a esta crisis?
No tengo idea, dependerá de la inteligencia política que no está distribuída democráticamente entre todos los argentinos. Hoy miro a quién tiene el poder de decisión y me preocupa si son inteligentes o no. Durante 18 años, Perón estuvo exiliado y tuvo como política desestabilizar las soluciones que montaban quienes lo había derrocado. El desplazamiento de un sector del peronismo del poder puede recrear la política de desestabilización. Eso hace que el resto del arco político cierre filas. El voto no es suficiente, es necesaria la conciliación con las fuerzas sociales. En este momento tenemos una disyuntiva que es la de administrar el descontento.
¿Considera que la insistencia de Cristina Kirchner a Alberto Fernández para que lea su libro haya un mensaje de que ni el presidente, ni el ministro de Economía tienen todo el poder?
Por supuesto que sí. Los poderes fácticos están siempre activos. Hay gente que habla de propuestas para el país y me parecen muy inocentes. Si uno pasa una semana en la Casa Rosada se va a dar cuenta que no basta con capturar el voto, se necesita cintura para manejar las presiones que están siempre activas.
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¿Cómo lo ve a Sergio Massa como ministro de Economía?
Es personaje muy curioso y no sé cómo lo reciben en el FMI. Que un candidato a presidente negocie un acuerdo con el Fondo me parece desopilante. Él tiene mucha capacidad de cintura y eso le ha permitido surfear por la política argentina. Todavía no sabemos quién es Massa, sólo sabemos que es un hombre que lleva y trae.
Alejandro Gomel: Hay quienes aseguran que esta crisis es similar a la del 89 y otros que dicen que se parece a la del 2001, ¿ encuentra similitudes con estos momentos históricos?
La del 89 fue distinta porque Alfonsín trataba de llegar al final de su gobierno en una situación de disminución y apareció un candidato que hablaba de salariazo, algo que generó una importante especulación. Hoy no tenemos una alternativa de esa magnitud desestabilizadora. Si suprimimos ese componente, tenemos que mirar hacia otro lado y podemos ver que la economía tiene sus dificultades y que la sociedad está en tensión permanente. Esto, de alguna manera, está más cerca del año 2001. El país camina como sonámbulos hacia una crisis. En 2001 dominó la anarquía y hubo un desorden total que terminó con sangre. No puede ser que le ofrezcan a los argentinos otro espectáculo de esa magnitud. Menem hizo lo que hizo porque tenía las espaldas cubiertas con el justicialismo detrás.
Jorge Fontevecchia: Entre los candidatos de Juntos por el Cambio uno percibe una diferencia de modos, más allá del diagnóstico. Pero sus economistas coinciden en plantear medidas rápidas y un ajuste importante. ¿Entiende que estas propuestas se basan en la inexperiencia?
Los economistas de Juntos por el Cambio no están hablando sinceramente. No creo que tengan una opinión unánime respecto a la necesidad de un ajuste estructural.
¿Cree que los economistas dicen lo que los candidatos quieren escuchar?
Es probable. El PRO no es un partido de ideas y no puede concebir sus diferencias si no es a través del método. Ellos no tienen palabras para definir "izquierda" y "derecha" entonces todo lo tienen que conceptualizar a través de un método. Más allá del problema de método, está el problema de la dirección del cambio y cómo se arma la ecuación sociopolítica a futuro.
¿Cómo cree que llegará la economía al momento del cambio de gobierno?
Se están haciendo grandes esfuerzos para que la economía llegue de alguna forma u otra a diciembre. Pero esos esfuerzos son humanos y están condenados a la fragilidad de la condición humana. Ojalá puedan ser esfuerzos efectivos.
ADP