El abogado penalista Juan Carlos Portugal, defensor legal de la expresidenta Dina Boluarte, criticó duramente el cuestionable manejo de las vacancias presidenciales por parte del Congreso de Perú. Según advirtió en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190), para las elecciones del 12 de abril de 2026, varios candidatos de orientación conservadora se perfilan como favoritos: "En Perú la derecha volverá al Gobierno".
El abogado penalista peruano Juan Carlos Portugal está especializado en Derecho Penal y Procesal Penal. Se desempeña como docente en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín de Porres (USMP), donde imparte cursos. Además, es socio fundador del Estudio Jurídico Portugal Sánchez & Abogados Asociados E.I.R.L. y cursó especializaciones en litigio estratégico, derechos humanos y sistema acusatorio en Estados Unidos y Colombia.
Me indican que usted considera que el presidente Pedro Castillo debía haber permanecido en el poder y que la asunción de la vicepresidenta Dina Boluarte no fue la decisión correcta. En Argentina también se debate la posibilidad —como sucede en Perú— de que el Congreso tenga la facultad de sustituir al mandatario. ¿Qué interpretación tiene sobre la llegada de su defendida al gobierno y lo ocurrido posteriormente?
No es del todo correcto lo que se difundió sobre mi postura respecto al expresidente Pedro Castillo. Lo dije ayer y lo sostengo hoy: no cambio mis convicciones por agradar a nadie. Mi punto fue claro: la discusión penal y probatoria sobre el delito de rebelión no debía limitarse a una supuesta flagrancia, sino investigarse con mayor profundidad. A mi entender, Castillo no cometió rebelión y, por ende, su detención fue ilegal e inconstitucional.
Eso no implica que el intento de quebrar el orden democrático y alterar la paz social con un golpe de Estado no mereciera una vacancia por incapacidad moral. Fue correctamente destituido y, a la vez, legítima la asunción constitucional de la presidenta Boluarte. Mi planteo era estrictamente jurídico, enfocado en el delito y la prueba penal.
En cuanto al panorama político, mi país atraviesa una inestabilidad persistente. Hablo ahora como ciudadano: Perú sigue siendo democráticamente inmaduro porque son las calles las que deciden si hay vacancia o cuándo votar. No existe un civismo que garantice respetar el mandato presidencial cada cinco años. Desde mi perspectiva, del mismo modo que el presidente no puede disolver el Congreso en su último año, tampoco debería tener la potestad de destituirlo en ese período. Es cuando se vuelve más irracional: no piensa en la institucionalidad ni en los valores democráticos, sino en el calendario electoral. Solo así podríamos recuperar un verdadero civismo democrático.
Ahora, Juan Carlos, desde Argentina se suele envidiar la estabilidad macroeconómica del Perú y la continuidad del presidente del Banco Central. ¿Cómo se explica esa estabilidad en contraste con la inestabilidad política, con tantos presidentes destituidos, encarcelados o incluso suicidados?
Parecen realidades opuestas, pero ha existido un fuerte respaldo de los gremios empresariales en medio de crisis políticas. Cada vez que un expresidente fue condenado o vacado, el empresariado reaccionó con comunicados y declaraciones que amortiguaron el impacto. Eso permitió que la economía mantuviera cierta estabilidad.
Leí que Dina Boluarte, días antes de ser destituida, mencionó que la inauguración del puerto de Chancay —administrado por una empresa china— no agradaba al expresidente Donald Trump. Ese puerto tiene un papel estratégico para China, al conectar Sudamérica con el Pacífico, y Trump había advertido que el canal de Panamá estaba bajo influencia de compañías chinas. ¿Cree que ese malestar pudo influir en la caída de ella?
Así es. La decisión de los partidos políticos —una decisión, diría, trasnochada— se tomó en las últimas horas de aquel miércoles fatídico. Estuvo impulsada por la inseguridad ciudadana y por cálculos políticos. Renovación Popular (RP) emitió primero un comunicado promoviendo la vacancia y luego lo hizo Fuerza Popular (FP), el partido de Fujimori.
Lo he dicho en varios medios: sus decisiones se guían más por los termómetros sociales y electorales que por los valores democráticos. Por eso, sostengo que en una democracia frágil como la nuestra, la única salida es establecer límites constitucionales que aseguren estabilidad política y social. Así se evitaría que la vacancia por “incapacidad moral” se use como un instrumento discrecional para frenar la gobernabilidad.
Las elecciones presidenciales en Perú se aproximan. ¿Es correcto afirmar que el candidato con mayores posibilidades es el alcalde de Lima, de centro derecha?
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Así es. Las encuestas lo confirman: Rafael López Aliaga ganó protagonismo por su estilo y por obras que tuvieron impacto en Lima. Todo indica que los partidos de centro y derecha concentran la intención de voto. Podría ser el primer presidente que llega desde una gestión municipal, algo que nunca ocurrió. También figuran Keiko Fujimori, con un electorado fiel, y el periodista Phillip Butters, sin trayectoria política, pero con un discurso de derecha que encontró eco en la sociedad. Todos ellos, finalmente, comparten un mismo perfil: representan a la derecha peruana.
MV