Tras el impacto que provocó el anuncio conjunto de los presidentes de Argentina y Brasil de que encararían el análisis de una moneda común entre ambos países, la idea comenzó a tomar forma con una dosis mayor de realismo.
En una conferencia conjunta, los ministros de Economía Sergio Massa y Fernando Haddad se ocuparon de bajar las expectativas y recalcaron un concepto bien claro: no hay planes de moneda única sino de una moneda común. Y este sentido, se trata de un plan de largo plazo, del que el abrazo entre Alberto Fernández y Lula da Silva representa el punto de partida de un largo camino.
Muy lejos quedaron las expectativas de quienes esperaban un anuncio que equipare al Mercosur con la Unión Europea y a una nueva moneda regional o latinoamericana con el euro.
Economistas del hemisferio norte se ríen de la idea de una moneda común en Sudamérica
Lo concreto tiene menos de estrategia y más de urgencias: en el corto plazo, ambos gobiernos buscan un esquema de pagos para su comercio bilateral que cumpla con dos objetivos.
El primero es facilitar la actividad de las empresas brasileñas que exportan a la Argentina -"simplificarles la vida", admitió Massa- que deben lidiar con las trabas cambiarias de sus contrapartes argentinas. El segundo, es clave para la Argentina: viabilizar el finaciamiento de las importaciones de manera que no impacten sobre las reservas del Banco Central.
JL