MODO FONTEVECCHIA
CRISIS POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA

Marco Enríquez-Ominami: "Alberto Fernández logró que la agenda de la corrupción disminuya en la Argentina” 

El ex diputado chileno e integrante del Grupo Puebla respaldó la gestión del presidente argentino. “Más allá de las dificultades de la economía, desestresó a la Argentina”, afirmó en Modo Fontevecchia.

Marco Enriquez Ominami
Marco Enriquez Ominami | Twitter personal

Marco Enríquez-Ominami opina que, a pesar del problema de la inflación, Argentina está en un momento de crecimiento económico, y asegura que no le teme al regreso de la derecha. “Tuvieron la posibilidad de gobernar y el pueblo los castigó con dureza”, sostuvo el dirigente chileno en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (101.9). 

¿Cuál es tu balance del gobierno de Alberto Fernández? 

 He visitado la Argentina muchas veces durante los últimos 20 años, recuerdo que mucha gente tanto de derecha como de izquierda me ha dicho "hay muchos planes sociales, mucho escrache, mucha violencia, los meses de diciembre son un desastre", y me atrevería a decir que Alberto Fernández es un audaz tranquilo.

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No soy comentarista de la política Argentina, pero observo que Alberto Fernández cumplió con su promesa, más allá de las dificultades de la economía: desestresó a la Argentina.

En 2015, la batalla en el debate público fue brutal, los funcionarios caían presos y se acusaban mutuamente. También hay que tener en cuenta la realidad de América latina, el narcotráfico, los problemas económicos y la pobreza. En ese contexto, Alberto hizo cosas muy audaces y las hizo con tranquilidad, con democracia y diálogo. Ha logrado que la agenda de corrupción disminuya en Argentina.  

En esta reunión del Grupo de Puebla, la mayoría de los representantes han sido ex presidentes que encabezaron la primera parte de la segunda década de este siglo, ¿hay una pérdida de aquellas expectativas con las que gobernaron? 

Un debate del Grupo de Puebla es si estamos asistiendo a un segundo ciclo progresista o al simple péndulo de la clase media latinoamericana que premia y castiga, que permitió que en Chile hayan gobernado Bachelet-Piñera-Bachelet-Piñera.

Es decir, o estamos en una etapa en la que el cambio impone la regla en cada elección, o estamos asistiendo a un ciclo más humanista y progresista con más de 8 gobiernos que actualmente presiden en América latina y el caribe. Esto es una novedad, en el sentido de que hubo un ciclo de derecha que no funcionó.

El segundo debate que puede ser resbaladizo como concepto es el tema del lawfare: hay corrupción en América Latinia, pero al mismo tiempo, en nombre de la persecución a la corrupción o al narcotráfico, implementaron mecanismos legales muy perversos que han proscripto a posibles presidentes y finalmente se demostró que eran operaciones políticas con fiscales, medios y jueces coordinados para intervenir el proceso democrático.

Puedo mencionar los casos de Lula, Correa, Evo Morales y hasta yo mismo, que tenía la mayor intención de voto en 2015. De todas formas, en Brasil, Chile, Colombia y Argentina, la derecha tuvo la posibilidad de gobernar con mucha fuerza y con propuestas de responsabilidad fiscal y reducción del tamaño del estado como única prioridad y los pueblos los castigaron con dureza.

No le tengo miedo al problema del péndulo, sino a la insolencia estéril que representan Milei, Bolsonaro, Hernández o Kast. Esa insolencia sin rebeldía: "odio a los políticos y eso me da legitimidad para representar un cambio". Eso me preocupa más porque podría suponer la llegada de la extrema derecha, aunque es cierto que este tipo de fuerzas suelen ser derrotadas en segunda vuelta. 

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Es cierto. Además, Lula ganó, pero con fuerzas no progresistas dentro de su coalición.

Objetivamente, Bolsonaro tuvo un enorme resultado. Por eso creo que el balance de Alberto Fernández es positivo, él fue el ejemplo vivo de que se puede ser audaz y tranquilo. 

De todas formas, las posibilidades de triunfo del oficialismo son muy bajas, ¿no cree?

En la teoría del cambio y del péndulo, es así. El cambio tiene más chances que la continuidad. Pero me cuesta pensar en que Macri, Larreta o Bullrich se pueden presentar como una propuesta de cambio, ya gobernaron, tuvieron su chance y dijeron que en 3 minutos resolvían la inflación porque era un problema de sacar al "Estado opresor". No lo hicieron y la pandemia demostró que estaban equivocados

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¿Creés que la sociedad está reclamando un cambio respecto a la inflación y a sus dificultades en la vida cotidiana? 

Sí, pero al mismo tiempo, el crecimiento de la Argentina es uno de los más altos del mundo. Tiene inversión privada directa altísima, obras públicas como pocas veces en la historia y crecimiento del empleo.

Por supuesto que la inflación es un drama. Yo no soy abogado de Alberto Fernández, pero sí lo admiro y me consta que en América latina y en Europa, hoy por hoy, es un presidente reconocido por su capacidad de articulación, de justicia, de rigor, de decencia y de diálogo.

Es cierto que hay un problema económico en Argentina, si bien la inflación es un fenómeno propio del país. En la próxima elección habrá que decidir si es preferible volver a un gobierno como el de Macri o seguir avanzando en una senda de paz social.

Recuerdo que, con Macri, el estrés social y político era gigantesco. Ahora hay un debate democrático y la conflictividad social no es tan grande, teniendo en cuenta el porcentaje de inflación.

Chile explotó con apenas el 3% de inflación y sin educación gratuita. Se paralizó el país con las protestas, quedaron jóvenes con graves daños oculares, no se podía caminar por las calles de Chile.  

¿A qué atribuís la insatisfacción del pueblo chileno con Gabriel Boric? 

Chile tiene una economía muy pequeña, pero muchas veces se considera al país como el mejor alumno de Estados Unidos.

Hoy en día se apagaron los motores. Las diferencias que en su momento se marcaron con Argentina, como el orden en las finanzas, la deuda pública baja y la capacidad exportadora moderna, se agotaron.

Esto sucedió porque no hizo el trabajo que sí realizó Argentina hace 50 años, como la construcción de derechos que den paz social y que permitan una convivencia entre compatriotas.

Boric llegó como una gran promesa de resolver la ecuación del crecimiento con menos desigualdad, pero no lo logró porque, a pesar de ser una gran persona, quiere fundar una iglesia y no un país. Se está dedicando al "buenismo" y se olvida que la política es acordar, confrontar, construir, arriesgar y saber que hay derrotas que le sirven al país y triunfos que son inevitables e imprescindibles.

No ha aprobado ninguna reforma sustantiva, acaba de perder la reforma tributaria, el plebiscito por la nueva constitución y es el peor momento del progresismo en Chile a nivel electoral

ADP FM