Después del horror de Bucha, con cadáveres esparcidos en las calles como marionetas desarticuladas, la Unión Europea y Estados Unidos apoyan una investigación para presentar cargos contra el ejército ruso ante los tribunales internacionales y evalúan preparar una batería de sanciones contra el régimen de Vladimir Putin.
El gobierno de Volodímyr Zelensky, a su vez, expondrá mañana, martes, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, más allá de que Rusia y su aliado escorado, China, tengan poder de veto en ese ámbito.
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Las imágenes de Bucha revelaron por primera vez desde la invasión, descafeinada por el régimen de Putin como una operación militar especial, las atrocidades cometidas contra civiles indefensos. En algunos casos, con signos de haber sido torturados antes de perecer.
La Unión Europea, de común acuerdo con los Estados Unidos, aplicó hasta ahora cuatro paquetes de represalias con Rusia. El último data del 15 de marzo. Los países bálticos reclaman medidas más drásticas mientras las mediaciones entre las partes en conflicto, encaradas ahora por el presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan, poco efecto surtieron en el campo de batalla.
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A falta de diálogo y de sensibilidad, la decisión de algunos países como Alemania de no cortar de cuajo las relaciones con Rusia, en su caso por la necesidad de recibir gas, está en estudio. Alemania aporta cada día 700 millones de euros a las arcas de Putin. El golpe definitivo, según los gobiernos de Polonia y de los países bálticos, sería dejar de comprarle gas, petróleo y carbón.