Una frase repetida en el mundo de la política, en especial dentro del peronismo, es que Máximo Kirchner se parece más a su padre que a su madre. Sin embargo, lo que sucedió el 31 de marzo pone en jaque esa afirmación: a diferencia de Néstor y Cristina, que siempre tuvieron una relación tirante con la Iglesia local, el líder camporista se mostró con un cura villero y dio un paso más en su acercamiento eclesiástico. El hijo no llevará el pecado del padre.
Es que ese día Máximo fue hasta la parroquia San José, en La Matanza, que comanda Nicolás “El Tano” Angelotti, uno de los curas villeros más reconocidos. Fue un episodio más de un novedoso acercamiento que arrancó en la pandemia: en el comienzo el 2020, cuando el virus recién llegaba al país, el líder camporista fue hasta la parroquia de Angelotti para coordinar -en un trabajo mancomunado con el Ejército que entonces comandaba Agustín Rossi- a levantar en ese predio un hospital de campaña para los enfermos del Covid.
Era la primera vez que Máximo -y el kirchnerismo- entraban en contacto con los curas villeros, el equipo de trabajo que creció durante la gestión de Jorge Bergoglio en el arzobispado de Buenos Aires y que hoy está presente en muchos barrios a donde el Estado apenas llega. A lo largo de ese año esa relación se afianzaría, y de hecho sería el diputado quien, en dos ocasiones, coordinaría una visita de los curas a la Quinta de Olivos para ver a Alberto Fernández. Eran épocas en que el Presidente y el hijo de Cristina todavía se hablaban.
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Ahora Máximo y Angelotti se volvieron a encontrar. Fue una gestión en la que intercedió el camporista para colaborar en lo que era una disputa inter eclesiástica. Hace tiempo que Angelotti, y el obispo Eduardo García, de San Justo -la diócesis de esa zona-, venían insistiendo en levantar un proyecto integral en un descampado abandonado de la zona, de 32 mil m2, ubicado en la Avenida Crovara Nº 5650. El plan era edificar ahí una plaza, un centro cultural, una escuela especial de discapacidad, un centro para abuelas y abuelos, un club con pileta y también una casa de la Juventud. De hecho, el 20 de enero de este año la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) le había concedido el permiso del uso de ese lugar al obispado de San Justo.
Sin embargo, ese mismo lugar había sido otorgado, durante el macrismo, a la Fundación Cadena, que comanda el cura Pablo Guilardini. Los memoriosos de la zona todavía recuerdan un áspero cruce entre el obispo García y Florencia Arietto, entonces funcionaria del ministerio de Seguridad, en el que el cura le pedía que interceda para activar la edificación del lugar. Es que, desde entonces hasta hoy, no se habían avanzado en las obras y el predio era un descampado.
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Giulardini y García mantenían un debate por el lugar, que pareció quedar zanjado con la decisión de AABE. Pero en la práctica la obra estaba parada. Por eso le solicitaron a Máximo que interceda para acelerar los tiempos. “Se portó muy bien él”, dicen desde el obispado. Máximo estuvo acompañado por su mano derecha en Buenos Aires, el diputado provincial Facundo Tignanelli, y por la subsecretaria de Derechos Humanos de La Matanza, la camporista Amira Curi.
Ella subió a sus redes, después de la visita, una foto con Angelotti y el epígrafe “Rayo kirchnerizador”, y también anunció que van a trasladar delegaciones de la Defensoría del Pueblo a las villas de la Provincia.
AVS PAR