MODO FONTEVECCHIA
LA APERTURA DE MODO FONTEVECCHIA

Miedo y política

El caso del policía que mató al motochorro reavivó la discusión política por la inseguridad y la legítima defensa. El miedo se vuelve a instalar en la campaña electoral.

Wado Bullrich Berni
Wado Bullrich Berni | Agencia NA

"El miedo es fundamental como constructor político", introdujo Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (101.9) del miércoles 24 de mayo del 2023.

Algunos cientistas sociales sostienen que el miedo fue el elemento constitutivo de las sociedades. Según la perspectiva de Hobbes, existía el miedo a ser asesinado y fue el motivo principal para que el mundo delegara el monopolio del poder de la fuerza al Estado. 

La tensión entre el miedo y el deseo es punto fundamental de todas las teorías, tanto políticas, como psicoanalíticas y económicas.

Liberaron al policía que mató a un motochorro: Berni y Bullrich lo apoyaron y Wado de Pedro los cruzó

El miedo presente en la campaña electoral

Uno de los debates de esta semana fue la muerte del motochorro por parte del policía bonaerense al que había asaltado. "El hombre se sintió amenazado por el uso de un arma, estaba indefenso y no sabe si lo van a matar por más que le de la moto", reflexionó Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.

Por su parte, Patricia Bullrich celebró que la justicia haya liberado al policía por entender que actuó lícitamente y sostuvo que el abandono de la seguridad en el país, corresponde a una ideología: "Es la ideología de pensar que no hay que meterse con los chicos que roban y que matan o con el delivery de droga porque está trabajando. Esa ideología hace que el delincuente se empodere y la sociedad termina entre rejas".

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Uno de los primeros dirigentes oficialistas en responderle a Patricia Bullrich fue Wado de Pedro, posible contrincante en las próximas elecciones: "Siempre existieron sectores de la sociedad que tienen un discurso demasiado violento. Patricia Bullrich no repudió el intento de asesinato a la Vicepresidenta y después nos enteramos que su jefe de campaña tenía conocimientos del atentado".

La histórica tensión entre el miedo y el deseo construye la sociedad, así como la tensión entre el miedo y la codicia constituye la economía. Este miedo puede referir a la inseguridad o a una posible hiperinflación que deje a algún ciudadano sin los recursos para alimentar a su familia.

"El miedo en Occidente", de Jean Delumeau

El mundo que nos ha precedido contaba con buenos motivos para tener miedo, por eso lo conocía bien y también clasificaba bien sus tipos: estaba el simple miedo, pero con él coexisten el pánico, el espanto, el temor, el terror, el pavor, el horror. Cada uno posee su campo semántico propio por razones de peso. El miedo que angustia no es el que hace verter lágrimas, ni tampoco el que deja petrificado. Es el que hace temblar.

El mundo que emerge de la baja Edad Media es un mundo lleno de fuentes de temor fundado. La vida no estaba asegurada, la muerte era un fenómeno visible y constante, la enfermedad raramente se curaba, los desastres de fortuna acechaban en forma de incendios, robos, asaltos, inundaciones, tormentas y, por si esto fuera poco, la guerra era siempre de esperar.

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La guerra era, sin duda, lo peor porque todo lo juntaba. Sus aliados, la pérdida de cosechas, la carestía, el hambre y la peste, campaban en los momentos de guerra. Era el infierno en la Tierra y abría sus puertas cada poco tiempo, de tal modo que ninguna generación se libraba de conocerla de primera mano.

El miedo presidía también las relaciones religiosas y los movimientos populares. Sobre todo cuando, inopinadamente, se salía de su cauce. Existieron épocas de gran miedo.

Cuando se ha vuelto la emoción prevalente, como en las grandes pestes, las guerras de religión, las hambrunas y los desastres, el miedo ha buscado chivos expiatorios. La dinámica es conocida: se instala el rumor, adviene el miedo, se pierde el camino y comienza la búsqueda del responsable que ha de pagar por todo.

Hay víctimas con muchos más boletos que otras: aquellas que se suponen siempre en la parte exterior del propio grupo, o que pueden ser colocadas allí. Quienes son señalados como parte de la quinta columna de Satanás.

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El poder ha buscado su manejo y, normalmente, se le ha ido de las manos. Quienes señalan víctimas lo están utilizando. Por eso, el momento de señalar víctimas, nos indica que el miedo se ha hecho dueño del ambiente.

¿Por qué ese silencio prolongado sobre el papel del miedo en la historia? Sin duda, a causa de una confusión mental ampliamente difundida entre miedo y cobardía, valor y temeridad. Por auténtica hipocresía, lo mismo el discurso escrito que la lengua hablada, han tendido durante mucho tiempo a camuflar las reacciones naturales que acompañan a la toma de conciencia de un peligro tras las apariencias de actitudes ruidosamente heroicas.

La palabra "miedo" está cargada de tanta vergüenza que la ocultamos. Sepultamos en lo más profundo de nosotros el miedo que se nos agarra a las entrañas.

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Heroísmo y miedo

La literatura de las crónicas es igual de inagotable sobre el heroísmo de la nobleza y de los príncipes, siendo estos la flor de toda nobleza. Los presenta como impermeables a cualquier temor.

Así, para Juan sin Miedo, que gana su significativo sobrenombre luchando contra los de Lieja en 1408 sobre Carlos el Temerario, otro sobrenombre que destacar, los elogios son hiperbólicos: "Era altivo y de gran valor; seguro en el peligro, sin miedo y sin espanto; y si alguna vez Héctor fue valiente ante Troya, este lo fue otro tanto"

Sartre escribe: "Todos los hombres tienen miedo. Todos. El que no tiene miedo no es normal, eso no tiene nada que ver con el valor". La necesidad de seguridad es, por tanto, fundamental y está en la base de la afectividad y de la moral humana.

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 Por eso es un error de Freud no haber llevado el análisis de la angustia y de sus formas patógenas hasta el arraigo en la necesidad de conservación amenazada por la previsión de la muerte. El animal no anticipa su muerte. El hombre, por el contrario, sabe que morirá. 

Descartes aseguraba que la principal causa del miedo es la sorpresa. Se comprende así por qué los antiguos veían en el miedo un castigo de los dioses, y por qué los griegos habían divinizado a Deimos, dios del temor, y a Phobos, dios del miedo, esforzándose por conciliarlos en tiempo de guerra.

En cuanto a Pan, en su origen dios nacional de Arcadia, que, a la caída del día, infundía el terror entre rebaños y pastores, se convirtió a partir del siglo V en una especie de protector nacional de los griegos

ADP JL