En diálogo con Jorge Fontevecchia, Luis Carlos Díaz afirmó que el régimen venezolano cometió un "fraude insólito" y que, en realidad, Maduro perdió las elecciones. “Se le ganó a Maduro en todos los estados, pero, a la hora de leer los resultados en la noche, el Consejo Nacional Electoral decidió leer otra cosa”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Luis Carlos Díaz es periodista ciberactivista venezolano. Trabajó en el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, el centro Gumilla, y en periódicos como El Nacional y Tal Cual. Además, fue conductor radiofónico en el Circuito de Unión Radio y miembro del consejo editorial de la revista SIC. En el 2019 fue detenido por agentes del servicio bolivariano de inteligencia nacional (SEBIN) y, durante los apagones a nivel nacional de ese año, fue declarado por Amnistía Internacional como un preso de conciencia.
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Las elecciones en Venezuela mantuvieron en vilo a todo el mundo y el resultado marcará el inicio de una nueva era en América Latina. ¿Qué balance hace de lo que está pasando en este momento en su país?
Venezuela amanece con una mezcla de estados anímicos muy graves, porque lo que ocurrió ayer ha generado muchísima frustración, rabia y dolor en gente que tenía otra expectativa.
Algo popular en Argentina es el fútbol, y se me ocurre explicar a Venezuela en esos términos para que se entienda: aquí todas las mediciones decían que se iba a ganar el partido. A lo largo del día, la gente marcó todos los goles necesarios, y las proyecciones que tenía la gente y las actas en la calle hablaban de una diferencia de más de 30 puntos de distancia entre el candidato opositor y Maduro.
Se le ganó a Maduro en todos los estados, pero, a la hora de leer los resultados en la noche, el Consejo Nacional Electoral decidió leer otra cosa. Se inventaron otros números y dijeron que todos esos goles que se habían marcado no contaban, sino que vieron como ganador a Maduro.
Ahora, eso no es una decisión final, es básicamente la imposición del poder. Entonces, ahora empieza la jugada en la que, primero, la gente está en su casa, no hay protestas masivas. Porque recordemos que tanto en 2014 como en 2017 ya hubo gente en las calles, desaparecidos y torturados. Hubo crímenes de lesa humanidad que traumaron a la población.
Pero por otro lado, la comunidad internacional empieza a pronunciarse, y gobiernos como el de Argentina, Chile y Costa Rica, junto con muchos más, no reconocen estos resultados porque no son consistentes con la realidad.
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¿Cómo imagina que va continuar? ¿Cómo sigue esta situación?
Lo primero que hay que pensar es en el resguardo físico de los líderes opositores. Hay que evitar que sean detenidos, exiliados o asesinados, porque en Venezuela cualquiera de esas situaciones puede ocurrir. Luego, la preservación tanto de ONGs, que han estado muy activas, porque es lo que queda de la sociedad civil de Venezuela, como de los medios de comunicación. Ayer tuvimos que salvar a dos periodistas que estaban secuestradas en centros electorales por un grupo armado. Y luego pensar cuáles son los mecanismos de resistencia de la gente de cara a lo que vaya a pasar en las calles.
Hay mucho temor, la gente tiene miedo de cómo pueda responder el chavismo. Pero, por otro lado, el chavismo tiene que responderle internamente a su gente. Han dado resultados de mentira cuando antes el chavismo se basaba en su popularidad y en ganar elecciones cuando el petróleo estaba en 150 dólares. En este momento, esa narrativa se acaba, y le están pidiendo a su propia gente que sean cómplices de un fraude masivo. ¿Cuántas personas van a apoyar eso?
Y luego viene toda la respuesta internacional, porque la presión sobre Venezuela aumenta. Recordemos que Venezuela no es un país aislado, sigue expulsando migrantes. Hay más de 8 millones de venezolanos en el exterior, y las encuestas decían que 20% del país se iría si Maduro se robaba estas elecciones. Son millones de personas que saldrían hasta caminando. Claro que para ese tipo de escenarios también hay que prepararse.
Lo que ocurrió anoche no es definitivo, sino que abre otro campo de juego a ver si, por otros métodos más de resistencia o de presión, el chavismo cambia esta actitud que ha tenido.
¿Y cuáles serían los otros poderes fácticos, independientemente de los votantes, que podrían torcer esta situación? ¿Cuál es la situación de la justicia?, ¿de las Fuerzas Armadas? ¿Qué otros poderes podrían llegar a modificar esta decisión del chavismo?
Esto es bueno explicarlo para el exterior, porque a veces se piensa a Venezuela desde sociedades que tienen independencia de poderes, y en nuestro país eso no ocurre. El Consejo Nacional Electoral está conformado por rectores que son militantes políticos, la mayoría militantes del partido del Gobierno, incluso con relaciones de negocios o familiares con Nicolás Maduro y Cilia Flores. Esperar de ellos algo distinto ya hoy es imposible, porque ayer decidieron leer esos resultados.
De parte de los militares se esperaba que, al menos los mandos medios, no acompañar a sus líderes en esta decisión. Sin embargo, ayer, el ministro de Defensa se impuso y dijo que había ganado la paz y se le había ganado al fascismo. Pero bueno, es todo un relato del poder.
El chavismo controla todos los poderes, el Tribunal Supremo de Justicia está conformado de personas que no tienen los méritos para ser magistrados, que no tienen la carrera suficiente, pero sí son militantes del partido. Entonces internamente no hay contrapesos institucionales, los contrapesos vienen de la gente en las calles, que decidió participar en estas elecciones con todo en contra, porque ocurrieron los Acuerdos de Barbados, que fueron unos acuerdos internacionales con la mediación de Noruega, en el que se buscaba llegar a este camino pacífico.
Por eso participaron los venezolanos, no por ingenuos, no por no haber probado antes lo otro que se podía. Esta trampa que acaba de ocurrir tiene que derivar en nuevos escenarios porque, que el chavismo se imponga, genera un costo altísimo. Tanto para la población como para ellos mismos.
MB FM