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MODO FONTEVECCHIA
Panorama económico

Rodolfo Santangelo: "No estoy seguro de que estemos en un dólar bajo"

Para el economista, Javier Milei enfrenta el desafío de equilibrar el ajuste fiscal sin generar turbulencias en el mercado cambiario. “Lamentablemente, el Gobierno se apresuró, a mi juicio, en disminuir la tasa de devaluación al 1%”, sostuvo.

Rodolfo Santangelo
Rodolfo Santangelo | captura de video

Para Rodolfo Santangelo, la mayor preocupación no es solo el valor del dólar, sino el alto costo argentino que afecta a empresas eficientes. Advierte que la competitividad sigue comprometida, incluso si el tipo de cambio parece estable. “Hoy, mi mayor preocupación de la situación actual es cuando veo empresas que, me consta, son competitivas, son eficientes, y sin embargo las veo muy justas de rentabilidad”, contó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Rodolfo Santangelo es economista, máster en Economía del Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina, con posgrado en Economía en el Institute del World Economic de Alemania. Profesionalmente, ha trabajado en el Banco Central, específicamente en el área de estudios monetarios y bancarios.

-Argentina atraviesa una aparente estabilidad cambiaria y una desaceleración inflacionaria gracias al ajuste fiscal y la reducción de la emisión monetaria. Sin embargo, persisten dudas sobre el atraso cambiario. Queremos conocer tu opinión sobre si Cavallo tiene razón o si tiene razón Milei al decir que es un “impresentable”.

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-Buen día, Jorge, ¿cómo te va? No conocía esta obra de Bach con la que me recibieron, pero siempre es un gusto escucharlo. A ver, más allá de las malas formas con las que el Presidente se ha expresado, fuera de lugar, soy de las personas que creen que las cosas deben decirse de manera correcta. Podría tranquilamente haber dicho: “Estoy de acuerdo”.

Yo creo que el tema del tipo de cambio hay que plantearlo así. Punto número uno: si vos me preguntás si hoy estamos en una situación de grosero atraso cambiario, mi respuesta es no. Dos: si me preguntás si estamos en el límite de lo tolerable, mi respuesta es . Creo que el tipo de cambio contra la inflación ha caído lo que siempre cae en los planes de estabilización. Había empezado con un colchón y perdió el colchón. Y al perder el colchón, requiere una urgencia que la tasa de devaluación converja a la tasa de inflación o, al revés, que la inflación converja con la devaluación.

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Lamentablemente, el Gobierno se apresuró, a mi juicio, en disminuir la tasa de devaluación al 1% en esa ansiedad que tiene. Y, bueno, por lo tanto, puede haber todavía unos meses donde se siga deteriorando. No lo veo como una situación gravísima e irreversible, pero es un llamado de atención sin lugar a dudas.

A esto se añade, en este último momento, que, a partir de Trump, volvemos a tener el dólar como la moneda más fuerte del mundo. El real, si bien dejó de desvalorizar fuertemente, todavía está cerca de seis, y los precios de nuestros productos de exportación están bajos. Entonces, tener el dólar bajo cuando el real en el mundo está débil y nuestros precios son bajos, es un problema.

Hoy lo importante es que no se crucen umbrales irreversibles donde el atraso cambiario conduzca inexorablemente a una devaluación. Creo que todavía no estamos en esa situación, pero yo diría que no es un tema para tomárselo a la ligera. No es un tema para decir: “Argentina ha cambiado y lo que pasó en el pasado no va a volver a ocurrir”. Creo que todavía estamos lejos de una situación crítica. El problema que tenemos a futuro es que Argentina, algún día, va a necesitar tener un tipo de cambio que lo determine el mercado. Probablemente, cuando lo determine el mercado, tenga que ser algo superior al de hoy. Y la experiencia nos dice que es muy difícil enfrentar esas situaciones sin que en el medio pase una turbulencia.

Entonces, el desafío que tiene Argentina a futuro es poder parecernos a Brasil, a Chile, a Colombia, donde el tipo de cambio lo determina el mercado, que sea más alto que hoy y que pase desapercibido. Ese es el gran desafío que tenemos a futuro. No sé si para los próximos cinco años, tres años, dos años... Eso lo va a ir determinando la realidad.

Esa es la manera en que a mí me gusta encarar las discusiones, y no a través de frases que son títulos de diario, porque no sirven para nada.

-A ver, Rodolfo, si vos opinás que estamos en el punto límite y, por ahora, con el crawling peg al 1%, la inflación va a ser mayor que el crawling peg, cerca del 2%. Entonces, va a acumular varios meses otro 10%, para decirlo de alguna manera, hasta octubre. ¿Vos creés, como plantea Ferreres, que estima que después de octubre, cuando a lo mejor entre octubre y enero, como dice el Presidente, se libere el mercado de cambios, el dólar subiría un 10% y eso repercutiría en la inflación, a lo mejor, provocando que haya dos o tres meses con una inflación del 4% o 5% en lugar del 2%?

-Yo soy de los que creen que los tiempos los va a marcar más la economía que la política. Así que, obviamente, octubre, como tema electoral, es un tema, pero lo va a determinar la economía. Si es octubre, si es el año que viene, si es más rápido, más temprano, no lo sé.

Creo que, en algún momento, Argentina va a tener que enfrentar ese desafío, te repito, de un tipo de cambio que determine el mercado. No con intervención del Banco Central, lo que no significa liberar completamente el cepo, pero sí ir desarmando esta maraña de regulaciones que todavía tenemos.

El gran desafío, que a ojos de hoy parece imposible, es lograr que el tipo de cambio suba y—dejame exagerar—que no pase nada. Esta obsesión que tiene Argentina con que el tipo de cambio es la variable más importante de la economía, que por ahora lo es, debido a nuestros antecedentes de crisis e inflación alta, algún día la tendremos que superar, si es que se puede. Ese es el gran desafío que tenemos.

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-Si yo no entiendo mal, el Presidente planteó que a principios de enero no va a haber más cepo. Una liberación del cepo produciría ese corrimiento del valor del dólar a ese proceso, que podría ser un 10 o un 20% más caro. ¿Qué opina?

-A lo largo de este año y pico de gestión de Milei he aprendido dos cosas respecto al Presidente. Primero, al presidente no hay que tomarlo literal. Si lo tomamos literal, nos equivocamos. Segundo, no podemos cometer el error de no tomarlo en serio. Entonces, al presidente hay que tomarlo en serio, pero no literal. Yo creo que lo de enero es una referencia. No hay ninguna garantía de que vaya a haber eso en enero.

En algún momento, Argentina va a ir, por imposición de la realidad y seguramente por decisión de las autoridades, a un mercado cambiario más lógico que el que tenemos hoy. Si es en enero, si es en diciembre, si es más adelante, no lo sabe ni él, ni vos, ni yo. No lo sabe nadie, porque lo va a decidir la realidad.

Ese es el gran desafío, cómo poder bajar el costo argentino y recuperar competitividad, ¿Cómo recuperar competitividad? Porque la estabilización hasta ahora no ha mejorado nada el costo argentino y la competitividad. ¿Cómo recuperar la competitividad y bajar el costo argentino sin producir una turbulencia imposible?

Por ejemplo, Brasil, en el 99, recordará, devaluó el tipo de cambio y, sin embargo, el Plan Real siguió con una tasa de inflación baja. En aquel momento fue una situación muy crítica para Brasil. Bueno, lograr que eso que pasa en otros países de Latinoamérica sea posible. Dificilísimo. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo.

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-Rodolfo, vamos a suponer que se logra, que se logra producir una apertura del mercado cambiario, una liberación absoluta, que el dólar tiende a quedar muy cerca del valor actual, con una diferencia del 10%, lo que implicaría una tasa de cambio histórica, de dólar bajo, con una moneda, como vos decís, un dólar que promete estar fuerte en los próximos cuatro años, que gobernará Trump. ¿Eso produciría, como dice Cavallo, un efecto de recesión porque, al mismo tiempo, dejaría de ser competitiva una parte de la producción argentina?

-Yo no estoy tan seguro de que estemos en un dólar bajo. El dólar bajo lo teníamos cuando, por ejemplo, en la tablita de la década del 70, en la convertibilidad de los 90 o en Kicillof-Sturzenegger de los 2000, valía el equivalente a 800 pesos de hoy. Todavía 1000 es un valor, yo diría, medio bajo. No bajo, medio bajo. Está en el límite. Si bajara 20% más sería bajo.

Creo que el nivel de actividad y el crecimiento económico no dependen tanto de eso. Dependen de tener horizonte, de tener oportunidades de inversión. Pero sí creo que tener un tipo de cambio tan en el límite, con el costo argentino tan alto, hace que paguen justos por pecadores.

Hoy, mi mayor preocupación de la situación actual es cuando veo empresas que, me consta, son competitivas, son eficientes, no tienen privilegios, no tienen cosas que en otras partes del mundo no tienen, y sin embargo las veo muy justas de rentabilidad, muy justas en términos de su patrón de ingresos y gastos. O sea, que ese tema sí me preocupan.

Yo te diría, en crecimiento económico... Creo que Argentina ha demostrado—bueno, la propia convertibilidad, puntazo—se puede crecer con tipo de cambio bajo, se puede crecer con tipo de cambio alto. Eso no es la variable central.

Si vuelvo al tema que te mencionaba antes, tener un mundo de dólar tan firme a partir de Trump, tener un Brasil con el real tan débil, tener precios internacionales de nuestro producto de exportación bajos... Es un conflicto.

Ejemplo: Argentina necesita mantener las cuentas fiscales equilibradas, pero sin retenciones, porque con este nivel de precios internacionales y de tipo de cambio, las retenciones son dificilísimas. Entonces, eso es el arte de la economía que viene a futuro. Muy difícil, muy difícil, porque estamos muy justos en todo.

FM / Gi