Rodolfo Santangelo analizó el escenario económico en la previa de las elecciones legislativas y advirtió que, una vez pasados los comicios, será el mercado el que definirá el tipo de cambio. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), sostuvo que, a corto plazo, la valor del dólar será más alto que el actual porque "la demanda es mayor que la oferta" y afirmó: "Argentina no debería interpretar como una mala noticia la suba del tipo de cambio".
Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).
Rodolfo Santangelo es licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires, con un Máster en Economía del Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina. Trabajó en el Banco Central de la República Argentina, específicamente en el área de Programación Monetaria y Estudios Externos. En el año 1992 fundó, junto a Carlos Melconian, MS Consultores, mientras que en 2015 creó y se convirtió en director de su propia consultora, Macroview S.A.. Recibimos en Modo Fontevecchia a Rodolfo Santangelo.
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Creo que todos coincidimos en que, con la decisión de que Pablo Quirno sea el canciller, se despeja cualquier duda respecto del futuro de Luis Caputo al frente del Ministerio de Economía. Es algo así como si el presidente Milei estuviera diciendo: “Caputo soy yo”. ¿Coincidís en que eso significa una confirmación de Caputo al frente del Ministerio de Economía? ¿Qué se podría proyectar después de las elecciones?
Lo más sorprendente de todo esto es que haya sido hecho antes de la elección. Uno hubiera esperado el nombramiento después de la elección. A priori, parece ser una confirmación de que, a partir del apoyo de Estados Unidos, el canciller argentino tiene que estar más ligado a la política económica, porque hoy la política económica es de facto independiente. Así que es clave ese doble lazo: Secretaría del Tesoro y probablemente Secretaría de Estado.
¿Y eso indica que siguen las bandas, que no hay grandes cambios en el mercado cambiario, que sigue el cepo para las personas jurídicas?
No, eso no significa nada, porque va a volver a depender de la realidad. El resultado electoral es muy importante, no es lo único. Es muy importante porque está en juego la gobernabilidad, que es importante en cualquier gobierno, pero en este, probablemente más. El tercer año de las últimas tres administraciones siempre era el más complejo. Así que es muy importante tener más que gobernabilidad.
Además, la política económica va a tener que encontrar su rumbo. Más allá del apoyo financiero de Estados Unidos, que es extremadamente importante, a mí me parece que el mercado cambiario viene registrando, no solo por razones políticas, un exceso de demanda. Es decir, más demanda que oferta. Va a requerir correcciones. No me preguntes del lunes y del martes, porque no sé, y casi digo que ni me interesa, pero con una visión de mediano plazo, pensando en 2026, vamos a ver un tipo de cambio más alto que el que actualmente refleja.
Cuando el ministro dice que con 1.500 se siente cómodo, es una declaración que no le queda otra alternativa que decirla. ¿Pero vos creés que no se queda cómoda la Argentina con ese valor?
Quien tiene que estar cómodo es el mercado. La propia política cambiaria dice que el valor del tipo de cambio lo determina el mercado. Es cierto que hasta ahora hay un techo impuesto por el Banco Central, aunque el techo lo ha impuesto la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos. Y como no creo que Estados Unidos nos vaya a regalar la plata en el sentido de “tomen, tengan los dólares, véndanlos, y dentro de dos años me decís que no me podés pagar”, lo de Estados Unidos está para tenerlo, pero no es para cubrir deficiencias del mercado cambiario. El que va a decidir es el mercado cambiario, y el mercado cambiario nos viene diciendo que, a este tipo de cambio, la demanda es mayor que la oferta. Entonces, independientemente de si el ministro o yo estamos conformes o disconformes, quien va a decidir, es el mercado. Y mi escenario, a partir de lo que nos viene mostrando el mercado cambiario desde abril hasta ahora, es que hay más demanda que oferta.
Bessent, en realidad, compra pesos. Esos pesos, obviamente, no los deja guardados en una caja de seguridad, los invierte a tasa de interés...
Por ahora, la información es muy escueta. No se conocen las condiciones ni los términos del swap. Tampoco se conocieron en el caso chino, así que no sé si se van a conocer. Lo que parecieran estar diciendo los datos que uno puede leer de la información pública es que los pesos Estados Unidos los tiene depositados en el Banco Central. No está confirmado oficialmente, pero todo indica eso. Así que yo te diría que no está invirtiendo los pesos Bessent. Y eso abre una enorme duda de si estos dólares con los cuales compra pesos -que eso no es una deuda argentina, sino una inversión de Estados Unidos—, va a terminar siendo parte del swap o no.
Los bancos que intervienen están bajo severísimas formas de confidencialidad y no hay información ni pública, ni informal, ni bajo la mesa, ni nada. Pero los datos que uno obtiene de lo que publica el Banco Central permiten suponer que el Tesoro deposita los pesos en el Banco Central y no están invertidos.
Pero no resulta lógico. Lo lógico sería que esos pesos se invirtieran, que estén haciendo carry trade. Entonces, si la tasa de interés es mayor, terminan ganando plata, aunque haya una devaluación, dependiendo de si la devaluación es módica, ¿no?
Yo le voy a dar el derecho de la duda. No tenemos la información, por eso tenemos que estar conjeturando. Pareciera ser esto un instrumento transitorio preelectoral, como si dentro del acuerdo de los 20.000 millones del swap y de los otros 20.000 millones que van a manejar algunos bancos para arreglar el tema de la deuda, hubiera aparecido este puente de 2.000 o 3.000 millones de dólares, que podrían haber sido el puente para llegar al 26 de octubre.
Un economista aseguró que, “post-elecciones desaparecen las bandas y pasamos a flotar”
¿Lo que estás diciendo es que le devolvería los pesos y le diría: “De los 20.000 millones, ya te tomaste 3.000”?
Y es lo que no sé. El primer día pensé como vos. Dije que Bessent iba a comprar bonos, invertir y hacer trade. Y todos los caminos conducen a que eso no está pasando, a que los dólares que vende la Tesorería son como si los hubiera vendido el Banco Central, porque los pesos se retiran de circulación. Entonces, en ese sentido, falta información. No sé quién sería el encargado de decirla. Los bancos no son. De repente, en algún momento, el Banco Central, el Ministerio de Economía o la Secretaría del Tesoro nos deberían decir cómo va a ser esto. Hasta ahora no lo sabemos.
Siguiendo con tu tesis de que para 2026 Argentina tendría que tener un dólar más alto, ¿nos podemos plantear que finalmente no sería beneficioso, si el dólar en lugar de 1500 fuera 1800 y eso implicara una devaluación del 20%, que generara solo un pase a precios del 5% más de inflación agregada para 2026? ¿No terminaría siendo mejor aumentar la productividad de la Argentina un 15%, permitiéndole al Gobierno acumular reservas y a los industriales competir mejor con las importaciones? ¿No terminaría siendo beneficioso en todos los sentidos?
Se que esto que voy a decir es difícil, pero Argentina no debería interpretar como una mala noticia la suba del tipo de cambio. Lo mejor que le puede pasar a este programa económico, siempre sabiendo que las decisiones las toma el mercado, es que tengamos riesgo país para abajo y tipo de cambio para arriba. Esa es la mejor combinación.
El riesgo país tiene que bajar, porque si no baja y la suba del tipo de cambio es consecuencia de la fuga de capitales, es peor el remedio que la enfermedad. Pero si, dentro de un contexto donde baja el riesgo país a partir del apoyo de Estados Unidos y de un comportamiento político poslectoral donde la clase política, tanto el oficialismo como la oposición, muestran gobernabilidad, sería una buena noticia tener un tipo de cambio más alto. ¿Será 1800? ¿Será un poco más, un poco menos? No lo sé. Lo tiene que determinar el mercado.
Voy a corregirte una sola palabrita: devaluación. No tiene que ser una devaluación, tiene que ser una suba impulsada por el mercado. Alguno me va a decir que es lo mismo, pero no es lo mismo. Es una suba impulsada por el mercado. Y, donde el pass-through, lo veremos. Probablemente se tengan que abandonar las expectativas exageradas de que el índice de precios va a dar 0,1. La inflación va a ser lo que tenga que ser, o el índice de precios dará lo que tenga que dar. Algunos precios van a tener que subir, pero es parte del rebalanceo y del reajuste que tiene que hacer la política económica.
¿Cómo va a ser ese proceso? No es fácil. Que se mantenga el superávit fiscal es condición necesaria, pero no suficiente. Y ahí van a venir dos pasos. El primero es lo que se debió haber hecho el 12 de abril y no se hizo de manera permanente y recurrente, que es que el Tesoro dedique el superávit fiscal a lo que tiene que dedicarse, que es comprar dólares.
Nosotros decimos 40 millones por día, 800 por mes, 10.000 por año. Ese es el proceso por el cual la Tesorería compra dólares para pagar la deuda, donde además, cuando estén dadas las circunstancias cambiarias y monetarias, el Banco Central también comprará dólares para sus reservas, y funcionaremos en un nuevo esquema más lógico. Ese es el camino. Si ese es el camino que se sigue, hasta ahora no hay claridad sobre lo que se desea.
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Vamos a asumir que estos pesos que compró el Tesoro norteamericano fueron retirados del circulante y no se han colocado nuevamente en carry trade. Por lo tanto, si mañana viene el swap, se intercambian esos 3.000 millones de dólares y se devuelven los pesos, esos pesos no entrarían al mercado. ¿Cómo juega esto respecto de esa teoría, luego incumplida por el propio Gobierno, de que lo importante es la cantidad de pesos? Que si la cantidad de pesos se mantiene estable, no va a haber aumento del precio del dólar ni inflación, y que el problema fue cuando desarmaron el tema de las LELIQ. Esos pesos, si volvieran, siguiendo la hipótesis de que se cambiarían por el swap, nuevamente serían pesos que redujeron la cantidad de pesos del mercado. ¿Y se los quedaría quién? ¿El Tesoro, el Banco Central?
Suponiendo que ese fuera el camino, serían pesos que quedarían en el Banco Central como parte de lo ya utilizado por el swap. Porque a mí me resulta muy difícil pensar que la Tesorería va a hacer una inversión de compra de pesos y no pretender cobrar tasa de interés, salvo que el lunes digan que van a retirar los pesos. Así que ese es un tema que no sabemos.
La política monetaria hay que mirarla de manera integral. Hay que mirar qué hace el fisco, qué hace el sector externo, qué pasa con el sistema bancario. Es más que lo que estamos hablando. Y yo creo que ahí la política monetaria va a tener que volver a un esquema más normal. Desde abril, con el acuerdo con el Fondo, en julio, cambio de las LEFIy, sobre todo, en la corrida cambiaria de agosto, la política monetaria se desbarrancó. Y lo que no podemos tener son estas tasas de interés estrafalarias, o sea, tasas de interés que son impagables tanto por el Estado como por el sector privado. Son imposibles de mantener.
Y el tema será ir a tasas de interés a la brasileña: levemente positivas, aunque en Brasil son muy positivas. Son tasas de interés lógicas, que no castiguen al ahorrista ni al tomador de pesos. Es otro desafío que tiene la política monetaria. No es fácil después de este zafarrancho que se armó en los últimos tres o cuatro meses.
Vos dijiste: “No quiero usar la palabra devaluación, sino un aumento del precio que produce el mercado”. ¿Puedo agregarle que una devaluación es algo que produce decididamente un gobierno? Y que otra cosa es que, día a día, el dólar vaya subiendo un poquito. En el fondo lo que hizo Bessent en este último mes fue contribuir a que el dólar pasara de 1300 a 1500. Hay una devaluación implícita, pero al no ser toda junta, se siente de una manera distinta y se desalienta el pass-through. Lo que vos estás planteando es que ese pase a una cotización de un dólar mayor sea administrado de manera progresiva para no generar ese efecto de devaluación en el sentido psicológico del término.
Sí, yo la palabra “devaluación” te la rechacé porque, para mí, devaluación es cuando el Gobierno, un domingo a la noche, dice: “Lo que vale 1000 vale 1500; lo que vale 400 vale 800”. Y es brusco, tomado como medida desesperada y ya con la lengua fuera. El primer movimiento de la banda podría ser un poquitito más fuerte. Podría decir: “Mirá, la banda va a tanto”, y después siempre es el mercado el que determina la oferta y la demanda. El mercado de las primeras dos semanas va a estar, entre comillas, favorecido si el resultado electoral es razonable. La dolarización de portafolio de los últimos 15 días fue tan grande que, en una de esas, algo frena. Si eso llega a pasar, no te entusiasmes y no te enloquezcas, porque dos semanas no son dos años. Entonces, la batalla del lunes, de la primera y segunda semana, son importantes, pero no definitivas. La dolarización de portafolio fue tan grande que, en una de esas, se toman descansos.
Yo siempre hago el ejemplo de que a mí me encanta el dulce de leche, pero si un día me como cinco frascos, por dos o tres días más no como más dulce de leche porque me saturé. Entonces, la demanda de dólares acá es permanente, sobre todo la que compra el ahorrista, el turista y el importador. Y la oferta viene por debajo de esos valores, agravado en la coyuntura de noviembre y diciembre, porque el exportador del sector aceitero ya adelantó a septiembre cuando le dieron la rebaja de retenciones. Así que, de repente, puede ser un poquito más agresivo que lo que vos explicaste, pero sí, lo que dijiste está bien.
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