Túnez, embrión de la ola de protestas que marcaron el comienzo de la Primavera Árabe en 2011, realizó ayer, lunes, el primer referéndum de su historia, para aprobar o rechazar una nueva Constitución que otorga más poderes al presidente Kais Saied, que hace un año disolvió el parlamento y se atribuyó plenos poderes.
En el referéndum, que no requería un mínimo de votantes, el sí a la nueva Constitución se imponía con el 92% de los votos. La participación oscilaba entre el 24% y el 25% con índices aún menores de la diáspora en Francia, Alemania e Italia.
El borrador de la Constitución aglutina en el presidente la mayoría de las competencias y reduce el poder del Parlamento, suspendido en julio de 2021 y posteriormente disuelto. El presidente Saied también disolvió el gobierno y se arrogó todas las competencias.
De ser aprobado en el referéndum, la nueva Constitución reemplazará a la aprobada en 2014 tras el derrocamiento en 2011 del presidente Zine el Abidine ben Alí en el comienzo de la Primavera Árabe.
La nueva Constitución instaura un régimen ultrapresidencial en ruptura con el sistema parlamentario instaurado en 2014 tras el triunfo de la revolución de los claveles, a la cual Saied imputa la crisis que vive Túnez.
El país, de 12 millones de habitantes, lleva un año en un profundo caos político después de que Saied, elegido por amplia mayoría en 2019, se atribuyera plenos poderes el 25 de julio de 2021.
Tras el referéndum, el principal problema de Túnez será la economía, con una tasa de desempleo desbocada del 40%, sobre todo entre los jóvenes; una inflación en alza por la guerra de Ucrania, y cuatro millones de pobres.
BL PAR