En Haití terminaron las clases por el receso de verano, pero una escuela de Puerto Príncipe, la capital, sigue abierta. Sus aulas se han convertido en dormitorios para cientos de niños y adultos que huyen de la guerra entre bandas.
Los enfrentamientos de estos criminales en las últimas semanas han dejado decenas de víctimas. La escuela provee los espacios y distintas ONG la comida, los colchones y la asistencia psicológica. Los responsables de estas asociaciones humanitarias aseguran que la mayoría de los menores lidia con traumas. Muchos de ellos son huérfanos debido a la violencia de las bandas.
Las pandillas de Haití dejan 89 muertes en una semana
La ONU alertó que algunas bandas incluso niegan el acceso al agua potable y a los alimentos para controlar a la población, agravando la desnutrición que impera en Haití. Un año después del asesinato sin resolver del presidente Jovenel Moïse, la violencia de las bandas se ha incrementado en Haití.
Muchas personas han intentado huir de un país que parece estar en caída libre económica y social desde siempre. Los intentos de formar un gobierno de coalición han fracasado y los esfuerzos por celebrar elecciones generales se han estancado.
JL PAR