Mientras Ginés González García mojaba los pies en las playas de Cariló en enero de 2020, en China y Europa comenzaba a gestarse la mayor pandemia del Siglo XXI, ocasionando un marcado descontrol sanitario y desmesuradas cifras de muertes, las cuales llegaban a los Estados Unidos y semanas después en Brasil. Ya en febrero el entonces Ministro de Salud de la Nación cuando le consultaban que iba a hacer si el virus Sars-Cov-2 se asentaba en Argentina, el simpático funcionario respondía que el virus estaba lejos y que su preocupación se centraba en la expansión del Dengue y el Sarampión. Llegó el Covid-19 un 3 de marzo de 2020 y de allí se comenzó a extender de manera vertiginosa.
Desde esa fecha fue todo una desorganización estatal fenomenal, no realizaron los testeos necesarios con motivo de que los infectados quedaran aislados en centros especificados para la atención preventiva de la enfermedad; se decretó una cuarentena que de seguro llegará al Libro Guinness de los récord y no fue para nada fructífera. El Presidente de la Nación y su simpático Ministro de Salud con epopéyicos discursos y grandilocuentes filminas nos hacían creer que estábamos mejor que Suecia y Noruega en materia de contagios y muertos. La realidad mostró otra cosa, ineficiencia y estupidez institucional para manejar esta pandemia.
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Era indispensable que en enero de 2020 se cerraran las fronteras terrestres, marítimas y aéreas por el término de 4 meses al menos, y el que quedó afuera y dentro del país, el Estado se hubiese encargado de los gastos de hospedaje y de subsistencia no habiendo generado una impresión de billetes por $ 90.000 millones mensuales para abonar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) ya que la economía no se hubiese cerrado y ese dinero debería haber sustentado la compra de aparatologías e insumos médicos, como la construcción de nuevos emplazamientos hospitalarios de cercanía para una mejor atención sanitaria y los adelantos necesarios que permitieran asegurase la cantidad de vacunas y así inmunizar a la población.
Por otro lado y hablando de vacunas, hemos visto con indignación y gracias a Horacio Verbitsky que deslumbró un mecanismo de vacunatorios VIP en el Ministerio de Salud de la Nación como en el Hospital Posadas, dónde acudían encumbrados políticos y empresarios a vacunarse por “izquierda” siendo este acto de una inmoralidad considerable ya que no le permitieron a nuestros abuelos, padres y personas de riesgo obtener la posibilidad de inocularse. Así como el gobierno pregona la Memoria, la Verdad y la Justicia, en esto también debemos tener un “Nunca Más”.
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Alberto Fernández en una nota periodística publicada en abril de 2020 dijo que si en la Argentina se llegaba a los 40 mil muertos, él no iba a estar con su conciencia tranquila y le costaría dormir sabiendo que esos argentinos y argentinas ya no estarían con nosotros. Hoy tenemos cifras altamente superiores y el Presidente pareciera que la conciencia la dejó guardada en el ropero y en su descanso nocturno no tiene sobresaltos.
Otro punto es la pobreza y el negocio: entre Mauricio Macri, la pandemia y la falta de un plan AF/CFK, millones de argentinos cayeron bajo los niveles de este mal endémico que afecta considerablemente el futuro de la Nación. Los sobreprecios en los fideos, el manejo de los planes sociales por medio de 4 vivos que miserablemente se han hecho millonarios a costa del pobre y el estancamiento de programas infraestructurales que permitan la mano de obra, generan preocupación en la gente que día a día debe salir a buscar el mango, agregando a este panorama el aumento de la inseguridad, donde una gran parte de los trabajadores y trabajadoras son robados y dados muertos por el gatillo fácil de los delincuentes. He manifestado en varias oportunidades conformar una Policía Militar para combatir el delito organizado con mayor eficacia, pero tanto las autoridades macristas y kirchneristas hacen oídos sordos a esta propuesta.
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Ahora, los dirigentes del Frente de Todos y Juntos por el Cambio se ponen de acuerdo en suspender y atrasar las PASO para septiembre, y las generales para noviembre, claro esta por el aumento de casos en lo referido al Covid. Por un lado los radicales quieren disminución de recursos monetarios para el desarrollo de las elecciones; los dirigentes más duros del Pro quieren boleta única; los K quieren lemas, y lo cierto es que a la sociedad le interesa muy poco todo esto, la gente quiere salir de la grieta que tanto daño le está haciendo y que si sigue enmarañada en la misma, seguirá perdiendo derechos. Lo cierto es que si yo tengo que dar una opinión, sería interesante que se aplique el voto por correo como en los Estados Unidos, permitiéndole a los electores votar desde su casa.
La Dirección Nacional Electoral podrían enviar las boletas, y allí el ciudadano colocaría la boleta de su partido en el sobre oficial electoral y la depositarían en la sede del Correo Argentino más cercana sin necesidad de hacer largas colas en las escuelas y protegiendo a los que son designados responsables de escuela y de mesas, a los fiscales partidarios, a los oficiales de Gendarmería y del Ejército Argentino y a los votantes. Previo a votar el elector a través de una App desarrollada por el Ministerio del Interior deberá ingresar su número de DNI, su número de trámite, tomarse una fotografía de frente y enviar los datos y automáticamente la App le responderá con un cupón con código de barras dónde el elector deberá firmarlo y agregarlo en el sobre con la boleta electoral.
Es de sumo interés que la Argentina despegue y para ello es importante la madurez requerida la cual debe demostrar nuestro Pueblo y eso es ahora.
* Alejandro Mansilla. Licenciado en Ciencias Políticas. Presidente del Movimiento de Reafirmación Peronista.