Desde los países vecinos llegan a Argentina en busca de productos de consumo masivo.
Si la visita es en auto desde cualquier punto de frontera también aprovechan para llenar el tanque de combustible antes del regreso.
Es, a priori, un buen combo de oportunidades para el turismo, la gastronomía y el consumo y una buena noticia para las economías regionales visitadas, entre ellas Mendoza, Entre Ríos (Gualeguaychú, Colón, Concordia o Federación), Jujuy, Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones.
El comercio internacional como motor de crecimiento
Ciertamente, las ciudades de frontera se ven ampliamente beneficiadas.
Potenciar el consumo es una oportunidad a desarrollar, pero siempre hasta el límite de la legalidad “tentadoramente” (y me refiero al contrabando de combustibles en todas sus formas).
En ese caso, destruirían paulatinamente la cadena de beneficios del comercio y su desarrollo.
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Si estuviéramos rápidos de reflejos, podríamos venderles desde nuestras economías regionales del Norte, Este y Oeste argentino
La regulación de precios justos, sumados a la importación de productos de consumo masivo a dólar oficial, es una oportunidad de coyuntura de compra para el turista y visitante golondrina.
Sin embargo, la escasez de dólares, y la inflación agobiante, pudiera tener un efecto rebote adverso, si es que el apalancamiento estatal no resiste.
*Especialista en comercio internacional