OPINIóN
Relaciones internacionales

Argentina y el BRICS: salir sin haber ingresado

La negativa del nuevo gobierno de ingresar a BRICS parece más una decisión ideológica que práctica, a pesar de las explicaciones oficiales. Cuatro razones demuestran que fue tomada en respuesta a los axiomas libertarios sobre cómo debería ser el mundo en vez de proceder según el mundo es.

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Cumbre. Al menos 23 países habían pedido sumarse. Ingresar era muy importante. | cedoc

El presidente Milei formalizó lo que había prometido en campaña: no ingresar a los BRICS. Las razones para tomar esta decisión son varias: alineación de política exterior con Estados Unidos; falta de recursos y tiempo; la presencia de Irán y el orden liberal de los derechos humanos. Aquí expongo por qué creo que ninguna de esas explicaciones resulta lógica o coherentemente suficiente para la toma de tal decisión.

Alineación con Estados Unidos: El Presidente ha dicho que Argentina debe alinearse completamente con Estados Unidos e Israel. Si bien esto puede ser criticado por varias razones, no deja de ser una postura posible: el gobierno puede elegir qué impronta darle a su política exterior.

De todas formas, en junio pasado, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, dijo en rueda de prensa que los Estados Unidos sostenían que los países eran completamente libres de asociarse junto a otros países y/o grupos y que su país se encontraba, además, plenamente comprometido con los países BRICS.

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Es decir, incluso si uno sostuviera que la alineación con Estados Unidos es deseable, no hay razones para pensar que eso supone la imposibilidad de pertenecer a otros foros de discusión y entablar relaciones con otros países.

Falta de recursos y tiempo: La Canciller Marisa Mondino dijo que el no ingreso respondía a una cuestión “práctica más que ideológica”, de “simplificación del uso del tiempo, si estás participando en todas estas organizaciones en qué momento trabajas”.

La Cancillería es un ministerio con una burocracia altamente preparada, con suficiente personal y conocimiento como para poder negociar un ingreso sin desatender otras cuestiones que requieren el día a día de la política diplomática y consular. Al mismo tiempo, es la misma Canciller la que confirmó durante su primera mañana en funciones que Argentina reactivaría el ingreso a OCDE. Es decir, si la solución es práctica más que ideológica, ¿por qué sí hay tiempos y recursos para ingresar a OCDE y no a BRICS? Algo pareciera no cuajar.

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Presencia Iraní: Se argumenta que la falta de voluntad iraní para esclarecer los atentados terroristas de la Embajada de Israel en Buenos Aires y la AMIA impiden la participación de Argentina. Sin embargo, la Argentina ya comparte ámbitos internacionales con Irán: ONU, OMC, FMI, Banco Mundial, Organización Internacional de la Energía Atómica o la Organización Internacional de Aviación Civil son solo alguna de ellas.

¿Va la Argentina a retirarse de todos esos foros por la presencia iraní? ¿La no-participación mejora la posibilidad de justicia para las familias y víctimas de los atentados?

Si la Argentina decidiera no participar de foros con cuyos miembros aún mantuviera conflictos diplomáticos, ¿va Argentina a adoptar una postura similar con respecto a Gran Bretaña, país con quien mantiene un conflicto territorial y quien ha infringido en crímenes de guerra al derribar al Buque Gral. Belgrano?

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Esta decisión no pareciera mejorar la situación argentina respecto a los atentados terroristas de los 90s y tampoco pareciera ser coherente, un elemento tan bien valorado en política internacional.

Orden Liberal y derechos humanos: Similarmente, Argentina no podría compartir ámbito diplomático con países que atentan contra el orden liberal y no respetan los derechos humanos. Si Argentina sostiene esta postura, entonces difícilmente podría entablar relaciones diplomáticas con buena parte del mundo.

No se trata de no comprender la relevancia de los derechos humanos, sino de denunciarlos activamente en aquellos foros pertinentes (como hizo con Rusia en el Consejo de Derechos Humanos respecto a Ucrania).

Al mismo tiempo cabe preguntarse: en un mundo en plena transición, donde el orden liberal no es ni tan clara ni tan contundentemente el orden hegemónico, donde el ascenso de China y otros países de media-relevancia pareciera indetenible, ¿resulta beneficioso anclar la política exterior a la suerte de una serie de países occidentales?

Los costos de esto ya son visibles: China dijo que el no ingreso a BRICS va a complicar el acceso argentino a mercados e inversión tecnológica. El mundo opera en base a zanahorias y garrotes, toda decisión implica reacciones.

En suma, el no-ingreso a BRICS pareciera ser una decisión tomada por cuestiones más ideológicas que prácticas, por axiomas sobre cómo debería ser el mundo más que cómo el mundo es. Una decisión cuyas repercusiones estamos empezando a ver, pero que no seremos capaces de apreciar en su totalidad sino hasta que pase el tiempo.

*Lic. en Estudios Internacionales (Universidad Torcuato Di Tella), Candidato a doctor en Ciencia Política (European University Institute)