OPINIóN
Política en tiempos de coronavirus

Rebrotes: más de un político debe estar preguntándose "qué he hecho yo para merecer esto"

Todos hablan de los posibles rebrotes del COVID19 pero nadie se anima a hacer apuestas sobre los "brotes verdes" en la economía. Todo hace pensar que este año será durísimo.

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Coronavirus en España. | AFP

Vermut con patatas bravas. Más de un político debe estar preguntándose: ¿qué he hecho yo para merecer esto? Llegar a la presidencia es un proceso altamente competitivo que, como decían los inmortales de la película Highlander, al final “solo uno quedará”. Las interminables campañas electorales, donde a cada rato se repite el mismo discurso y se debe estar disponible las 24 horas, los siete días de la semana, es solo la antesala de lo que enfrentan los políticos cuando obtienen el premio mayor: entrar en la sala de comando y comenzar a accionar los botones y palancas del poder. Después de estar “en funciones” durante un año, Pedro Sánchez finalmente pudo legitimar su poder a través de unas elecciones y ser investido presidente el 7 de enero de 2020, sin imaginar el regalo Made in China con detonador de retardo que le habían dejado los Reyes Magos en sus zapatos.

Ante la ausencia de una mayoría parlamentaria, para entrar en el Palacio de la Moncloa Sánchez tuvo que bordar un complicado acuerdo de gobierno con Unidas Podemos, el partido liderado por Pablo Iglesias, el Partido Nacionalista Vasco, una parte del independentismo catalán y otras estructuras partidarias menores. Y cuando todo estaba listo para comenzar una legislatura que se anunciaba movidita (en la agenda se destacaba la desaceleración económica y la apertura de una negociación con Cataluña), con una férrea oposición del Partido Popular, Ciudadanos y Vox, llegó el virus e hizo saltar por los aires el tablero político, las fichas, el vermut y las patatas bravas. Good show!

El virus y sus metáforas (sangre, sudor y máscaras)

Desfasados. Como un mundial de fútbol, el desconfinamiento va por partes y zonas. Fase 1: se liberan algunas actividades laborales y de ocio, con estricta distribución de horarios y grupos sociales. Fase 2: mucha gente sale a la calle sin máscaras, no se respeta la distancia de seguridad y terminan siendo carne de telenoticiero a las 21 horas. Fase 3: el gobierno advierte que así no va y cruza los dedos para que dentro de dos semanas no se vaya todo al garete. Fase 4: los grupos empresariales aprietan al gobierno y reclaman que se avance con la reactivación económica (el turismo es casi el 15% del PBI español y en un mes debería comenzar la temporada). Fase 5: se anuncia la próxima fase de desconfinamiento.

Rebrote (1). A medida que el desconfinamiento avanza, van quedando por el territorio algunos lugares donde el proceso se traba y permanecen en la fase anterior. Un pueblito acá, una provincia allá, y una curva larga que baja y se pierde…  En paralelo, los médicos y los matemáticos trazan un mapa de posibles lugares donde el virus podría volver. En realidad, el virus nunca se fue: está ahí y en cualquier momento puede retornar a las andadas. Unas cuantas provincias (Cuenca, Toledo, Ciudad Real, Guadalajara, Lleida, Huesca, Palencia, etc.) están en capilla y tardarán unos días más en pasar a la fase siguiente. Sin embargo, las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla, siempre según estos mapas alimentados de Big Data, estarían por ahora lejos del temido rebrote.

A desconfinar | La "nueva normalidad" española tras la cuarentena

Italianos. Después de una sobredosis de discursos bélicos durante los meses de marzo y abril el gobierno de Pedro Sánchez parece haber pasado a otra fase: la del caos. La necesidad de renovar el “estado de alarma” cada quince días, sumada a la fragmentación del congreso español, hace que la mayoría de gobierno este siempre al borde de la disolución. Algunos partidos entran y salen (o sea, apoyan o no al gobierno) según como soplen los vientos, lo cual obliga a Pedro Sánchez a llevar adelante un ejercicio de “geometría variable” ante cada votación parlamentaria. Hasta ahora, parece que al gobierno se le da mejor la matemática –está ganando las votaciones con los votos contados- que la geometría –cada semana se le cae un aliado, suma otro a cambio de algo y a la siguiente vuelve a recuperar el primero. Esta fragmentación partidaria que dificulta la constitución de una mayoría sólida fue hace un par de años explicada por el columnista de La Vanguardia Enric Juliana en estos términos: “España va hacia un sistema político italiano…pero sin italianos”.

Rebrote (2). No sólo de metáforas bélicas vive la política: para mantener la moral elevada cada tanto conviene recurrir la metáfora biológica y anunciar la llegada de la primavera económica y los dichosos “brotes verdes” (o “hay que pasar el invierno” en su versión Argentina de los 1960). Ahora bien: en estos días todos hablan de los posibles rebrotes del COVID19 pero nadie se anima a hacer apuestas sobre los “brotes verdes” en la economía. Todo hace pensar que este año será durísimo, sobre todo si no se activa el turismo entre julio y agosto, con un incremento de la desocupación, el nivel de pobreza y la deuda pública. Y en el 2021, ya se verá.

España pide perdón a los niños por la cuarentena

Terrazas. La pregunta del millón es: ¿cuándo reabrirán las terrazas? Y acá entra en juego la primera aclaración semántica: según la RAE una “terraza” es la parte superior de un edificio desde el cual se puede tener una buena vista, pero sobre todo es el “terreno situado delante de un café, bar, restaurante, etc., acotado para que los clientes puedan sentarse al aire libre”. A partir de la primavera, no sólo en la costa mediterránea, gran parte de la vida social de los españoles transcurre en las terrazas de los bares y restaurantes. A diferencia de Italia, donde es muy frecuente quedar a comer en casa de amigos, en España lo más común es encontrarse en una terraza a compartir tapas y cervezas. Después de más de sesenta días de confinamiento, se entiende que el primer lugar a recuperar sean precisamente las terrazas… pero los epidemiólogos se encargan de que nada sea como antes. Mesas separadas, grupos reducidos y precisas instrucciones sobre dónde meter las mascarillas mientras se degustan las patatas bravas. Pequeños placeres de la  vida pre-COVID19 que vuelven en la “nueva normalidad”.

Geometría variable. La alianza en que se sostiene el gobierno de Pedro Sánchez tiene un eje central que va del Partido Socialista Obrero Español (tachar lo que no corresponda) a Unidas Podemos, el partido que canalizó gran parte de las fuerzas indignadas que ocuparon las plazas en 2011 y dieron origen al “Movimiento 15M”. Como ya se explicó, otras fuerzas políticas apuntalan este eje con mayor o menor convicción. Una de las cosas interesantes de este proceso es que la entrada de UP en la sala de comando les llevó a convertirse en un partido de gobierno, con todo lo que eso implica. El pasaje de la plaza al palacio, como siempre sucede, fue bastante traumático y más de un dirigente o grupo interno fue quedando por el camino. Estar en la sala de comando implica moderar el discurso, poner a dieta las expectativas de los votantes y hacer “política de Estado”. Ya quedó atrás el escrache de dirigentes corruptos o la ocupación del espacio público con acampadas opositoras. De eso se encarga ahora Vox, el partido de ultraderecha que tiene 52 diputados en el congreso (son 350 en total) y sigue sonriendo cada vez que lee una encuesta electoral.

Las angustias de los ciudadanos no nacen con esta pandemia

Rebrote (3). En plena pandemia y después de dos meses de cuarentena una pequeña chispa se encendió en Salamanca, uno de los barrios más “pijos” de Madrid (y acá viene la segunda aclaración semántica: donde dice “pijo”, leer “concheto”). El reclamo salió a las calles embanderado hasta los tuétanos, con pocas mascarillas y directamente sin distancia de seguridad: #EstadoDeAbuso, #GobiernoDimisión y #SánchezDimisión eran algunas de las consignas en las redes. En medio de la algarabía, algún brazo derecho extendido apuntando al sol y banderas “preconstitucionales” compradas en alguna franquicia china. Vox tomó el toro por las astas (por algo son expertos en tauromaquia) y convocó a una marcha el sábado 23 de mayo… en automóviles. Una enorme caravana colapsó el centro de Madrid y se hizo sentir con fuerza en otras ciudades como Granada.También impulsaron un par de escraches a dirigentes del gobierno. El objetivo: Pedro Sánchez y su banda de rojos, bolivarianos e independentistas. Según su líder, Santiago Abascal, “no puede quedar impune su crimen contra la salud, la prosperidad y la libertad de los españoles”.¿Un nuevo movimiento de indignados” que entra en la plaza por el lado derecho?

Las comparaciones con la década de 1930 son fáciles y cada vez que hay una crisis en Europa se buscan coincidencias con lo que pasaba en este continente hace 90 años. Lamentablemente, las crisis ya son casi recurrentes y el avance de partidos autoritarios en Europa del Este ha encendido una luz amarilla en las salas de comando, tanto en Madrid como en Bruselas. Se vienen tiempos difíciles a nivel económico y social, un caldo de cultivo ideal para cierto tipo de rebrotes.