OPINIóN
Pandemia de coronavirus

A desconfinar | La "nueva normalidad" española tras la cuarentena

Con fallecimientos y números de contagiados en baja cómo está saliendo España del peor momento del covid-19.

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Los españoles salieron a las calles luego de 48 días encerrados. | AFP

A desalambrar, a desalambrar, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel, de Pedro y  María, de Juan y José” cantaba Daniel Viglietti allá lejos y hace tiempo… Discursos similares bajan del comando unificado que gestiona la crisis en España: la curva se está doblando, aunque más que doblarse, se inclina hacia abajo como una hoja de sierra, con dientes que suben y bajan cada día… y todos rezan para que no vuelva a tomar vuelo. Porque si la curva sube, no se descarta volver a ajustar los tornillos y retornar a la cuarentena dura del último mes y medio. 

Estado Bene-pastor. Además de liberar el retorno de algunas categorías laborales al trabajo, hace dos semanas el gobierno español anunció que los niños menores de 14 años podrían salir acompañados por un adulto. En un brillante ejercicio de mnemotécnica de masas, el Ministro de Sanidad, Salvador Illa Roca, sintetizó la medida en un principio, la llamada Regla 1-1-1-1: 1 paseo al día, a 1 kilómetro de casa, con 1 adulto y 1 hora.

Al día siguiente se supo: las matemáticas no se les dan bien a los españoles. Para colmo de males, el primer domingo de libertad vigilada, después de una semana de tiempo inestable, fue un hermoso día de sol que invitó a salir con amigos y amigas, jugar un partidito de fútbol en el parque y sacarse la máscara para comer un buen bocadillo de jamón serrano en buena compañía. Pero parece ser que al coronavirus tampoco se le dan bien las matemáticas: dos semanas después los contagios y muertes, si bien altos, siguen cayendo respecto a los días anteriores.

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Un comentario al margen (o al fondo de la página, en letra pequeña): tengo la impresión de que en esta crisis se verán los pingos en las canchas y sabremos realmente quién es un politiquero de barricada (o de parlamento), quién un líder y quién un estadista. También se aclarará quiénes son los dirigentes que interpelan a los ciudadanos como adultos y quiénes los tratan como críos de guardería. Angela Merkel demostró que se puede ser estadista y hacer un discurso pedagógico, pero sin interpelar a la ciudadanía como si fuera un rebaño de borregos descarriados. Quizá algún día la teoría política incorpore un nuevo concepto: el Estado Bene-pastor.

Desconfinaciones. La caída del número de contagios y fallecimientos (y la presión de no pocos lobbies empresariales y políticos) ha llevado al gobierno de Pedro Sánchez a acelerar la transición a lo que han definido como “nueva normalidad”. El desconfinamiento, como un mundial de fútbol, va por zonas y sigue un estricto cronograma de fases. Comienza por las zonas menos pobladas, en aquellos lugares donde casi no se han presentado casos, y algunas ciudades grandes donde el Covid-19 no se ensañó tanto con la población. Y esto suena irónico: la famosa “España vaciada”, esa España profunda formada por miles de pueblos semivacíos, está siendo la primera en volver al régimen de libertad vigilada. No descartemos que, en los próximos años, muchos españoles abandonen las grandes ciudades y, teletrabajo de por medio, se instalen en estas pequeñas localidades. Dos meses de encierro de una familia, perros y/o gatos en un pequeño apartamento urbano puede obrar milagros.

  Lafamosa “España vaciada”, esa España profunda formada por miles de pueblos semivacíos, está siendo la primera en volver al régimen de libertad vigilada.

En este contexto, los urbanistas de Madrid y Barcelona lo tendrán más difícil. Serán los últimos en salir de Alcatraz y volver a gozar de sus parques y terrazas. El Ayuntamiento de Barcelona ya está preparando la ciudad post-pandemia: menos tráfico de automóviles –ahora que conseguimos bajar la contaminación, no es cuestión…-, más bicicletas y paseos peatonales en los laterales de las grandes avenidas. Se vendrán muchos experimentos sociales, no solo urbanos, en los próximos meses. Asistiremos a pruebas de ensayo y error en las aulas, las oficinas, las calles y los mercados. Muchos de estos experimentos funcionarán, otros no. A algunas de estas situaciones nos adaptaremos fácilmente; a otras, ni hablar. De estas negociaciones colectivas –y no de las predicciones de los filósofos de moda- irá surgiendo el nuevo mundo en que nos tocará vivir en la década que acaba de comenzar.

Diccionarios. Ya llevo más de 500 palabras escritas y me asalta la duda: ¿De qué hablamos cuando hablamos de “desconfinar”? Me voy a la Real Academia Española y el verbo no aparece… pero la web de la Fundéu BBVA (Fundación Español Urgente) viene en mi ayuda: el verbo “desconfinar” está bien creado a partir de “confinar”, ya que el prefijo “des-” se emplea, entre otras cosas, para expresar “acción contraria y vuelta al estado anterior”. En este caso, se pretende “regresar a la situación previa al confinamiento”. Igualmente válido es el sustantivo derivado “desconfinamiento”. Qué sería de España sin su sistema bancario.

“Desalambrar”, en cambio, no aparece ni en el diccionario de la RAE ni en la web de Fundéu BBVA. Qué sería del sistema bancario sin la propiedad privada.

Muchas palabras fueron (re)surgiendo estos días: además de “desconfinamiento”, se habla de “infodemia”, “eurobonos”, “desescalada”, etc. Los miembros de la Real Academia tendrán mucho trabajo en los próximos meses. Me cuesta pensar que tan doctos señores (y alguna señora) se hayan reunido en Zoom para debatir estos nuevos conceptos durante la cuarentena. Es más, acabo de descubrir que la palabra “zoom” ni siquiera figura en el diccionario de la RAE.

Esperemos que el nuevo mundo post covid-19 venga con menos diccionarios, reales academias y policías semánticos.

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Give peace a chance. Otro cantante y autor, John Lennon, pedía que “le diéramos una oportunidad a la paz”. Pedro Sánchez parece haber escuchado, no tanto la voz de Lennon sino las críticas que le llovían de todos los costados por militarizar el discurso del Estado en la “guerra contra el covid-19”. A principios de mayo se aprobó la Regla -1: se fueron eliminando los comandantes militares de las comparecencias del gobierno hasta dejar solo civiles. Cambio de música: se pasa del discurso bélico al pedagógico. En otras palabras, menos generales y más Merkel.

Porque si algo se festejó en estos días ha sido el discurso pedagógico de Angela Merkel y su capacidad de liderazgo. Corren ríos de bits sobre la “canciller científica”, como la definió un diario de Madrid. Una estadista con mayúsculas. No es sorprendente: además de haberse fogueado en la lucha política en la vieja Alemania comunista desde su juventud, la canciller se doctoró en 1986 con una tesis sobre “química cuántica” titulada “La influencia de la correlación espacial de la velocidad de reacción bimolecular de reacciones elementales en los medios densos”. La política es el “medio denso” por excelencia. Y para hacer política, se necesitan menos discursos guerreros y más muñeca de conductor de Fórmula 1. Menos arenga y más persuasión.

Veremos cómo toma las curvas el gobierno de Pedro Sánchez en la fase discursiva post-bélica de su mandato. No será fácil: la oposición lo está esperando con el cuchillo en la boca con ánimo de venganza y, ante cualquier patinazo en el “timing” del desconfinamiento, se lo hará pagar carísimo. “Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan. Siempre me matan, me matan, ay, siempre me matan”, cantaba Daniel Viglietti, allá lejos y hace tiempo.

*Profesor de la Universitat Pompeu Fabra - Barcelona (@cscolari).