Una vez más, el cuerpo de la mujer es portada de un medio a través de un juicio de valor sobre los cuerpos “Plus size”, con el foco puesto en el talle de una adolescente.
Casi con ingenuidad y hasta me atrevo a asegurar una buena intencionalidad, CARAS titula que una futura reina lleva con honor su cuerpo “plus size”, dándole el espacio de una tapa que, además, destaca en cada uno de sus canales digitales. Desde un observador común, se podría pensar que el medio está haciendo una estrategia de marketing para estar en boca de la opinión pública, pero desde una mirada analítica de la comunicación, el titular parece responder a una visión tradicional, para la cual poner el foco en el cuerpo de la mujer era algo “normal”. Cuando hablo de buena intención me refiero a que se quiere mostrar como positivo el hecho de que una adolescente se acepte siendo plus size.
Una vez más, el cuerpo de la mujer es portada de un medio a través de un juicio de valor sobre los cuerpos “Plus size”, con el foco puesto en el talle de una adolescente
Sin entrar aún en el terreno del impacto psicológico que una postura de este estilo causa en las mujeres, y en este caso, en una adolescente, mucho más permeables a los mensajes simbólicos. Desde el punto de vista de la comunicación creo que el principal problema está en ese “error con buena voluntad”. Con una posible estrategia basada en subirse a la ola de Body positive de “aceptación de quien sos, aceptación de tus defectos” pusieron el foco nuevamente en el cuerpo de una adolescente que, además es una menor. El cuerpo de una persona es tapa, y esto no hace ruido. Los cuerpos de las mujeres y minorías suelen ser objeto de conversación, y este es el punto. El titular hace referencia a como una adolescente muestra con orgullo su cuerpo “Plus size” y le ponen ese calificativo de “plus size” para quitarle la connotación negativa de no responder a un peso determinado, como si se tratara de una tendencia.
Amalia, la tapa de Caras y una historia de superación
A simple vista, muchos pueden ver la intención de reforzar un mensaje positivo pero que, en realidad, se está reforzando el mismo sistema: si ella exhibe con orgullo su “gordura” es porque es un motivo para estar avergonzada. No hay razón para exponer el cuerpo de una menor y señalar que se aparta de una norma de belleza hegemónica como ser “delgada”. Ni el privilegio de ser futura reina va a estar por delante de tu forma física.
El valor de una persona no pasa por su cuerpo. Al señalar el cuerpo de las mujeres está evidenciando que parte del valor de hablar de nosotras pasa por nuestros cuerpos, cómo son, cuánto pesamos, cuánto medimos, cuánto nos lo cuidamos, cómo llegamos a los 40, qué tratamientos hacemos. Es decir, que parte de la narrativa de ser mujer pasa por la relación con el cuerpo, y esto está reforzado por los medios.
Lamentablemente, Argentina es uno de los países con mayores índices de trastornos alimentarios en el mundo. Incluso también en líderes políticas mujeres, se señalan los cuerpos, (edad, arrugas, peso, fealdad o belleza) como parte de su valor. Y esto constituye violencia simbólica: cuando la vara de medida de la dignidad de las mujeres pasa por su ajuste a los estereotipos de belleza y, además, se reproduce en los medios. No sucede lo mismo con líderes varones, donde no se destacan su forma física o su peso corporal.
Lamentablemente, Argentina es uno de los países con mayores índices de trastornos alimentarios en el mundo
Desde el punto de vista comunicacional, están queriendo forzar a un lugar de moda cuando, en realidad, están in-visibilizando que eso es violencia simbólica. Los medios son responsables de la violencia simbólica y la misma está contemplada en la ley 26485 de la violencia contra las mujeres. Ahora también está este discurso de “abraza tu cuerpo, tu belleza real” y en realidad seguimos hablando del cuerpo de las mujeres.
Los últimos meses hemos asistido a varios ejemplos de este estilo en los medios, y lo que deja en claro es que las comunicaciones han sido siempre construidas tomando parámetros masculinos. Primero se habló de “feminizar” la comunicación, pero la comunicación va más allá. Las comunicaciones pensadas en términos de estereotipos hoy generan crisis y pérdidas en las redes sociales, además de sanción rápida e impacto negativo reputacional: se juzgan con la inmediatez de la comunicación digital.
¿Cómo construir un salto disruptivo en las comunicaciones si contamos con la misma mentalidad que hace años? No es posible sin un cambio de mindset, sin capacitación adecuada y generación de nuevos procesos cognitivos.
*Psicóloga cognitiva. Directora de Bridge The Gap, consultora en Género, Diversidad y Comunicación inclusiva.