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Mano propia: la maldita confusión entre justicia y venganza

Hay situaciones en que puede justificarse matar? ¿Qué pasa cuando se equipara la defensa de la ley con la protección del delincuente?

Crimen del Jubilado 20200724
Detienen al último de los sospechosos que asaltó al jubilado en Quilmes | CEDOC

Sabemos bien que en la Argentina no hay pena de muerte. Personalmente, lo celebro. No hay pena de muerte para ningún delito. No la hay para el delito de robo. Sin embargo, ahora por hechos transcurridos en los últimos días, sigue transcurriendo un debate sobre algo que ni siquiera correspondería encuadrar dentro de la “justicia por mano propia”, porque según nuestras leyes no se trataría de un hecho de justicia.

Matar, quitar una vida se justifica, desde lo judicialmente razonable, sólo en la preservación de otra vida, la propia o la de otro. Un robo no lo justifica. Y el solo transcurso del debate se ve empantanado una vez más, como en tantas otras cosas, por esta pasión dicotómica, binaria, que reduce todo a tomar posición por uno de los dos lados. Siempre se supone que hay nada más que dos lados. Y que no sólo hay que estar en uno, sino sobre todo contra el otro lado.

Desde esa perspectiva, esto que estoy diciendo sólo puede ser pensado como una defensa del delincuente o del delito. La discusión por las formas de la justicia y la diferencia decisiva entre justicia y venganza no tendría por qué arrojar el argumento al lodo de la presunta defensa del mal.

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Entre la justicia por mano propia y una mirada sobre la justicia penal

En términos más amplios, alrededor del Derecho, hay algo de corrimiento de la justicia hacia la venganza, cuando es lo contrario de aquélla. Los sistemas modernos de justicia fueron concebidos para diferenciarlas. No hace falta llegar a la tragedia de quitar una vida para plantearnos esto, debería bastar con solo dañarla, estropearla o amargarla. Pienso, por ejemplo, en el escrache como procedimiento para ocupar el lugar de la justicia mediante la activación de una venganza: eso exime a la denuncia de la prueba y la convierte, a la vez, en sentencia y ejecución de la pena.

La venganza no es una forma de justicia, ni siquiera la más extrema. Es todo lo contrario.

*Escritor. La columna fue tomada del formato audiovisual.