OPINIóN
consejos de seguridad

Cómo cuidar la privacidad en tiempos de WhatsApp

Conocer los riesgos personales y los de nuestras familias es fundamental para crear entornos más seguros a la hora de utilizar los populares servicios de mensajería por Internet.

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Controles. Ya existen en varios lugares, como los que aplican en los países de la Unión Europea. | cedoc

La popular frase “cuando el servicio es gratis, usted es el producto” puede sonar exagerada si no la ubicamos en contexto, y uno de los más adecuados son los servicios online de uso gratuito, donde “usted” equivale al conjunto de datos personales que se generan por el hecho de usar el servicio en cuestión. El reciente aviso del cambio en los términos y condiciones del servicio de WhatsApp vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la privacidad, donde lo aparentemente gratuito puede ser un arma de doble filo. 

En pocas palabras, si queremos continuar usando el servicio, debemos ceder algunos datos como nuestro número de teléfono, el sistema operativo, información de la red, ubicación geográfica, detalles del perfil como fotos, descripción y actualizaciones de estado, y contactos con los que interactuamos. No se incluyen mensajes, fotos, audios, o videos, que por cierto aseguran proteger con mecanismos de cifrado robustos de forma que solo puedan ser vistos por los propios usuarios. 

Con toda esta información se crean perfiles digitales de cada usuario, lo que deriva en el conocimiento sobre los hábitos de comportamiento y gustos, que luego pueden usar para vender publicidad muy específica a través de sus plataformas.

Gobiernos y leyes. Nada de esto es tan nuevo, las redes sociales y empresas tecnológicas lo hacen desde siempre, solo que anteriormente WhatsApp permitía elegir si queríamos compartir los datos con otras plataformas como Facebook (dueña de WhatsApp) e Instagram (también propiedad de Facebook) asegurándonos que eso permitiría “mejorar la experiencia de usuario”. Hoy sin embargo esa opción ya no existe, y debemos aceptarlo si es que queremos continuar usándolo.

Pero esto no es para todo el mundo. Los usuarios de la Unión Europea no verán aplicarse estos cambios en sus cuentas, ya que en la región existe una regulación que protege la privacidad y los datos personales de sus ciudadanos. Y es que regular la forma en que las empresas utilizan los datos de la gente es algo que solo puede lograrse con la colaboración de los gobiernos interesados en ello. En el caso de WhatsApp, debieron abrir una sede en Irlanda para proveer los servicios con estas restricciones. 

En Latinoamérica no obstante, lejos estamos de este tipo de medidas regionales. Argentina cuenta con una Ley de Protección de Datos Personales (o Hábeas Data) desde el año 2000, pero su aplicación ha dejado mucho que desear, y en la actualidad el caso más representativo es el de Brasil, que con su reciente Ley LGPD (Ley General de Protección de Datos) busca un esquema semejante al de la Unión Europea, lo cual podría derivar en que otros países de la región empiecen a tomar medidas alineadas para acercarse a los estándares que requiere una sociedad moderna tan mimetizada con las tecnologías de la información.

Autoprotección. Hasta entonces, y mientras esperamos que los gobiernos hagan algo, debemos tomar nuestras propias medidas de protección, lo cual se traduce en comprender primero qué estamos cediendo al utilizar un servicio online “gratuito”, y luego decidir cuál usar y cuál no en cada caso, en función de su tratamiento de los datos. 

Es decir, no se trata de dejar de utilizar WhatsApp, sino saber que cuando lo usamos tenemos un costo que aunque hoy parezca invisible, a lo largo de los años puede dar demasiada más información a terceros de la que quisiéramos. Además, debemos cuidar nuestros propios datos y archivos, desde una foto íntima hasta un documento de trabajo, realizando siempre copias de seguridad, y evitando compartirlos en ámbitos que no cumplan con el nivel de privacidad que esperamos tener.

Como servicios alternativos de mensajería, existen otros que cuentan con políticas no abusivas y utilizan estándares más abiertos que WhatsApp, entre los que se encuentran principalmente Signal y Telegram, de uso más frecuente entre usuarios preocupados por su privacidad. 

Tomar conciencia es siempre el primer paso al hablar de privacidad, y conocer los riesgos personales y los de nuestras familias es fundamental para crear entornos más seguros.

*Especialista en ciberseguridad, profesor de la Universidad Tecnológica Nacional.