OPINIóN
La columna de la UB

Condiciones básicas para invertir

Existen al menos tres factores: políticos, económicos y sociales. Cómo alcanzarlos.

fabrica 09252018
La inversión productiva motoriza el crecimiento económico. | Shutterstock

La inversión es el motor del crecimiento. Con la inversión productiva procuramos el desarrollo económico. Para lograrlo, se depende de al menos tres factores: políticos, económicos y sociales. La tecnología y el medio ambiente también inciden en la decisión de invertir.

Entre los factores políticos se destaca la calidad institucional y las políticas de Estado. Entre los económicos, los riesgos de negocios, la rentabilidad comercial y social y las variables del contexto como la inflación, el tipo de cambio y las tasas de interés. En lo social, el grado de bienestar de la población, la atención sobre las generaciones futuras y la educación. Esta última es una prioridad nacional, porque brinda autonomía y propicia el progreso. Con ella, se alienta a la solución de los problemas, se auspicia la participación y los emprendimientos para alcanzar las metas. Posibilita más ahorro e inversión. Implica saber planificar y tomar los mínimos riesgos necesarios.

Entre los factores políticos se destaca la calidad institucional y las políticas de Estado.

En el plano de las finanzas, en primer lugar, es necesario tener proyectos e ideas, alineadas a los planes y estrategias. Sin ellos, no hay crecimiento ni desarrollo. Aspiramos a inversiones de alto valor tecnológico y económico. En segundo lugar, hay que saber cuáles son las fuentes de financiamiento más convenientes. No tiene sentido financiar una actividad no rentable ni tampoco invertir por el sólo hecho de que se cuenta con los fondos. Se debe maximizar la inversión y minimizar su costo. En tercer lugar, es preciso instrumentar las operaciones en tiempo y forma; esto es, atender con normas, criterios y mecanismos adecuados que faciliten las inversiones en la economía real y en el mercado de capitales.

Entre los económicos, los riesgos de negocios, la rentabilidad comercial y social y las variables del contexto como la inflación, el tipo de cambio y las tasas de interés.

La sociedad argentina tiene buena capacidad de ahorro, aun cuando una parte tenga por destino el atesoramiento en divisas o la fuga de capitales. Posiblemente, la inestabilidad económica, el déficit fiscal y el pobre nivel de competitividad para producir expliquen parcialmente que la inversión no se financie con ahorro y que exista dependencia y condicionamiento externo. La otra gran cuestión es combatir la corrupción económica con normas, con tecnología y con educación. Es incompatible para el desarrollo sustentable no abordar este tema, aun cuando el país cuente con excelentes recursos naturales y humanos.

En lo social, el grado de bienestar de la población, la atención sobre las generaciones futuras y la educación.

Es más fácil convencer con el ejemplo antes que con el discurso. Deberíamos iniciar este camino cuanto antes. Creer es una condición que pone a prueba los modelos políticos, económicos y sociales de manera permanente. La transparencia, la comunicación y el debate, con el debido respeto, son necesarios para tener éxito en las políticas y construir confianza.

Mudar la actual y nefasta situación económica implica necesariamente dar batalla con voluntad política. Los argentinos debemos debatir y buscar las soluciones porque, al fin y al cabo, la inversión es un sacrificio que vale la pena.

(*) El autor es profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano.