El Gobierno ha ido, paulatinamente, creando las condiciones que anticipan su derrota electoral y nos llevan a un verano complejo.
Salarios y jubilaciones insuficientes, incomprensión de la realidades de las provincias y un severo encierro por la pandemia que el propio Presidente vulneró.
Cierre de miles de pequeñas y medianas empresas, acabando con los sueños y esfuerzos de toda una vida, más la terrible secuela de la desocupación y la caída en la pobreza de millones de compatriotas.
Los movimientos sociales, incorporados en la vida política en la primera década de este siglo, empiezan a sentir los problemas de la burocratización y conflictos con sus bases.
Una híperemisión monetaria, la contrapartida de una monstruosa acumulación de Leliq, un súpercepo cambiario combinado con altas retenciones a las exportaciones y la imposibilidad de importar bienes claves para el desarrollo económico.
Ahora, un control de precios que va a complicar aún más el futuro cercano y que no les trae ningún alivio a los consumidores, que saben que el desabastecimiento y el mercado negro están “a la vuelta de la esquina”.
Resulta curioso que un gobierno, que toleró y hasta acompaña la rebelión de los seudomapuches, que dejó solo al gobierno de Santa Fe en la lucha contra los narcos, que asfixió a los productores agropecuarios, se sorprenda del resultado electoral en Chubut, Santa Fe y La Pampa.
Los cambios de Gabinete llegaron tarde, las divisiones expuestas el 17 de octubre y la ausencia de un rumbo claro, solo hacen crecer la bronca.
Hemos dicho repetidamente, desde hace meses, que sin un amplio acuerdo de políticas de Estado, vamos de la grieta al abismo.
Que este 2021 tiene demasiadas coincidencias con el 2001.
El socio minoritario de la alianza gobernante, ha anticipado una convocatoria a un diálogo político, para después de los comicios.
No será fácil llegar a coincidencias, porque no hay personerías unificadas y se parte de ideas económicas antitéticas.
¿Cuál es la base sobre la que se piensa construir? ¿Cuál es el plan económico y social que se propone? ¿Cuál es la política de empleo, salarios y jubilaciones? ¿Quiénes son nuestros amigos en el mundo?
Podría seguir con las preguntas, pero me temo que en Balcarce 50, ni siquiera pueden contestar las que acabo de hacer.
Porque como dice Séneca “Si no sabes adónde se dirige tu barco, ningún viento te será favorable”.
* Ex vicepresidente de la Nación.
