OPINIóN
Representantes de la UCR

La encrucijada radical

La identidad radical en representantes como los expresidentes Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa. Expectativas por la candidatura de Facundo Manes.

Presidente Raúl Alfonsín.
Presidente Raúl Alfonsín. | CEDOC

Desde el retorno de la democracia hasta hoy, la UCR tuvo dos momentos de centralidad política e institucional: la Presidencia de Raúl Alfonsín y el gobierno de la Alianza, encabezado por Fernando De la Rúa. Cada experiencia, ideológica y estructuralmente diferente, tuvo características singulares que, a la distancia, remiten a modelos que siguen en tensión.

En 1983, e incluso antes, Alfonsín le dio a algunos intelectuales de centroizquierda un lugar importante en su entorno político. El punto más alto de esa sinergia entre el mundo de las ideas y la acción gubernativa se cristalizó en el llamado “Discurso de Parque Norte”, redactado por miembros del “Grupo Esmeralda”. Titulado “Convocatoria para una convergencia democrática”, el documento, leído por el entonces Presidente en el Plenario de Delegados al Comité Nacional de la UCR en diciembre de 1985, resumió la matriz alfonsinista: democracia participativa, ética de la solidaridad y modernización del Estado. Aquello fue el boceto de un proyecto nacional socialdemócrata que, en parte, tenía sus raíces en el Movimiento de Renovación y Cambio.

Tiempo antes del triunfo en las elecciones presidenciales de 1999, De la Rúa se rodeó de un círculo político pequeño y cerrado que, en cierto sentido, reflejó la esencia personal y doctrinaria del antiguo alfil balbinista. El bautizado “Grupo Sushi” - nombre que alude a la comida japonesa que los asistentes compartían durante sus reuniones en la zona de Palermo conocida como Las Cañitas - estaba formado por dos hijos del mandatario, algunos dirigentes porteños, conocidos publicistas y referentes del radicalismo universitario con militancia en la Universidad de Buenos Aires.

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La formula de la Alianza Fernando de la Rua y Carlos Alvarez saludan en la plaza de la Republica luego de resultar electa.
De la Rúa se rodeó de un círculo político pequeño y cerrado que, en cierto sentido, reflejó la esencia personal

El espacio tuvo una marcada influencia sobre el discurso, el estilo de época y la gestión delarruista. Según cuenta Héctor Pavón en su libro “Los intelectuales y la política en la Argentina”, el séquito liderado por Antonio De la Rúa, en su apogeo, impulsó el invento de la “juventud antoniana”, pero el tema no prosperó. Aún así y  con las diferencias del caso, puede pensarse a aquel clan juvenil como un antecedente del PRO, partido creado después de la crisis de 2001.

Reparando en ambas experiencias, es posible analizar una parte del presente. La disruptiva aparición de Facundo Manes como precandidato a Diputado Nacional por la provincia de Buenos Aires tiene, al menos, dos dimensiones. Por un lado, encarna una competitiva estrategia electoral que amenaza la hegemonía del PRO al interior del principal armado opositor al kirchnerismo. Por el otro, sirve para poner en debate la identidad de la UCR en tanto fuerza centenaria, integrante de una coalición heterogénea que gobernó el país entre 2015 y 2019 junto a Mauricio Macri.

Periodistas, consultoras y hasta "el señor de los trolls": ¿quiénes están detrás de la comunicación de Manes?

En este punto, tratando de ir mucho más allá del reiterado dualismo discursivo “Populismo o República”, el  neurocientífico y todos quienes lo acompañan tienen un desafío medular: decidir qué hacer y cómo. En la encrucijada, las opciones emergen naturalmente. Uno: razonar la política desde la amplitud de las ideas, sin sectarismo, con metas colectivas de progreso y largo aliento que convoquen a la ciudadanía. Dos: tomar las críticas o sugerencias internas como amenazas al proyecto que dicen encarnar, cultivando así las intrigas palaciegas que surgen de la desconfianza y alejan a los dirigentes de la realidad sobre la que deben actuar.

Desde la faz agonal de lucha por el poder que suponen las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) de septiembre y las elecciones legislativas de noviembre, el radicalismo se mira en el espejo de su historia. El reflejo le devuelve dos imágenes: el mansaje de Parque Norte y el “Grupo Sushi”. Con algunas nuevas figuras y renovadas expectativas, el tiempo y las acciones concretas dirán qué camino desandará el partido político más antiguo de la Argentina.