Hace años, en Londres, en una fiesta que organizó la agencia en la que trabajaba, confundí al actor Dominic West (a quien entonces no conocía) con un compañero de trabajo australiano con el que había coincidido en alguna reunión. West, después famoso por su trabajo en la serie The Wire, fue muy amable, se río de mi torpeza y hasta me presentó a Marc Geldof con quien él estaba en ese momento conversando. En esa fiesta también estuvo, apenas unos minutos, los necesarios para exhibirla, Margaret Thatcher, que ya padecía demencia senil pero eso parecía importar poco ya que aún la trajinaban como al abuelo de un monólogo de Gila ("Saquen al viejo; entren al viejo").
Me acordé de todo esto por el festival de mil horas que se emitió en streaming este fin de semana con el fin de recaudar fondos para el coronavirus, donaciones que se supone irán a la OMS y a organizaciones de todo el mundo vinculadas al trabajo contra la pandemia.
Más de una vez se puso en entredicho el dinero recaudado en Live Aid que organizó Geldof en Wembley y en Filadelfia, tanto por el monto final de lo obtenido como por su destino, que la BBC denunció –para desmentirlo tiempo después– que acabó convertido en armas para la guerrilla etíope.
Todavía, hoy, nada se sabe de la recaudación que se hizo para el Fondo Patriótico de las Malvinas, en plena guerra, durante una maratón televisiva de artistas y deportistas que duró 24 horas.
Ahora fue Lady Gaga quien se encargó de sumar voluntades para pasar un sábado a la noche en casa. Si tengo que ser sincero, yo me enteré de que estaba aconteciendo porque mi amigo Roberto, confinado en La Garriga, un pueblo de Cataluña, me envió un corrosivo mensaje por Telegram: "¿Estás viendo el concierto? Hay una abuela cantando Lady Madonna y dice que es Paul McCartney". Mi amiga Lilian, en Barcelona, celebró a los Rolling desde su cuenta de Facebook y, mi tía Margarita, me preguntó, desde Rosario, si había visto a Andrea Bocelli.
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No sé si todo esto ayudará mucho económicamente a la OMS pero puede que, del mismo modo que las bandas tuvieron que salir a dar conciertos, llenado de músicos los escenarios del mundo cuando la red destrozó el negocio de las discográficas, este formato, a través del streaming, puede que les permita, de aquí en más, facturar desde casa y, así, hacer caso al alcalde Horacio Larreta y al presidente Alberto Fernández ("El Estado los está cuidado"): si tenés más de 70 años no podés salir sin permiso. ¿Por qué? Posiblemente porque no hay una estructura sanitaria para atender a los probables contagios en la tercera edad ya que, si la salud pública del sistema europeo está demostrando fallos frente a la pandemia, no hay que ser muy imaginativo para especular que puede ocurrir en el territorio nacional.
En los países del sur europeo, la cuestión es más crítica que en el norte por los brutales recortes que produjo la crisis de 2008. Hoy, los presidentes Sánchez y Macron, junto al primer ministro Conte, insisten en medidas similares a las asumidas después de la Segunda Guerra Mundial. Sánchez pide un Plan Marshall y Macrón una deuda mancomunada y ha dejado ya de hacerlo con buenos modos: habla claramente que una decisión equivocada llevará al ascenso inmediato de la ultraderecha en nuestros países. Y se lo dice a las tres personas que, ya en edad de ser abuelas, pueden entender la cuestión: Angela Merkel, Christine Lagarde y Ursula von der Leyen.
Así como aquí los recortes y el flujo de dinero público salvaron a los bancos europeos en detrimento de los servicios esenciales y aún no se sabe, exactamente, que parte de ese monto volverá al Estado –o si, simplemente, volverá–, también sería bueno conocer donde ha ido a parar el dinero de la deuda argentina. De momento, solo se ha creado una auditoría. La Justicia, en el caso de Fondo Patriótico de las Malvinas, nunca llegó a nada.
En Rosario, la asociación de excombatientes de la guerra de Malvinas lleva tiempo cocinando y repartiendo raciones de comida para la cena de personas en situación de calle. Tienen ayuda de la Municipalidad y otras organizaciones. Si prospera en el país la legislación de Larreta, ¿también le exigirán el permiso a los indigentes de la tercera edad que salen a buscar un plato de comida?
Este es un buen momento para volver a ver el documental de Ken Loach, El espíritu del 45, en el que se cuenta como, después de la guerra, el laborismo inglés desarrolló el Estado de bienestar y, posteriormente, fue desmantelado por Margaret Thatcher, la abuela que aquella noche, en Londres, vi a la distancia, enferma, perdiendo el recuerdo de su obra en la oscuridad de la memoria. En la oscuridad de todos los perdedores.
MR/FeL/FF