OPINIóN
Formosa II

El despertar de una provincia

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Gobernador. Gildo Insfrán lleva más de 25 años como gobernador formoseño. | cedoc

Formosa es noticia por una sucesión de hechos repudiables de maltrato a sus ciudadanos, cuya máxima expresión alcanza la restricción de ingreso a sus residencias, en el marco de las medidas adoptadas para combatir la pandemia de covid-19. Las imágenes llegaron a escandalizar a diferentes organismos de derechos humanos pero no generaron protestas locales de magnitud en la provincia. Hasta entonces, la población seguía sumida en el silencio frente a Gildo Insfrán, que lleva más de 25 años en el poder. Salvando las consideraciones de orden político y de calidad institucional sobre lo saludable que resulta la alternancia política para consolidar valores de intercambio en democracia, veamos la protesta, algo habitual en las metrópolis. En Formosa cobra un valor diferente si consideramos que hace cinco décadas nadie se quejaba de nada.

Rara vez se destaca por desarrollos científicos o productivos o por su centralidad turística. A diferencia de la emergencia local a nivel federal, su territorio es un espacio donde –hasta ahora– nada se disputaba. El uso de los espacios es legítimo solo sí lo ocupa la “voz” oficial. Sin grupos en desacuerdo, el único principio moral que orienta las acciones públicas es el impuesto por la gobernación. Esto hace que rara vez conectemos con la multiplicidad de graves y urgentes problemas que la acechan. Primero, más de la mitad de la población no alcanza un salario mínimo y/o es víctima de abusos de poder. Segundo, problemas graves en el sector productivo donde la ausencia de un proyecto de desarrollo local y soberano hace a la provincia vulnerable en términos de relaciones de poder y apropiación de recursos en los territorios. La actividad comercial es la principal fuente de trabajo. Las desigualdades para el uso y la apropiación de los espacios detonaron cuando las personas se vieron en la miseria absoluta. Tercero, la ausencia y/o debilidad de servicios educativos en un marco federal donde se invoca la innovación pedagógica. No hay escuelas públicas donde los docentes tengan oportunidad de enseñar a dudar, a confrontar ideas, a producir poder contrahegemónico. La única universidad nacional (UNAF) reproduce relaciones de poder dominante y muestra una floja presión sobre los problemas de su comunidad. Valores contrarios a las conquistas de autonomía y libre transmisión de saberes, logradas en la denominada Reforma Universitaria de 1918. Todo esto contribuye a la debilidad de sus instituciones públicas y se transmuta en una ordenada reproducción del orden social dominante. Allí donde los gobernantes piden “manifestaciones pacíficas” hay ciudadanos con hambre, sin ventanillas de atención gubernamental ni rendición de cuentas de sus gobernantes. Finalmente, no se puede perder de vista la plena vigencia de una matriz patriarcal, cuestionada como modelo a nivel global pero que aquí es escasamente problematizada.

Hoy es un espacio de voces en disputa. La disputa por el espacio público tiene epicentro en la ciudad, y es por tanto una disputa desde el espacio urbano. Esto va configurando y articulando a las personas más allá del espacio, generando colectivos que se van transformando con el tiempo y que van realizando demandas.

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Desde 1995 Formosa es un riñón de poder para el Ejecutivo central, por su capacidad de movilización y la facilidad para manipular voluntades a través de votos. No obstante, el devenir de procesos de cambio tecnológico y social lo yuxtapone al avance de nuevas generaciones. El uso de redes sociales y la movilidad estudiantil hacia otras instituciones de nivel superior multiplicaron las relaciones y constituyen importantes vectores de transformación. No siempre la política de contienda electoral puede contener los marcos de transformación global. Hoy los ciudadanos de Formosa se apropiaron del territorio para interpelar medidas que consideran inconsultas o un avance más hacia la pérdida de libertades. El cambio es liderado por jóvenes mujeres motivadas por la búsqueda de nuevos horizontes.

*Politóloga e investigadora en Conicet.