OPINIóN
Análisis

El discurso del odio: un dilema para la interpretación

El discurso del odio se ha convertido en una situación difícil de manejar, las noticias falsas, los ataques, los trolls y los bots son jugadores que no habían entrado en escena cuando se constituyeron nuestros derechos básicos de libertad de expresión.  

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La manifestación del odio | Unsplash / Markus Spiske

El discurso del odio se ha convertido en una situación difícil de manejar, las noticias falsas, los ataques, los trolls y los bots son jugadores que no habían entrado en escena cuando se constituyeron nuestros derechos básicos de libertad de expresión.  

Como punto de partida cabe recordar que expresarse sobre cuestiones de interés público es esencial para mantener en la sociedad un debate informado, dinámico y crítico. Es por ello que el derecho a la libertad de expresión protege, incluso, mensajes y declaraciones que ofenden, escandalizan o molestan. 

Heterogénesis del ‘discurso del odio’

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Si pensamos en los límites de la libertad de expresión, es inevitable acordarse de la famosa cita: Detesto lo que piensas, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo. Frase de la escritora británica Evelyn Hall extraída de su obra “Los amigos de Voltaire” del año 1906. 

Ahora bien, en el mundo de la interpretación multilingüe esta idea es central ya que el rol del intérprete es ser un canal neutro para trasmitir las ideas, conceptos y palabras tal cual fueron emitidas. Pero rápidamente frente al contexto actual que vivimos surgen las preguntas ¿Cómo se transmiten los comentarios xenófobos, racistas y discriminatorios? ¿Qué hacer si hay un insulto? ¿Qué hacer frente a las discusiones, debates con tonos agresivos?  

¿Debería ser censurado? ¿Diluido? ¿Interpretado simultáneamente en el mismo tono? 

Muchos son los interrogantes que se le abren a la labor del intérprete ya que tomando la idea también presente en Merriam Webster que sostiene que un intérprete es un canal natural a través del cual se transmite un mensaje sin omisiones ni distorsiones, su tarea sólo estaría reducida a replicar, en el caso que así fuese, la violencia en el mensaje. 

Al respecto, la presidente de la firma Stillman Translations y experta en interpretación multilingüe, Carolina Li Gambi señala: "Las normas de traducción que estipulan la invisibilidad y la imparcialidad de los intérpretes son ampliamente respaldadas. Sin embargo, en la práctica, cuando se tratan de discursos de odio e insultos, algunos estudios sobre interpretación simultánea en el Parlamento Europeo han demostrado que los intérpretes emplean algunas estrategias para mitigar los actos amenazantes".

El discurso del odio nació en 1810

Otro punto a tener en cuenta es lo cultural, que es central a la hora de interpretar. Diferentes costumbres y expresiones pueden dar lugar a malentendidos y falta de comunicación. Es importante que los intérpretes conozcan la cultura del idioma de origen y de destino. Hay que tener en cuenta que la interpretación siempre es una responsabilidad.